- Se puede tener la idea que se quiera de los Estados Unidos, de sus gobiernos y de sus habitantes, pero es imposible desconocer que a pesar de todos los vaticinios y realidades siguen siendo la primera potencia mundial. Una prueba (solo una), es cómo convirtieron la tragedia de un símbolo (World Trade Center), en una alegoría de lo que siempre han enarbolado y cumplen únicamente de puertas hacia adentro: la libertad.
- En apenas ocho años y con una inversión de alrededor de 4.000 millones de dólares, levantaron sobre las ruinas del derruido Centro Mundial de Comercio en Manhattan, la Torre de la Libertad (Freedom Tower), una mole de arquitectura posmoderna que como todo en ellos pareciera estar pensada para impactar y ratificar que siguen siendo los amos del mundo y que en ninguna parte se mueve tanto dinero como en su centro financiero, la Bolsa de Valores: 500 millones de dólares por minuto.
- Ubicado en la Calle Fulton 285 con West Street todo allí está milimétricamente pensado para recordarle al mundo que el 11 de septiembre de 2011 fueron víctimas del inicio de la Guerra de Civilizaciones y que pueden sobreponerse a cualquier enemigo. Está por encima del 432 Park Avenue (un rascacielos residencial de arquitectura simple y delgaducha) y del emblemático Empire State Building, que fuera por más de cuatro décadas el edificio más alto del mundo.
- El monumento a las más de 3.000 víctimas –más que el museo Memorial ubicado en el mismo espacio que ocuparon las torres originales– es sobrecogedor. Un foso en mármol negro cuya profundidad no se percibe desde los costados pero que es de 9 metros y sobre el que se vierten cascadas silentes que arropan el nombre de los allí fallecidos. La sensación: un agujero negro del cosmos en la tierra, el foso más profundo del océano en el cemento o el más oscuro episodio de la modernidad.
- En un costado de la llamada Zona Cero la policía vigila con especial atención un árbol Peral de Callery. Aunque hay más de 400 sembrados en el lugar y varios nacidos de las semillas del mismo, éste fue el único que sobrevivió a la catástrofe. Una ardilla lo recorre sinuosa mientras dos oficiales piden a varios turistas retirarse del lugar pues comienza a caer la noche del verano a eso de las 9:00 p.m. y el símbolo del renacimiento es intocable. Fue prácticamente resucitado en el vivero del Bronx.
- Además de la arquitectónica que ya es rigurosa, la seguridad de la zona llega a ser por momentos tortuosa, pues si bien es uno de los lugares más visitados por los 50 millones de turistas que recorren Nueva York cada año, el turista es auscultado como si fuera un Osama Bin Laden en potencia. El ingreso es ordenado y convertido en un espectáculo sobrio digno de un funeral de Estado. Un paisa (con camiseta de la selección Colombia y carriel) es retirado del lugar por reírse a carcajadas y en un español perfecto un oficial le dice: “Aquí también murieron 18 colombianos”.
- Los paneles de acero inoxidable y vidrio resistentes a explosiones que recubren el edificio visible desde los más diversos puntos de Manhattan (la ciudad, como le dice los ‘niuyoricans’), dan cuenta de las medidas extremas de seguridad en las que no escatiman esfuerzos ni recursos, porque no descartan otra situación similar a la acontecida hace 22 años. Para hablar en términos latinos, hispanos o muy colombianos: el que la debe la teme.
- Como ocurrió con la isla donde se levanta la Estatua de la Libertad, con la tierra y rocas excavadas durante la construcción del Metro en el sector de Manhattan, con las del nuevo Word Trade Center se construyó el Battery Park City. Un complejo arquitectónico que le quitó espacio al Río Hudson y que estaba conformado por viejos muelles abandonados tras el auge del transporte aéreo, utilizados para grabar escenas de las películas gringas de pandillas japonesas o chinas donde los malos siempre son los descendientes de las víctimas de Pearl Harbor, Hiroshima y Nagasaki.
- Con la antena en su cúspide la torre alcanza 1.776 pies altura que simboliza el año en que se firmó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Es un poco más de medio kilómetro hacia las nubes (541 metros) que lo convierten en el rascacielos más alto del hemisferio occidental y en el tercero del mundo. Luego de 9 años de su inauguración, aún hay críticos que la llaman “The Fear Tower” (La Torre del Miedo), porque aseguran está más inspirada en el tenor que en la libertad.
- La estación del Metro contigua la PATH (Autoridad Portuaria Trans-Hudson) es la ratificación de la magnificencia, la imponencia y la arquitectura. No es un terminal, es un monumento. Una impactante construcción que se ha rehecho varias veces en un siglo –desde 1909–, y si bien no alcanza la iconicidad de la Gran Estación, araña su fastuosidad desde el modernismo. Sólo la actualización de su señalización costó 500 millones de dólares y aun así hay gente de varios lugares del mundo perdida todos los días dado su tamaño y complejidad. Sólo en Queens, el más grande los distritos de Nueva York, se hablan 170 idiomas.
- Una pequeña cruz construida en acero tan brillante como retorcido con la inscripción 9/11 Cross a symbol of hope (La cruz del 11 de septiembre es un símbolo de esperanza) en uno de los costados del complejo, resume todo lo que pueda decirse en esta nueva conmemoración. En un texto más elaborado y el él se leen palabras como esperanza, frases como el viaje de la vida y la muerte, reflexiones en torno de la inocencia de las víctimas, la importancia de homenaje y el arrojo de los valientes para que otros vivieran. En suma, un monumento escrito en medio de tantos visuales, para que sean conscientes de quienes son y de quiénes eligen ser.
*Fotografías del autor
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