Ojalá en este 2020 le devuelvan el alumbrado navideño a los niños de Cali

Ojalá en este 2020 le devuelvan el alumbrado navideño a los niños de Cali

"Queremos uno que se recuerde para siempre, que no sea tan abstracto, insustancial y etéreo, pero sobre todo que les ilumine el rostro a los más pequeños"

Por: Pedro Luis Barco Díaz. (Caronte)
enero 20, 2020
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Ojalá en este 2020 le devuelvan el alumbrado navideño a los niños de Cali
Foto: Twitter @normahurtados

No es que Navidad en mi Cali bonita, el alumbrado navideño de Cali del 2019, haya sido feo. No. Fue bonito, colorido e incluso rutilante. Lo que pasó es que fue —como en los últimos años— muy abstracto, insustancial y etéreo. A la final, como una máscara veneciana: hermosa y fría. Estuvo dirigido a los mayores (cultos) y quedó lejano a los sueños de los niños, como también a los sueños del niño que llevamos por dentro todos los mayores.

Un alumbrado navideño conceptual en el que la idea o concepto sea lo más relevante no es necesariamente inconveniente, siempre y cuando los beneficiarios del alumbrado, que somos todos los caleños (especialmente los menores), tengamos el aprestamiento requerido para captar inequívocamente el mensaje.

Yo no encontré por ninguna parte de sus 200 millones de luces ni de sus 12.780 millones de pesos que este alumbrado represente o enaltezca a Cali, como lo aseguró Alejandro Arias, el director técnico de la Unidad Especial de Servicios Públicos.

No me cabe duda de que esa haya sido la idea, la de enaltecer nuestra ciudad, pero faltó corazón, pasión y sobró intelecto. No sacaron a pasear al niño que llevan por dentro.

Además, fue desordenado, caótico, en la medida en que no se diseñó el recorrido con ruta única, sino que cada quien lo iniciaba desde donde quisiera y para donde quisiera, originando trancones peatonales que imposibilitaban la vista de los niños y niñas, quienes quedaron atrapados en las murallas de los mayores.

Lo positivo fue que se estimuló el trabajo comunitario, no se traumatizó el normal transcurrir de la ciudad, tuvo fiesta laser en el CAM, mapping en la catedral y domo en el coliseo María Isabel Urrutia.

Jorge Iván Ospina, que es un hombre de la pedagogía, de la didáctica y del pizarrón, muy seguramente apostará, como lo hizo en su primera administración, por aprovechar el magnífico lienzo decembrino, para contarnos —con elementos navideños y tradiciones autóctonas— una auténtica y vibrante historia caleña o vallecaucana, en la cual nos reconozcamos todos y reforcemos nuestra cultura e identidad.

No tengo duda que promoverá el sentido de pertenencia y de arraigo de los habitantes de la ciudad y le devolverá el alumbrado navideño a los niños y niñas de Cali. Creo que también pensará en los otros olvidados: las personas con movilidad reducida.

Como lo hizo en el 2008, cuando nos contó los principales hitos vallecaucanas, con las ballenas jorobadas de Buenaventura, las costureras de Cartago, las chapoleras de Caicedonia y Sevilla, o los salseros de la capital. O como en el 2009, cuando nos contó la historia de Cali, desde los primitivos pobladores indígenas hasta el MIO que apenas iniciaba, con caña de azúcar, pandebono, chontaduro y salsa. O como en el 2010, cuando nos descubrió la naturaleza mágica, Inspirado en la fauna y la flora. O los mitos y leyendas, con el Buziraco, la Tunda, la Llorona, el Mohán y el Duende, del 2011.

Después de esa época, para entender lo que nos quería expresar el alumbrado navideño, había que adelantar previamente, un curso de arte conceptual con Miguel González, o con Eduardo Serrano, como aconteció con Cali brilla con luz propia del 2012; Cali, luz de un nuevo cielo del 2013 (el primero realizado en el Boulevard); Realismo mágico navideño del 2014, con el primer el primer show de mapping; Trinos de Color del 2015, (impactado por el fenómeno del niño); Navidad en mi Cali bonita del 2016; Cali, una sola historia del 2017; Cali a ritmo de Navidad del 2018; y Navidad en mi Cali bonita del año que acaba de concluir.

Me complace pensar que los próximos alumbrados navideños constituyan un canto a la identidad, al sentido de pertenencia y al arraigo de los habitantes de la capital del Valle del Cauca; que participen de manera decidida sector público, sector privado y comunidad; que le de participación al trabajo comunitario caleño; que reutilice los elementos de alumbrados anteriores; que haga énfasis en normas ambientales y de seguridad laboral; que potencie el turismo navideño en Cali, que se diseñe una ruta con espacios apropiados para tomarse la foto familiar de rigor, que no traumatice el normal transcurrir de la ciudad; y que sea amable con las personas con movilidad reducida.

Queremos un alumbrado que se recuerde para siempre, pero sobre todo me complace imaginar en un alumbrado navideño que les ilumine el rostro a los niños, que lo puedan ver y disfrutar y se acune para siempre en sus recuerdos.

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