En Brasil algunos se refieren a él como “filósofo”, “escritor”, “intelectual” y otros “profesor”, así que cuando escuché por primera vez hablar de aquel personaje sentí curiosidad. Sin embargo, con solo investigar un poco, escuchar sus retahílas, su argumentación y su biografía llega uno a la conclusión inequívoca de que es un charlatán y que usar las expresiones escritas inicialmente es un insulto a la memoria, la inteligencia, la disciplina y la rigurosidad con que muchos hombres y mujeres se emplearon y se emplean para merecer tales distinciones.
Vamos a ver:
Filósofo viene del latín philosophãri y este a su vez del griego φιλοσοφεῖν philosopheîn que significa en palabras sencillas, el discurrir y meditar sobre algo, siempre apegado a la sabiduría y la razón. Ahora bien, intentar comparar argumentos lógicos de Filósofos contra los de aquel señor, aunque lo intente, no es lógico, ni respetuoso con los Filósofos y los formados en filosofía.
Escritor se podría decir que cualquiera puede serlo, pues consiste en el uso de las palabras escritas para comunicar ideas, aunque esa sería una interpretación simplista del término. Usted puede escribir un artículo o un libro, pero ser escritor es otra cosa. Los escritores normalmente han dejado una gran impronta sobre la cultura y el pensamiento. ¿Podríamos comparar a este señor con un escritor de filosofía, que es lo que dice que escribe? La verdad es que no. Si no es un filósofo, difícilmente será un escritor filosófico.
Intelectual se dice de la persona dedicada al estudio y la reflexión. Tiene un aspecto positivo, en cuanto que le atribuye al denominado como tal, una gran inteligencia y saber. Ahí volvemos a lo mismo ¿podemos comparar a aquel señor con alguno de los intelectuales actuales? La verdad es que no, pues los personajes reconocidos intelectuales han hecho un esfuerzo impecable en su vida para realizar grandes aportaciones al pensamiento humano, basándose en el estudio, la lógica y la razón, a diferencia de este personaje basado en supuestos de la conspiración.
Por otra parte, algunos le dicen profesor y esto como el lector ya puede inferir es un insulto a la profesión y el esfuerzo de los educadores. Quizás este hombre se dice profesor para sentirse con un mayor estatus, aunque lo más cercano que estuvo de serlo fue cuando colaboró en un curso de extensión universitaria sobre astrología. Sí, he escrito bien, astrología. La podemos definir a modo de una práctica de “adivinación” basada en la posición de los cuerpos celestes. Es eso que hacen los que escriben el horóscopo en los periódicos o leen el tarot y esas cosas que afirman poder predecir la vida y la personalidad de la gente.
Habiendo descartado, lo de filósofo, escritor, intelectual y profesor, me surgió la pregunta ¿quién es este personaje al cual consulta Bolsonaro? Al principio intenté por la definición de brujo, pero esto tampoco parece ser adecuado, pues hay brujos que se lo toman muy en serio, estudian una serie de rituales antiguos, los siguen a la perfección y tienen todo un desenvolvimiento espiritual algo extraño, además de su indumentaria, para según ellos contactar con potencias espirituales superiores o que habitan en otros mundos diferentes al nuestro. Así que brujo, hechicero, médium o chamán entre otros, también se fueron descartando. Este hombre no representa con fidelidad a esta gente y sus creencias espirituales.
Quizás sea un astrólogo, pero ¿Cómo son los astrólogos ahora? Ese fue otro problema pues hay una gran cantidad de ellos. Muchos con programas de televisión y radio en donde captan incautos para que paguen fortunas a cambio de escuchar cualquier tontería. Estos astrólogos son más bien charlatanes y embaucadores, muy diferentes a aquellos personajes del siglo XVI o de otros que vinculan el estudio de las estrellas con cuestiones espirituales. Así mismo, aunque este personaje coincide en hablar tonterías y embaucar, hay una diferencia con los “astrólogos” pues no hace predicciones con las cartas del tarot y esas cosas. Entonces la conclusión salta a la vista. Es simplemente un charlatán.
Un charlatán que habla de todo con un desconocimiento aberrante y una pose de “autoridad” que es insultante a la inteligencia. Por ejemplo, desde su absoluta ignorancia y sin ningún tipo de titubeos este personaje parlotea de temas como el Bosón de Higgs, hasta cómo se usan células de fetos abortados como endulzantes de bebidas y de consejos para evitar la impotencia sexual. Pero bueno, charlatanes y embaucadores han existido por siempre y seguirán existiendo. Ahora bien, que le hable al oído al presidente de un país que es el quinto a nivel mundial en extensión territorial y el séptimo en población con 209 millones de habitantes según datos de 2019 es sin duda alguna una desgracia.
Que un presidente se asesore y consulte un individuo como este no solo deja mucho que desear del nivel político, sino que es una muestra de incompetencia, ignorancia y hasta puede ser de desequilibrio mental. Pero además que un gran número de personas crea las locuras de esos señores y llamen a aquel charlatán de “el más grande filósofo de Brasil” demuestra la ignorancia, la superstición y la mediocridad a la que han sumergido a ciertos sectores de la población. Basta con ver que sus vídeos en YouTube están dentro de la categoría de comedia, pero a pesar de ello algunos creen en tales disparates que dice aquel personaje.
Un presidente que consulta un astrólogo y charlatán de la conspiración no es alguien de fiar. No. Sin embargo, creo que, si bien hay un número considerable de gente manipulada por las “teorías” de este señor, es mayor la cantidad de brasileños que se forman día a día, que leen, que cuestionan y que sobre todo tienen el deseo de ver nuevamente a su país volver a la senda del progreso, por lo tanto, no me cabe ninguna duda que sacarán del gobierno a aquellos personajes vergonzosos.