Parece que el tiempo arrojara ráfagas que llegan a las playas del presente y borraran las huellas de los sucesos cercanos. En tiempos recientes tocó a estas latitudes la espuma de la marea de invasión de los rusos a un país casi desconocido como es Ucrania. Y con esa ola parece que se esfumó de la memoria la pandemia.
Pero pronto cuando llegan noticias de lo que sucede en los bombardeos de las tropas rusas contra la lejana Ucrania viene, sobre el arenal de la actualidad, los procesos electorales para resucitar la desacreditada democracia. Y la guerra desaparece de la prensa, de la radio, de la T.V. pues lo esencial es el proceso electoral, con las encuestas, las expectativas, la manipulación como aquella: “Si no quiere perder la casa vote por el no sé qué”, pues parece que la amenaza del castrochavismo se ha ido al suelo con los cambios e intereses del Uncle Sam, por el petróleo del subsuelo del país vecino.
Y se vive en la vitalidad de la última oleada que va dejando en la playa del olvido los acontecimientos que llegan desde otros meridianos y latitudes. Y se va borrando, de los comienzos del año 2021, la invasión de los bárbaros ingresando al capitolio para imponer a gritos, patadas y puños al truhan que se empeñó en decir que hubo fraude electoral porque en las elecciones votaron aquellos que hasta ese momento no podían votar. Mas una nueva ola trajo al espacio público la reforma tributaria.
Protestas, alzamientos, bloqueos de vías y, el embate de represión contra “esa clase de delincuencia”, según las autoridades de este territorio. Más cuando, en la mayoría de las ciudades se hablaba de exaltados, vándalos, quemas, pedreas y bala la marejada llegó de Haití para desviar la mirada. Y entonces comenzó a verse la lluvia de fotos en blanco y negro, de como un comando, que no eran los Siete del patíbulo, llevaron a cabo, una operación, con el problema que fueron sorprendidos. Hasta la cárcel donde se encontraban viajó la vicepresidenta para llevar el agua de socorro de los derechos humanos, dado que ellos los asesinos estaban muertos de sed de justicia.
Pero por allá en agosto llegaron los vientos de los Pandora papers, y pronto se dijo que sacar los capitales del país y arrojarlos a los paraísos fiscales no es delito. Hubo necesidad de cambiar la noticia con la arremetida de la tercera ola de la pandemia, a pesar de los esfuerzos para que la gente se aplicara la vacuna y, de cómo arreglar la economía de los poderosos mediante los días sin iva. Y el alud de acontecimientos que arrasan la vida ha estado acompañado por la quiebra de las empresas prestadoras de salud
Y así se arribó a las orillas de las costas del año nuevo donde el oleaje deja limpias las playas de la memoria para instalar las lecciones del presente y, en espera del nuevo torrente.