Nunca tuvo el carisma de Nairo. Esas cosas que uno no puede entender. En Boyacá todos los niños quieren ser Nairo, nadie como Egan. Y eso que él consiguió lo que ninguno en este país había podido: ser campeón del Tour y del Giro, las dos carreras más importantes del ciclismo mundial. Egan se ganó el Tour en el 2019, a los 21, y acá mismo desconfiaron de ese logro –No le ganó a nadie- dijeron. Que fue porque una nevada acortó una etapa en donde el de Zipaquirá tenía la suficiente reserva para acabar con sus rivales. Pero todo lo del pobre es robado. Se ganó un Giro con autoridad, imponiéndose en tres etapas. Sacándole más de 2 minutos al segundo. Pero otra vez dijeron lo mismo. Que no le había ganado a nadie.
Y luego el maldito accidente. Pogacar estaba asustado con los registros que hacía Egan en enero del 2022. Era un cohete, un monstruo, algo sobrehumano. Una potencia venida de otra galaxia. Pero, por un descuido suyo, Egan se rompió veinte huesos y estuvo a punto de morir. Después de que salvaron su vida pensaron en que no podía volver a caminar, luego que no se podía volver a subir a una bicicleta pero ahí sigue, dispuesto a todas las hazañas, a todos los logros.
Y en Colombia, al menos en Twitter, siguen sin perdonarlo que el muchacho opinó sobre Petro. Le llegaron a decir incluso que lo hacía para lambonearle a sus jefes. El INEOS es de uno de los reyes del fracking internacional, una de las prácticas que con más ahínco va a combatir este gobierno. Le desearon la muerte. Ya el ciclismo no cuenta porque con los señalamientos a Nairo y a Superman al parecer el ciclismo colombiano está liquidado. Pero ojo, que Egan está de vuelta. Y él mismo lo cree. Los registros que está imponiendo vuelven a preocupar a sus super rivales. ¿Lo conseguirá? ¿Le callará la boca a toda esa mano de petristas que lo quieren muerto?
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