El Oleoducto al Pacífico (OAP) es un megaproyecto que transportará diluyente desde Buenaventura hasta la cuenca sedimentaria Llanos, para sacar petróleo pesado desde el Meta, Caquetá, Tolima, Huila, Valle del Cauca. Tendrá 780 km de longitud, de los cuales serán 25 km mar adentro en el Pacífico. Las regiones afectadas serán Orinoquia, Amazonia, Andina, Pacífica.
En el Auto 1234 de 4 de abril de 2014, el ANLA seleccionó la alternativa 1 y estableció términos de referencia para el estudio de impacto ambiental. Existe un concepto negativo de Parques Nacionales para el ramal Tapir del OAP, ya que pasará por el Parque Nacional Natural Picachos.
El OAP será construido por la empresa Oleoducto al Pacífico SAS, conformada por las empresas Enbridge Inc (canadiense), Cénit (sociedad comercial colombiana filial de la compañía Ecopetrol), Pacific Rubiales Energy Corp (canadiense), Vitol Group (holandesa con sede en Suiza), Transportadora de Gas Internacional - TGI S.A. ESP (filial del Grupo Energía de Bogotá), Cerrito Capital (tiene como socios, entre otros, a Luis Ernesto Mejía y Manuel Maiguashca, exministro y exviceministro de Minas y Energía).
Surgen muchas preguntas por parte de las comunidades y habitantes de las áreas de influencia del proyecto de interés nacional OAP ramal Tapir. ¿Qué pasará con los habitantes de las áreas de influencia?, ¿cómo serán los procesos de servidumbre en el entendido de que muchos no tienen escrituras?, ¿qué pasará con las fábricas de agua por las cuales pasará este oleoducto?, ¿qué pasara con la fauna?, ¿la construcción del oleoducto será una interrupción entre ecosistemas como páramos, corredores biológicos de flora y fauna?
Lo que queda en el territorio son las inequidades y los efectos socioambientales. Además, del resultado de estos proyectos siempre se benefician unos pocos y quedan divisiones entre las comunidades y las organizaciones.