Cuando Olena Zelenska se acostó el 23 de febrero nunca imaginó que no volvería a dormir al lado de su marido durante varios meses. El miércoles 24 los ucranianos se despertaron con el anuncio de una invasión rusa. “Los tanques cruzaron la frontera con Ucrania, los aviones entraron en nuestro espacio aéreo, los lanzadores de misiles rodearon nuestras ciudades”, narró en una carta abierta la primera dama. Desde entonces, tuvo que moverse de refugio en refugio con sus dos hijos, Oleksandra (18) y kyrylo (9) mientras las tropas del Kremlin desplegaban tanques en una fila de 8 kilómetros para invadir Kiev y ella era marcada como objetivo dos, después de su esposo, el presidente Volodímir Zelenski.
La invasión planeada por Vladimir Putin sería exprés. Un monumental despliegue militar hacia la capital, detrás del “zar” ruso cuyo rival era un cómico ucraniano. La estrategia del Kremlin fue fallida. Los tanques mal parados no fueron capaces de contrarrestar el coraje de los soldados de Ucrania y el cómico que tres años antes se había tomado la feliz foto de familia con la cara pintada de superhéroe, asumió su papel y se convirtió en uno de ellos. Hoy es “El hombre del año”. De la revista Time y de millones en el planeta.
Tres años antes de la guerra, cuando el superhéroe era de ficción
Son diez meses de una guerra cruel. “Estos han sido los meses más horribles de mi vida, y de la de todos los ucranianos”, dijo Olena en su lengua natal. Detrás de Volodímir ahora y siempre ha estado ella. Desde los primeros bombardeos. “"Hoy no tendré pánico ni lágrimas. Estaré tranquila y confiada. Mis hijos me miran. Estaré junto a ellos. Y al lado de mi marido. Y contigo", escribió entre el ruido ensordecedor de los proyectiles. Ambos tienen el mismo coraje, los mismos 44 años, nacieron en la misma gran ciudad del centro de Ucrania, Kryvyi Rish.
En la universidad, a los 17 años, se hicieron novios. Él estudiaba Derecho, ella Arquitectura. Ambos dieron vuelta hacia la comedia satírica. Recién casados en el 2003, en Kiev fundaron Kvartal, una de las más grandes productoras de televisión de habla rusa y ucraniana del mundo. Él fue presentador y hasta humorista, ella escribía los guiones. En la sátira Servidor del pueblo, encarnó a un honrado maestro que ganaba las elecciones tras convertirse en una estrella de las redes sociales. Todo un éxito entre 2015 y 2019, cuando la realidad superó a la ficción y fue elegido presidente representando al partido político que había fundado con el mismo nombre de la serie de televisión. Ella se había enterado por las noticias que él entraba a la política. Simplemente, él dijo que había olvidado decírselo.
Una historia de amor desde los 17 años
Eran los días felices. En el primer año de gobierno, Olena trató de mantener un bajo perfil que tuvo que olvidar con el aullido del primer bombardeo. Ha dicho que uno de los momentos más terribles de la guerra terrible fue ese de cuando el ejército ruso estaba cerca de Kiev, la ciudad estaba rodeada y había mucho riesgo de que entraran. Era el miedo. El miedo de perder los amigos. El miedo de morir. Después, lo que es el día de la “marmota”, simplemente esperando que se acabe. En el búnker, sin que los hijos puedan ver a su padre, ayudando a los estudios y lidiando las dificultades de que se caiga la señal de internet, con alarma antiaérea incorporada al celular, que la hija adolescente no pueda ver a sus amigos y que quizá no pueda entrar a la universidad.
Olena Kiyashko — su apellido de soltera— tuvo que estrenar protagonismo, con el correr de los meses y la guerra. El 8 de mayo, Día de la Madre, reapareció ante las cámaras frente a Jill Biden, la primera dama de Estados Unidos en una escuela pública que funcionaba como refugio para ucranianos desplazados del oeste. Los ucranianos constataron ese día que Zelenska no había huido del país y que ahora era para ellos, un actor de primera línea, un faro en las horas oscuras.
Dos meses después estuvo en Estados Unidos. Ante el Congreso, pidió armas. Ese 21 de julio se plantó ante los congresistas y dijo: “Estoy pidiendo algo que nunca habría querido pedir: pido armas, no armas que se vayan a utilizar para librar una guerra en tierra ajena, sino para proteger el propio hogar y el derecho a despertarse vivo en ese hogar”. Ante ellos estaba escribiendo uno de sus guiones más importantes, que complementó con las imágenes de una pequeña niña, Liza Dmitrieva, que había conocido y que murió en un ataque ruso en Vinnytsia, en el centro de Ucrania.
Olena Zelenska, la primera en contar el lado humano de la guerra
No todo ha sido bien visto en ese huracán de la guerra. Haber aceptado el reportaje de la revista Vogue, de la que fue portada, fue un coctel de guerra y moda que no funcionó. Las bellas fotos de la prestigiosa Annie Leibovitz no pudieron aplacar la ola de críticas, entre las del gobierno ruso que calificó de “podrida” la imagen de Volodímir Zelensky.
Si el reportaje de Vogue no funcionó, la ayuda de las primeras damas sí. Brigitte Macron, esposa del presidente de Francia, se ha centrado en el tratamiento a los niños enfermos de cáncer en Francia, Ágata Duda ayuda a los refugiados creando espacios para que los niños puedan leer libros en ucraniano. Ahora el foco está en la salud mental. Olena se ha apoyado en las primeras damas de Estados Unidos e Israel, que tienen experiencia en el tratamiento postraumático de familias que han sufrido guerras. Cien psicólogos han recibido educación on line y 25 más lo harán de manera presencial para formar luego a otros en Ucrania.
La guerra no ha dado tregua. Y tampoco lo hará este fin de año, donde se mezclan drones, bombas e invierno inclemente. Rusia ya ha lanzado varios ataques contra áreas e instalaciones civiles como centrales eléctricas y obras hidráulicas. para quitarles el calor a los ucranianos donde la temperatura promedio en enero es de -3,8 grados centígrados y por la noche de -6,1. En Kiev las temperaturas ya están descendiendo hasta el punto de congelación.
Si lo que viene es durísimo, para Olena “quizás lo más aterrador y devastador son las bajas infantiles. Alice, de ocho años, que murió en las calles de Okhtyrka mientras su abuelo intentaba protegerla. O Polina, de Kiev, que murió en el bombardeo con sus padres. Arseniy, de 14 años, fue golpeado en la cabeza por los escombros y no pudo ser salvado porque una ambulancia no pudo llegar a él a tiempo debido a los intensos incendios". Dijo en su carta abierta. Y alzó la voz indignada en la entrevista de El País: “No parimos hijos para esconderlos en los sótanos de los misiles rusos”.
Esta noche, el última del 2022, Olena Zelenska, despedirá el annus horriblis en el que fue primera en hablarle al mundo de la experiencia humana de la guerra.
Le puede interesar:
La dupleta ucraniana encargada de detener al violento general ruso Dvornikov