El día sábado 29 de julio de 2023, falleció al norte de España una mujer migrante colombiana. Alba, una mujer de Puerto Tejada (Cauca) trabajaba como interna en un pueblo de Oviedo, Principado de Asturias. Había llegado en el mes de noviembre del año pasado, como la inmensa mayoría de migrantes colombianos en los últimos 7 años.
El mismo día de conocer la noticia de que Alba había tenido un paro al corazón, y se estaba buscando a personas, familiares o allegados que la conocieran para que se hicieren cargo de ella, otro caso de extrema gravedad ocurría en Valencia.
Liliana, una mujer de 30 años, con un 75% de discapacidad y con movilidad reducida, era víctima de una agresión sexual en la casa donde tenían alquilada una habitación. El agresor, un colombiano pareja de la titular del apartamento que, aprovechándose de la vulnerabilidad y de su discapacidad, intento agredirla sexualmente. Su madre, de quien no se ha separado en toda su vida, estaba trabajando como cuidadora de una mujer adulto mayor en el centro de la ciudad.
| También le puede interesar: ¡FALSO! No es posible adquirir la nacionalidad española si el solicitante tiene ciertos apellidos
Y estos dos casos, son la punta del Iceberg, de las realidades sociales que tienen miles y miles de ciudadanos colombianos que han tomado la difícil decisión de dejar su país y tratar de buscar alternativas para mejorar su calidad de vida.
Para mi es doloroso escribir en el marco actual de un gobierno que está iniciando un proceso de cambio en mi país, pero que por las mismas condiciones políticas tradicionales que aún existen, no ha sido posible iniciar ese gran cambio que Colombia necesita.
Esta ha sido la gota que lleno el vaso.
Mientras la actual representante a la Cámara por la Comunidad Colombiana en el exterior, Carmen Ramírez Boscán y su equipo de trabajo están pendientes de gestionar otro tipo de procesos, que nada tienen que ver con lo que está pasando en los servicios consulares, el reconocimiento de una población abandonada y sin ninguna representación ante el estado, los millones de colombianos trabajadores, muchos en alto riesgo de exclusión social, están sin ningún apoyo, ni ningún reconocimiento y menos en la visibilidad de un estado que históricamente ha sido indolente con su migración.
Por eso esta serie de escritos, no solo por medio de esta casa periodística que nos ha abierto las puertas a muchos, sino por diversos medios alternativos de comunicación, ya que los colombianos en el exterior, sus luchas, sus dificultades, sus sufrimientos no son de interés para las grandes cadenas generalistas, salvo cuando pasan cosas malas. Junto con otros actores sociales, ya llevamos más de 14 años de trabajo, tratando de visibilizar a nuestro colectivo. Desafortunadamente hemos escogido mal desde que se puede votar en el exterior y han llegado personas que desconocen estas realidades sociales y económicas de la migración, pero lo peor de todo, es que pareciera que carecen del mas mínimo sentido social.
Han llegado y aun así, siendo honestos y un tanto ingenuos, que desde los colectivos y agentes sociales, se les hayan aportado en ideas, trabajo de construcción con la comunidad, alternativas serias de proyectos para presentar y mejorar así la calidad de vida de los trabajadores colombianos en el exterior. La verdad sea dicha, desde esta orilla, ninguno ha sido respetuoso con esos aportes y sí han hecho algo desde el Congreso, ha sido porque la presión social ha obligado a que se presenten estos proyectos.
Los aportes
Se han venido presentando aportes de construcción colectiva desde el año 2015. Se han realizado dos audiencias públicas (Una con el actual ministro del interior, Luis Fernando Velazco Chávez, el ex senador Iván Marulanda y una segunda audiencia pública el grupo legislativo de las FARC) donde solicitamos el reconocimiento del Hecho Migratorio Colombiano, y de igual manera, que la comunidad colombiana residente en el exterior sea reconocida como sujeto político de derechos. Esto no es nada nuevo, lo venimos pidiendo desde el año 2014.
Hemos solicitado que se reglamente de manera efectiva el Fondo Especial para las Migraciones, con el objetivo de tratar casos de extrema vulnerabilidad, como son el caso de Alba (fallecida) y de Liliana (Con movilidad reducida y víctima de violencia sexual en España) y puedan tener un trato digno, ya que ellas son parte de un desplazamiento, al no poder encontrar en su país alternativas para desarrollar sus proyectos de vida.
Si bien es cierto hoy hay más posibilidades de que se generen cambios al interior del Estado y del país, es precisamente hoy que se debe demostrar que hay voluntad política para que la migración colombiana, ese más del 10% de la población que aporta 9428,81 millones de dólares al año 2022, es decir el segundo ingreso más importante para la nación, aportes estos destinados en su inmensa mayoría para el sostenimiento de las familias, compra de viviendas y que generan dinámica económica y social en Colombia, tengan un apoyo digno frente a las realidades sociales de mujeres como Alba, y como Liliana.
¿Hasta cuándo esta desidia, Carmen Felisa Ramírez Boscán y Gerardo Cajamarca?
¿Hasta cuándo Yolanda Villavicencio, se creará la Mesa Nacional de la Sociedad civil para las migraciones?
¿Cuándo presentarán el proyecto para que la Colombia Migrante, llámenla como quieran, sea sujeto político de derechos?
Hoy escribo con un corazón destrozado ante tanta ignominia con la comunidad colombiana residente en el exterior. Mi lucha y mi trabajo siguen, no me voy a dar por vencido, gobierne quien gobierne.