En el entretiempo del partido contra la Real Sociedad James Rodríguez salió cambiado por Modric. Algunos decían que había sido una lesión, otros que Zidane lo había sacado por una decisión táctica. La verdad es que a nadie le importó. Ni Zidane dijo algo ni se emitió un parte médico. Por ahí un periodista en Marca escribió que había tenido un fuerte golpe en la cadera. La verdad es que desde que se acabó la Copa del Rey para el Madrid, James ya no tendrá más minutos esta temporada, una tragedia absoluta para él y para la selección de cara a la eliminatoria que se avecina.
Desde ese día James no se entrena con el equipo y en España eso no le importa a nadie. Lo que si es seguro es que está firmando su peor temporada desde que llegó en junio del 2014 como una de las grandes figuras del deporte mundial. En Madrid ya James puede desplazarse como cualquier turista, nadie lo detiene para tomarse una foto, nadie que no sea colombiano. No lo odian porque es buen muchacho, simplemente lo ignoran y eso, para una estrella de sus kilates, es una tragedia.
James se irán de Madrid en junio, depreciado, despreciado y otra vez viendo a ver quien lo recibe en préstamos. A los 29 años ya parece un exjugador. En los partidos de Liga, si le va bien, será llamado a integrar el banco de suplentes y en Champions ni aparecerá. La depresión lo consume y las ganas de cambiar su historia. El desquite solo le llegará en junio cuando lidere la ofensiva colombiana que espera ganar, por segunda vez en su historia, la Copa América.