Las epidemias en la historia siempre nos enseñan algo: las desigualdades de una sociedad son la principal pandemia. Experiencias como la vivida con el ébola, entre 2014 y 2016, o la del zika, entre 2015 y 2016, evidencian que las respuestas a una epidemia tienen que incluir el enfoque social, cultural, económico y de género desde su inicio.
Ahora bien, con el cierre de los colegios y el desarrollo del teletrabajo como alternativa laboral, las mujeres no solo deben ejercer sus obligaciones laborales sino que están encargadas, casi tiempo completo, de sus deberes en casa. Este nuevo panorama hace que el riesgo de violencia intrafamiliar se incremente, ya que en muchos casos sus agresores son sus cónyuges y ahora conviviendo permanentemente están más expuestas.
En condiciones normales en Colombia, el 86% de las mujeres son víctimas de violencia de género y en un 73% de maltratos dentro del hogar. Según Medicina Legal, 14.145 colombianas están en riesgo de morir a manos de su pareja o ex pareja. De acuerdo con ONU Mujeres, en contextos de emergencia aumentan los riesgos de violencia contra las mujeres y las niñas, especialmente violencia doméstica, debido al aumento de las tensiones en el hogar.
Prueba de ello es lo que se vivió entre la semana del 20 al 27 de marzo, cuando empezó el primer simulacro de confinamiento en Bogotá, que luego dio paso a la cuarentena nacional. Se recibieron en la Línea Púrpura cerca de 1.336 llamadas, de las cuales 214 fueron por violencia psicológica, física, económica, sexual, patrimonial y verbal contra de la mujer.
Debo decirlo, me preocupa que la pandemia desvíe la atención de esta realidad, me preocupan igualmente los casos de violencia que no se estén reportando, la realidad de esta problemática por lo general es desconocida por el temor a denunciar. En medio de la emergencia por el COVID-19 se necesitan protocolos que atiendan el incremento de los casos de violencia contra la mujer.
En la cuarentena se tienen que fortalecer las redes de respuesta de centros de refugio y casas temporales, adaptar hoteles como espacios temporales de refugio para mujeres víctimas de violencia, y finalmente, que las personas que atiendan las líneas de COVID-19 y de seguridad estén capacitadas para atender situaciones de violencia de género.
Con el fin de prevenir el aumento de los casos de violencia intrafamiliar, de género y abuso infantil, la ministra del Interior, Alicia Arango, lidera la campaña #JuntosPorEllas, que promueve la denuncia de esos tipos de situaciones. La iniciativa busca que en estos momentos de cuarentena, las mujeres que sean víctimas de cualquier tipo de abuso o agresión lo denuncien a las autoridades.
Mujeres, no podemos guardar silencio ante esta problemática, que sea este editorial el espacio de reflexión para visibilizar esta realidad, motivar las denuncias y reformar el mensaje de tolerancia cero. Que el virus de la indiferencia no te contagie en esta cuarentena, ¡denuncia!