En el año 2018, una investigación de las autoridades chinas evidenció la adulteración de vacunas y la falsificación de datos en la empresa Changsheng Biotech, arrojando la captura de 16 directivos por el uso de sustancias caducadas en 113.000 vacunas liofilizadas contra la rabia en humanos; la misma empresa ya había sido investigada por falencias en la producción de 250.000 inyecciones contra la difteria, la tosferina y el tétano.
Colombia es 26 en la lista entre los países más afectados por adulteración y falsificación de productos, entre ellos medicamentos, y solo de Asia llega mercancía de contrabando por un valor anual a los USD 1.500 millones, aprox. En los últimos años las autoridades han desarticulado más de 16 estructuras criminales dedicadas a la fabricación y comercio ilegal de farmacéuticos y en un año se ha incautado hasta 4.6 millones de dosis, entre ellas vacunas. En Medellín, esta semana la Secretaría de Salud de Antioquia cerró un laboratorio que expedía pruebas covid-19 falsas a 80.000 pesos cada una.
Estudios de la Universidad Johns Hopkins y Bloomberg califican mal a Colombia por el manejo de la pandemia y somos el único país de la OCDE sin vacunas, lo que tiene al Gobierno bajo fuerte presión en medio de agudas críticas. Contrario ocurre en el vecindario, Ecuador, México, Chile, Perú, Bolivia, Argentina y Costa Rica ya disponen de la vacuna y avanzan exitosamente en su aplicación. Toda Colombia está a la expectativa del cronograma anunciado por el gobierno a partir de febrero con 35 millones de dosis y ojalá en la primera fase, al lado de los profesionales de la salud, se incluyan a los policías y soldados de la patria como ocurre en Europa y EE. UU. Oficios imprescindibles en las guerras y en las pandemias.
La ciudadanía se mueve entre la incertidumbre de aplicarse o no la vacuna. Las últimas encuestas indican que 5 de cada 10 estadounidenses no lo harían, en España 3 de cada 10 y en Colombia 4 de cada 10. Esta tendencia se reduce a medida que comienza la vacunación, sin embargo también crecen especulaciones, desde creencias religiosas, alteración del ADN, hasta la implantación de microchips. Israel ya ha vacunado el 39 % de la población, y de una muestra de 126.000 solo 20 se han contagiado de nuevo; Estados Unidos el 23 % y UK el 10 %. Hay en lista 240 experimentos en desarrollo y los datos son cada vez más confiables.
El Dr. Anthony Fauci, Director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU. y a quien todos deberíamos escuchar, estima que se alcanzará un nivel certero de inmunidad colectiva cuando cerca del 85 % de la población esté vacunada. Desvirtúa los mitos y asegura que los avances de la ciencia en los últimos 10 años permiten la obtención de vacunas en menos de 365 días. Reafirma que no hay precedente de una vacuna que tenga efectos negativos después de los 45 días, lo que ya se ha probado con la vacuna contra el coronavirus.
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Delincuentes están ofreciendo paquetes de viajes exclusivos a quienes deseen ir a La Florida para vacunarse por USD 79.99
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Delincuentes están ofreciendo paquetes de viajes exclusivos a quienes deseen ir a La Florida, por ejemplo, para vacunarse por USD 79.99, familias enteras se alistan a comprarla en el sector privado, ya Pfizer ha dicho que por ahora el único canal de distribución autorizado son los gobiernos, y las redes criminales, corruptos y los amigos de saltarse la cola, se aprestan a sacar ventaja y obtener el mayor lucro de esta emergencia mundial.
Intervenir el mercado negro que se avecina no da espera. El FBI, Europol y la industria farmacéutica ya han detectado fraudes en redes sociales que ofrecen vacunas covid-19 falsas. En Colombia, la Dian, la Dijín y la Polfa, se esfuerzan por contener el contrabando y el fraude de medicamentos en la pandemia; al tiempo que los criminales ya acondicionan laboratorios y tipografías de garaje para plagiar y adulterar empaques y contenidos de las vacunas, aprovechando los canales de distribución y comercialización clandestinos, físicos y electrónicos, ya existentes, y ofrecerlos a incautos ciudadanos que aún creen que adquirirlas a bajo precio, en la informalidad e ilegalidad, representa igual o mayor beneficio. Y no es así, son argucias de mercaderes de la muerte, a quienes la vida poco o nada importa.
Instalar un Comando Nacional para la logística, comunicación y seguridad al activar el plan de vacunación, tal como lo hizo EE. UU., puede ser una medida útil. Con este anuncio el presidente Joe Biden espera vacunar a todos sus habitantes antes de que culmine la primavera. Y hay un componente sustancial, la tarea de control y vigilancia que deben cumplir el Invima, las Secretarías de Salud, la Superintendencia de Industria y Comercio, la Dian, la Dijín y la Policía Fiscal y Aduanera, a fin de develar, investigar y sancionar eventuales irregularidades de desvío institucional de la vacuna (IPS y EPS), el contrabando, la falsificación y adulteración, el comercio electrónico ilegal y la corrupción.
Ojo con el mercado ilegal de la vacuna. La vida está en juego, adquirirla dependerá de la eficiencia del gobierno, y si no es así, cuidémonos y armémonos de paciencia, porque la solución no está en acudir a la informalidad, no es tan simple como comprar un bolso falsificado en las zonas de comercio popular, allí no hay neveras con temperaturas de 70 grados bajo cero. Aplicar el adagio de que más vale pájaro en mano que cien volando, en el caso de las vacunas, puede ser letal para su salud.
