Ojo ahí: ya huele a elecciones, y los politiqueros preparan sus mejores 'obsequios'

Ojo ahí: ya huele a elecciones, y los politiqueros preparan sus mejores 'obsequios'

Partidos y candidatos ya están presentando sus programas y haciendo sus ofrecimientos. Como es costumbre en el Tercer Mundo suelen asumir la forma de “regalos”

Por: Orlando Solano Bárcenas
mayo 29, 2023
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Ojo ahí: ya huele a elecciones, y los politiqueros preparan sus mejores 'obsequios'

En octubre Colombia tendrá sus elecciones regionales para elegir autoridades departamentales (Asambleas y Gobernadores), municipales (Alcaldes y Concejos) y edilicias. Los partidos y los candidatos ya están presentando sus programas y haciendo sus ofrecimientos. Estos, como es costumbre en el Tercer Mundo (y hasta en el Primero) suelen asumir la forma de “regalos” (cargos, puestos, ascensos, contratos, obras y un sinfín de promesas). Es el “Toma y Daca”, el Do ut Des, el Potlacht de los pueblos del pasado y de los arcaicos contemporáneos. Es también el Clientelismo de antes y el de hoy.

Para entender este fenómeno en el momento actual es preciso incursionar en la mitología, la antropología cultural, la etnografía, la historia, la sociología y, naturalmente, en la ciencia política y en la sociología política. En esta Nota Ciudadana incursionaremos en estos campos para, en entrega posterior, traer las pervivencias del fenómeno en el mundo contemporáneo. Comencemos por el don y los regalos.

El rol del don en los intercambios de regalos

Conduce este rol a las formas y funciones de intercambio y reciprocidad entre sociedades arcaicas, como prácticas colectivas que crean un sentido de comunidad. En estas sociedades el intercambio de objetos tiene un significado y una estructura simbólica en la cultura, porque en ellas la naturaleza del don (“regalo”) implica intercambios y reciprocidades (Potlacht) que hoy en día encontramos en las sociedades “avanzadas” contemporáneas. En efecto en estas sociedades los intercambios de dones se realizan esencialmente bajo las formas de clientelismo político y corrupción administrativa, so pretexto de regalos “altruistas” entregados por ciertos políticos y partidos corruptos. Marcel Mauss al estudiar la economía del don y del contradon encontró lo que en lenguaje popular hoy llaman expertos y profanos el “Toma y Daca”.

El Potlacht y el intercambio agonístico de regalos

Entre los indígenas norteamericanos y canadienses de la costa del Pacífico (pueblos Haida, Lingat, Tsimshian, Salish, Nuu-chah-nulth, y Kwakiutl) se encuentra este fenómeno que para Marcel Mauss tiene las características de hecho social “total”, tanta es su riqueza en connotaciones sociales, económicas, religiosas y políticas. Más tarde, diferentes antropólogos comenzaron a ver esto como un fenómeno social y cultural que opera como un sistema de intercambio recíproco de regalos, en donde se permutan bienes y servicios de todo tipo para fortalecer la solidaridad entre las personas o los grupos. Esta entrega de regalos hace parte de un sistema de reciprocidades en el cual el honor propio del dador y el honor del recipiendario están interconectados por una regla: Cada regalo debe ser correspondido de una forma específica, lo que inicia un ciclo perpetuo de intercambios dentro de grupos del ahora o entre las generaciones futuras. El partido o el político “da” como supuesto regalo un cargo, por ejemplo, y a cambio espera apoyo en votos, manifestaciones, proselitismo, etc.

El Potlacht es un fenómeno social complejo, con visos de fiesta y de drama

En efecto, primero hace figura de festín ceremonial en el que operan las relaciones jerárquicas entre grupos que se refuerzan mediante el intercambio de regalos y otras ceremonias. El anfitrión-Dador debe mostrar su riqueza e importancia regalando sus posesiones, dando a entender con esto que tiene tantas que puede permitirse hacer todos esos regalos; es decir, que siendo abundante en la entrega de buenos regalos queda demostrado su “prestigio”. Pero en veces se exageraba tanto la munificencia o el espíritu de orgullo del dador que, durante estas fiestas terminaban los jefes hasta destruyendo sus bienes de manera totalmente irracional llegando, inclusive, a quemar las casas de su propiedad. Se buscaba con esta especie de lid de prestigios tratar de demostrar mayor estatus y prestigio que los rivales. Las autoridades canadienses debieron prohibir estas ceremonias.

 La lógica del sistema era que a mayor entrega de regalos mayor prestigio de jefe o de buen agricultor, por las mayores cosechas. Sobre esta aparente irracionalidad de la costumbre algunos antropólogos vieron y ven en ella unos intercambios del tipo modelo “colaborativo” basado en el prestigio, que sirve y servía para unir a los grupos locales de esas regiones. Dar y recibir, es lo que está en juego.

En el plano local tercermundista, la lucha por el prestigio electoral suele enfrentar a verdaderos caciques de la política; trasladadas estas luchas a las listas cerradas con voto preferente, pueden llegar a ser feroces; lo mismo puede suceder en las listas cerradas sin voto preferente donde la lid por los primeros puestos también puede ser feroz y de muchos “ofrecimientos” tanto al jefe del partido (que maneja el bolígrafo) como a los aspirantes a candidatos, obligados a “llevar” cauda conseguida con tácticas clientelares.

El don como forma de intercambio y reciprocidad

El rol del don como intercambio recíproco de regalos cumple una función social que refuerza la comunidad porque son prácticas colectivas que crean en la cultura un sentido de grupo, de conjunto y de estructura simbólica. Se observa que la naturaleza del “regalo” implica dar y recibir con espíritu de reciprocidad, a lo que no son ajenos fenómenos históricos y contemporáneos de clientelismo político y corrupción. En lo de antes y en lo de ahora, el fenómeno refleja un sistema social complejo donde lo individual y altruista de los supuestos “regalos” de políticos y partidos corruptos quedan al descubierto.

 Es claro que existe una cultura del intercambio de regalos (Potlacht) para la corrupción política o burocrática, como una especie de economía del don y del contra don que sirve para entender el “Toma y Daca” en la vida cotidiana de los pueblos, en especial durante las elecciones generales y mucho más en las locales cuando la experiencia demuestra que se permutan bienes y servicios de todo tipo para fortalecer las huestes propias o las alianzas electorales.

El don y el contra don: la obligación de dar-recibir-devolver

  Son figuras que han sido ubicadas en las teorías del capital simbólico y en las llamadas   “economías del honor”, que para algunos son fenómenos de todas las sociedades y de todos los tiempos bajo la máxima de que todo acto social conlleva obligaciones de “dar-recibir-devolver”. Obligaciones apremiantes que no le esconden a la estructura triádica del don una esencia agonística, de lucha, combate, dominación. En efecto, el don no se explica solo por el concepto de reciprocidad (vínculo social horizontal, pacífico, altruista) porque hay en él ínsita una rivalidad en los móviles. Es claro que se entrega para dominar.

A este respecto dijo Mauss: Potlacht es un término reservado para nombrar a las prestaciones que tienen como principio “el antagonismo y la rivalidad”, de donde se colige que se trata de una “rivalidad por regalos” en los intercambios. La   forma y razón de estos regalos no es otra que rivalizar por medio de “peleas de regalos”, para no llegar a la violencia física directa. Es decir, que, de física, la lucha pasa a ser lucha simbólica; pero con el riesgo de que, de ser recibidos y no devueltos, obligatoriamente se iniciará la guerra. Queda claro entonces que, entre don y antagonismo hay estrecha unión. También utilidad práctica. En las relaciones clientelares electorales actuales, la gran utilidad va para los participantes del intercambio puestos-votos y no para la función pública del país.

El don y el contra don como estrategia de diluir el conflicto físico directo o guerra

Dilución que es lograda porque vínculos y jerarquías sociales son “escenificados” a través de la circulación de símbolos. Dijo Mauss: Dos grupos de hombres no pueden más que desconocerse o tratarse, el don dirime esta alternativa porque rechazar donar, negar una invitación, o rechazar recibir equivale a declarar la guerra, a rechazar la alianza y la comunión.  Sin embargo, la estabilidad que aporta el don no es perpetua porque siempre existe el riesgo de nuevas situaciones de desafío, de enfrentamiento y porque siempre puede haber un jefe que no dona y pierde así su prestigio como si lo hubiese perdido en la guerra. La clave de este juego o lucha de prestigios está en que la posibilidad de aniquilar físicamente al otro es reemplazada simbólicamente por la de  “eclipsarlo”, de dañarle la faz, algo a veces más grave que la propia muerte física. Dicen los franceses: “En France le ridicule tue”.

El agonismo del don no es económico, consiste en vencer al rival por el mayor reconocimiento. En el plano local y regional la falta de partidos políticos serios lleva a los aspirantes a las listas a enfrentarse entre sí, mucho más que contra los rivales de partidos de ideología diferente.

 Las obligaciones surgidas del don son apremiantes y peligrosas

La obligación de recibir el Potlacht no permite rechazarlo porque el que no lo acepte muestra miedo de no poder devolver y queda “aplanado”, sin prestigio. Prestigio que podrá recobrar más adelante, dando más en nuevos Potlacht. Mauss vio que el regalo no devuelto rebaja a aquel que lo acepta. En consecuencia, el que recibe acepta el desafío de devolver y si no lo hace dignamente pierde la cara, queda esclavizado por el regalo recibido y no devuelto. Pero, aceptar un presente conlleva peligro en el derecho hindú y en los sistemas jurídicos romano, germánico, celta, chino y en casi todos los demás. En el acto de Potlacht es cuando se reconocen el prestigio, el honor y la autoridad. También lo sagrado de las cosas que se entregan.

Mediante el Potlacht el jefe fuerte y sus hijos se hacen “reconocidos”, suben de estatus en los códigos simbólicos del grupo. Pero deben mostrar desinterés porque el que vale es el don “generoso”, ese que no espera contrapartida sino ser gratuito; empero solo en apariencia, porque lo que hay en el fondo del Potlacht son relaciones de poder, de dominación basadas en el reconocimiento, a través del agradecimiento que es una forma endeudamiento hacia el que protege al grupo. Tras el aparente desinterés hay un deseo de poder basado en la ética del honor y las luchas de honores y dones por la baza del reconocimiento social y de la importancia social, que se traducirá en una legitimidad política por el gasto y el intercambio. Las grandes familias del poder político local suelen ser proclives al nepotismo y a las relaciones clientelares.

 La importancia del don

El "don" puede referirse al talento que posee una persona, que la destaca de las demás. En algunas culturas es un regalo de Dios. Pero en otra acepción, es una dádiva, un presente o regalo. Don viene del latín donum, y este de dare, "dar". Remite a una cosa cualquiera que se da de forma voluntaria y gratuita. Son sinónimos: obsequio, presente, regalo, dádiva. Donación es acción de donar una cosa, es también la cosa que se da a una persona de forma voluntaria y sin esperar premio ni recompensa alguna y desde el punto de vista jurídico, es un contrato a través del cual se transfiere de manera gratuita un bien a otra persona que acepta dicha transferencia sin contrapartida y con intención liberal, es decir, gratuitamente. Se perfecciona mediante el animus donandi en el donante, es decir, la liberalidad, y por la aceptación del donatario.

En general una donación es regalo, obsequio, dádiva, liberalidad. Hay diferencia entre donar y regalar, así como entre don y regalo; este implica tanto dar como recibir, pero no las donaciones porque cuando donamos no esperamos nada del otro, pero regalando sí.  No todo acto a título gratuito es donación. Las donaciones onerosas (o con cargo) y las remuneratorias pueden ser revocadas, pero solo en la parte en que constituyan una liberalidad. En las donaciones mutuas dos o más personas se las hacen recíprocamente en un mismo acto. En el acto clientelar hay obsequio por parte del jefe político ciertamente, mas de algo que no le pertenece sino al Estado.

La importancia cultural del regalo

En antropología el obsequio depende del contexto de la respectiva cultura y sociedad y le son constantes ciertas regulaciones muy estrictas en torno a la obligación, la reciprocidad, la cortesía y el papel social en la creación y el mantenimiento de conexiones con los demás porque todo don es desinteresado e interesado a la vez. En realidad, no existe el don gratuito; pero sí existe el “interés en el desinterés” (Bourdieu) y también la “mezcla” entre móviles interesados y desinteresados (Mauss). La economía del don (gift economy), en tanto que economía del regalo, es una teoría social en la que los bienes y servicios se otorgan sin un acuerdo explícito de quid pro quo. Mas sí con el ánimo de “ayudar al vecino”, de olvidar que has dado un regalo porque lo diste por amor al prójimo y solo esperas recompensas sociales o no materiales cuales el karma, el honor, la lealtad o cualquier otra forma de gratitud.

 Es por esto por lo que también es llamada cultura del “regalo que circula de manera altruista”; pero, el verdadero espíritu de la economía del don consiste en dar sin esperar recibir nada a cambio lo que genera mayor inclusión y generosidad entre los miembros de diferentes áreas culturales del mundo como formas de compartir alimentos, unir al grupo en la solidaridad, facilitar un liderazgo, hacer filantropía y dar caridad. Se trata, entonces, de una economía de lo “compartido” voluntariamente con aquel que lo necesita. En los “regalos” clientelares no suele haber altruismo sino puro interés personal del que da y del que recibe a cambio de apoyo político, servicios, lealtad u otra forma de retribución.

 El don hace parte de economías tradicionales

Como lo demuestra el hecho de compartir comida en el Kula y el Potlacht. Se asevera en algunas culturas que se censura convertir los regalos en bienes o en capital. Ellos deben ser consumidos sin sacar beneficio, porque consumirlos equivale a hacerlos circular, a moverlos. Recibir un regalo obliga a dar otro, directamente al que hizo el regalo o a una tercera persona. Quedarse el regalo y no dar nada a cambio es una actitud reprensible o la persona renuente puede morir. El circulo del regalo debe ser amplio, debe expandirse. El cliente debe, luego de recibir, aportarle a su donante una ampliación de la cauda de electores. Es como el karma o ley de retribución.

El Karma es una ley cósmica de justicia, equilibrio y retribución, de causa y efecto

En las religiones dhármicas es representado como el” nudo sinfín que ata”. En ellas es visto como una energía o ley cósmica trascendente invisible e inmensurable que se genera a partir de los actos de las personas, en los ámbitos de la justicia y del equilibrio. Es decir, como una especie de “ley” cósmica de retribución, o de causa y efecto que analiza el comportamiento y las acciones bajo los criterios del ciclo de causa y efecto en esta vida y en las sucesivas reencarnaciones. Actos, omisiones, comportamientos quedan condicionados por lo realizado en vidas anteriores, en el presente y en el futuro de cada uno, pero bajo la óptica de las consecuencias que trae el concepto de “responsabilidad”: las personas tienen la libertad para elegir entre hacer el bien y el mal, pero tienen que asumir las consecuencias derivadas. El que da o hace, debe esperar que le den o hagan. Y la inversa. Es la noción de responsabilidad. El patrón espera de su cliente, que sea “responsable” en llevarle nuevos votantes o por lo menos de mantener los ya “aportados”.

 Para el caso del don y el contra don, por ejemplo, el dadivoso es bien recompensado en lo más alto del cielo, el que regala prolonga su vida, vuelve a ser invitado y puede llegar a ser jefe de la aldea, el regalo concede al sabio que lo hace y lo aleja de la ruina, más, le permite conquistar a sus enemigos en combate, se hace poderoso. En cambio, el renuente o tacaño es condenado por sus malas obras, porque las injusticias sociales son simplemente la reacción de las malas acciones que habrían cometido las actuales víctimas en vidas pasadas. Las acciones humanas tienen consecuencias tanto externas como mentales, como un bumerán. El Kula de Nueva Guinea sigue más o menos los mismos parámetros del Karma y el Potlacht.

Como el Potlacht, el Kula crea relaciones de don y contra don

Se trata de una costumbre de las islas del sur del Pacífico (B. Malinowski), muy parecida al Potlacht, que se rige por tres obligaciones: -La obligación de “dar” (símbolo del poder de dar, porque si no se corresponde se pierde la faz, el prestigio, hasta el alma). -La obligación de “aceptar” (nadie puede rechazar el regalo o una invitación a intercambiar regalos so pena de ser inferior, de quedar mal). -La obligación de “reciprocar” (que es la esencia del Kula y del potlacht porque quien no retorna en su turno, si no es recíproco, es muy mal visto por las comunidades). Estas obligaciones son espirituales, porque los regalos contienen el maná, el espíritu de la persona que los da y el que los recibe debe cuidarse de no conservarlo por su propio bien y salud. Dar da prestigio social, engrandece. Incumplimientos del que ha recibido el favor clientelar pueden dar lugar a situaciones bien delicadas, en regiones donde el patrón tiene a su turno y detrás de él uno más poderoso.

El que recibe el don debe pasar rápidamente el regalo a otro, para desprenderse del maná de la cosa o del que donó. En las lenguas austronesias significa "poder, efectividad, prestigio". En el entendido de que el poder tiene una naturaleza sobrenatural que puede ser maligna por poseer el Qì chino (o flujo de energía vital maligno), el prāṇa hindú (mala energía), el orenda o que puede romper el dipolo recíproco del yin/yang porque la interrupción del libre flujo de energía en el cuerpo o en la cosa puede llegar a ser maligna y base de trastornos físicos y psicológicos. La energía negativa de las cosas puede crear o atraer fantasmas o demonios. El regalo puede ser “envenenado” (gift, 2ª acepción) por tener un numen mágico negativo de recelo, temor, odio o desprecio. Es el tema del tabú.

El Tabú como prohibición de comer o tocar algún objeto

Surge de las religiones polinésicas, impuesta por ciertos respetos o prejuicios de carácter social o psicológico. Designa a una conducta inmoral o inaceptable para una sociedad, individuo, grupo humano o religión. Es la prohibición de algo supuestamente extraño o incorrecto, de contenido comúnmente religioso, económico, político, social o cultural por una determinada razón. Romper un tabú es considerado una falta grave por la sociedad, que en ocasiones se vuelven derecho o política. El hombre primitivo pensaba que si cometía ciertos actos debía sufrir, inevitablemente, ciertas consecuencias. El pasaje del tabú mágico al concepto de la prohibición o sanción motivada y razonable siguió un camino paralelo y equivalente al recorrido por el progreso de la mente humana. Así, el temor a lo sobrenatural fue reemplazado por el temor concreto a las sanciones de las leyes humanas. El hombre arcaico se encontraba expuesto a los "poderes" llamados sobrenaturales, a las fuerzas peligrosas contra las que había que protegerse, generalmente, mediante purificaciones. En materia de relaciones clientelares lo violado son claras normas de reglamentación del acceso a la función pública.

El Regalo es un proceso que encierra el intercambio de obligaciones mutuas

 Es un obsequio, un presente que se entrega en dinero u objetos, sin requerir algo a cambio. La simbología del regalo encierra el intercambio de obligaciones mutuas como elemento social inherente a la naturaleza humana, fundamentado en el esquema “dar, recibir y devolver”. Este intercambio ritual adopta la forma de respeto mutuo, alienta la reciprocidad, conlleva una obligación moral y de cortesía que crea una deuda que ata mediante lazos sociales y reciprocidad. El regalo está incrustado en las estructuras sociales de las culturas y comunidades de todo el mundo, como muestra de afecto o de consideración, fineza, agasajo, obsequio, ofrenda, don, gracia, merced, donativo y donde cuentan la intención con que se regala, la utilidad práctica, el valor personal y el significado simbólico. En las relaciones clientelares, el “regalo” es visto como inmoral y hasta antijurídico por la ética y el derecho democráticos.

El Regalo juega un muy importante papel en las diferentes culturas

Así ocurre en las culturas asiáticas (Japón, China, Arabia Saudita, Rusia) y polinesias (Nueva Zelanda, Fidji) donde opera como forma de respeto y reciprocidad. Lo que exige ser rechazado antes de aceptarlo y luego devolverlo con otro obsequio de valor similar o superior. En veces debe ser recibido con la mano izquierda (la mano impura) y entregado con la derecha. En ocasiones solicitarlos es vergonzoso. Siempre se debe evitar cualquier connotación de soborno o incentivo. En Nueva Zelanda los maoríes tienen el ritual de Utu o venganza que procura restaurar el equilibrio y la armonía en el mundo por medio del regalo que llama al regalo (buena acción por buena acción). En Fidji los obsequios son un símbolo de estatus alto y de poder, una forma de que las familias evalúen el estatus social de los demás antes de entablar una relación contractual matrimonial. Los “regalos” hechos por los patrones de la política local y no aceptados por cambio de patrón suelen dar lugar a retaliaciones temibles.  Dijo Martín Lutero: “Dádivas quebrantan peñas y hacen venir a las greñas”.

El Guanxi chino, una obligación de reciprocidad próxima a la corrupción

Hace figura de obligación de prestigio social de dar y recibir regalos con la consiguiente obligación de reciprocidad para poder obtener, mantener o no perder la estimación de los demás. Activa obligaciones de ayuda mutua entre los actores. Hace parte de las redes de contactos, “conexiones”, “relaciones”, influencias personales, “enchufes” o “palancas” que abren puertas. Empleado en asuntos burocráticos o administrativos, puede dar origen a corrupción, y ser también la base de relaciones de servidumbre o nepotismo político.

El Blat ruso, un intercambio de favores rayano en la corrupción

Viene del Imperio y sobrevivió durante la Unión Soviética. Se refiere al uso de acuerdos informales, conexiones personales, intercambios de servicios y contactos dentro de la estructura burocrática del PCURRSS con miras a conseguir cosas en el mercado negro. El que logra algo para otro es el Blatnoy (“el hombre del paraguas”), persona bien “conectada” generalmente mediante sobornos; muy parecido al tolkach (“empujador”) que realiza la tarea de abrir las puertas de las entidades estatales.

El Sociolismo o Amiguismo, un intercambio de favores de mercado negro

Es un término irónico de la Cuba de las conexiones y el trueque en la miseria. Describe el intercambio de favores por parte de personas generalmente relacionadas que eluden las restricciones burocráticas, o que facilitan la obtención de mercancías difíciles de encontrar. Son técnicas de supervivencia y clientelismo en el mercado negro de una economía centralizada y nacionalizada. Amigos, vecinos y familiares se hacen favores unos a otros sin esperar nada a cambio. Son redes de obligaciones recíprocas en una economía de la pobreza, que permiten garantizar el acceso a bienes y servicios necesarios a través de canales no oficiales o a través de los canales oficiales de forma no oficial.

La Boliburguesía, una red de favores con sabor a petróleo

Es acrónimo de las palabras “bolivariano” y “burguesía” del actual régimen. La forman grupos de empresarios, militantes y altos funcionarios públicos del gobierno venezolano que pueden acceder a los fondos públicos en colusión con la nueva clase de ricos o “Boliburguesía". También existen los “Bolichicos”, o hijos privilegiados de la enriquecida izquierda caviar en el poder por la entrega de alimentos subvencionados- a cambio de lealtades incondicionales con el sistema.

 El Wasta, una red de favores con sabor a petróleo y dátiles

Es propio de algunas culturas del Medio Oriente. Es muy parecido al Guanxi. Se trata de un concepto sociocultural asimilable al nepotismo, que opera dentro de la familia y los miembros de la tribu. Se lo puede considerar como la influencia especial (“conexiones”) que ejercen los miembros del grupo o tribu en la organización de las actividades económicas y cómo se asignan los recursos. Es una especie de contrato social implícito, que obliga a aquellos integrantes del grupo a brindar asistencia o tratamiento favorable a otros miembros de este; estos pueden recibir (empleos, ascensos, licencias, cupos universitarios) sin estar obligados a dar a cambio. La meritocracia, es dejada a un lado. A ratos recuerda a los “palabreros” de la Guajira colombiana, cuando median en conflictos entre familias; pero prima hoy en día la tendencia hacia el nepotismo.

El Nepotismo, una práctica muy antigua difícil de erradicar

Es la preferencia que tienen algunos funcionarios públicos para dar empleos a algunos familiares o amigos, sin importar el mérito para ocupar el cargo, sino su lealtad o alianza.​ Es considerado una forma de corrupción, que lesiona el derecho humano al libre acceso en condiciones de equidad, a las funciones públicas del país. El tirano Pisístrato entregó la mayoría de los cargos políticos y públicos a sus familiares y amigos más cercanos. Pompeyo favoreció a sus familiares pese a cierta oposición del Senado. Durante el Imperio Chino (3.000 años) el nepotismo fue común entre los clanes y las familias del poder, a lo que Confucio se opuso. No obstante, pervivió hasta la era moderna. En la Edad Media europea papas, cardenales y obispos situaban en cargos de privilegio a sus “sobrinos” (en realidad hijos naturales) fortaleciendo dinastías papales como la Borgia (cuatro cardenales y dos papas). El Imperio Napoleónico practicó el nepotismo familiar llegando a colocar a sus hermanos como reyes de las regiones conquistadas. En Zimbabue Robert Mugabe lo practicó en exceso. Son fenómenos próximos al nepotismo la Cleptocracia, la Plutocracia, la Autocracia, la Oclocracia, el Cesarismo y el Bonapartismo que conducen rápido al Estado fallido.

El Compadrazgo latinoamericano, de sacro a pecaminoso

Derivado del acto sacramental del bautismo, ha venido a ser un sistema de relaciones interpersonales (personales o familiares) de integración social horizontal y vertical que ha pasado de la díada padrino-ahijado a la de padrino-compadre, terminando de imponerse la vertical como una forma de cooperación que esconde, detrás de un intercambio de prestaciones, relaciones de subordinación. El compadrazgo opera bajo la tríada reciprocidad-don-deuda y su signo es el poder.

Atención al clientelismo político en las elecciones de octubre

Colombia se prepara para realizar las elecciones regionales y locales de octubre de este año. La máxima de la experiencia demuestra que en el plano local los intercambios de regalos clientelares suelen aumentar en cantidad en este tipo de elecciones. Naturalmente son intercambios extraoficiales de favores, en los cuales los titulares de cargos políticos conceden prestaciones generalmente indebidas por cuanto pertenecen al Estado y no a sus peculios personales. Los apoyos electorales obtenidos a cambio falsean la voluntad general porque son resultado de componendas delictivas al margen de las reglas de la carrera administrativa, de los principios democráticos de la meritocracia y porque perpetúan unas élites corruptas en los aparatos administrativos del Estado. Es claro que los bienes públicos deben ser administrados bajo los principios de imparcialidad de la ley, lo que resulta afectado por el hábito perverso de lo clientelar que no son sino relaciones de dominación ilegítimas e ilegales que privatizan lo público.

El Estado patrimonial y sus Toma y Daca no pueden bajo ningún criterio reemplazar al Estado social de derecho reconocido por la Constitución política de Colombia. Alerta colombianos, el Estado es de todos y no de unos pocos.

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