Hace un mes se cantaba “El violador eres tú”, hace una semana volaban pañuelos verdes en la plaza de Bolívar: Grita el feminismo. El término feminismo hoy se ha inculcado tanto en hombres como en mujeres, especialmente en adolescentes que en su espíritu generacional desean pertenecer a esta causa y en muchos casos se lo imponen sin conocer que es. Oponerse al feminismo se ha convertido en una causa para ser machista o ser un opresor, y ser feminista es el mejor código de ética de una mujer. El feminismo parece ser el único fundamento por medio del cual el sexo “oprimido” podrá vindicar su causa contra el hombre.
De esto se trata el feminismo; es esencialmente el fundamento que hace creer a las mujeres que son oprimidas de una manera u otra por causas banales e inconsistentes. El feminismo tuvo ya sus días de gloria, y no fue en nombre de feminismo sino bajo el concepto del liberalismo clásico. Aquel “feminismo” brilló desde el siglo XIV al XIX, después de eso, el término y su causa se ha enfrentado a una peligrosa metamorfosis. La solución final del feminismo es concebir el aborto como doctrina maternal, destruir toda forma de estética de una mujer, y luchar insaciablemente contra el hombre y su legado. Estas son verdades innegables e irrefutables.
Mientras en el siglo XIV la mujer demandaba su nacionalidad con reportes académicos y con la razonabilidad lógica, hoy demandan abortar quemando iglesias y lanzándole agua a los curas mientras se desnudan, como fue el caso del Arzobispo Leonard en Bélgica. El liberalismo clásico les concedió a las mujeres el derecho a votar, las mujeres del siglo XVIII le deben enseñar a las mujeres de hoy en día lo que sí era vivir en una sociedad sin equidad. Sí, las mismas mujeres del siglo XVIII que, mientras abogaban por su derecho a votar, reconocían el flagelo del aborto en una sociedad:
Cito a Alice Paul, activista sufragista del siglo XIX que afirma sabiamente: “El aborto es la suprema explotación de la mujer.” El mismo concepto lo apoyaban feministas como Elizabeth Stanton, Matilda Gage, Victoria Woodhull, Elizabeth Blackwell, entre muchas otras. Y más indignante aún es que hoy en día los lobbys feministas nos inculcan que la mujer que defienda la vida es una mujer oprimida por ese malévolo y tóxico concepto del “hombre”.
Triste como las mujeres feministas que le dieron los derechos fundamentales a las mujeres; votar, nacionalidad, ciudadanía, sujetos legales, autonomía económica, entre otros, lo hicieron sin desnudarse o insultar a detractores, a la vez que se arraigan a la visión de una mujer enorgullecida de ser madre, de formar un hogar, feliz esposa, algo que hoy sataniza el feminismo.
Pero la transición pasó de ser eso, a caer tan bajo como el nivel de Simone de Beauvoir, madre del feminismo, que no solo aborrecía el concepto de mujer, maternidad, esposa, sino el concepto de familia. Su visión de empoderamiento de la mujer es tan perversa como espeluznante, pues de Beauvoir fue alguien que celebró haber abortado a 3 de sus hijos, inclusive cuando hoy dicen que esa es una experiencia que no se hace por capricho sino por necesidad. Esta misma mujer creía que una familia se conformaba por la mujer como objeto de poligamia, pues después de salir con su pseudo esposo Jean Paul Sartre, se aventajaba en experiencias lesbianas en el resto de Europa. Como olvidar su frase “No se nace mujer, se llega a serlo.” Esto lo que demuestra es que De Beauvoir esencialmente insinuaba que la verdadera feminidad se construía arriesgándose al feminismo como código de vida, y que la mujer, desde principio a fin es carente de toda esencia y que está condenada a ser sujeto del hombre; creo que esto nos deja claro que el pensamiento machista es el mismo inculcado por el feminismo que nació a partir de De Beauvouir.
“El violador eres tú.
Son los pacos,
los jueces,
el Estado,
el presidente.
El Estado opresor es un macho violador.
El violador eres tú”
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Y el feminismo se perturba aún más. Hablemos del infame himno feminista. ¡Claro! Generar conciencia de las violaciones y violencia no solo debería ser aceptado, sino promovido; pero qué clase de conciencia creamos al decir que el violador eres “Tú”. Sí, tú: el panadero, el juez, el policía, el Estado, el carabinero, el portero, el bombero, el legislador, el empresario, el abogado. No se crea conciencia, se crea odio, odio contra el hombre. No se crea antecedente contra el violador, pues no se hace mención a quien se ha atrapado en el mundo de las drogas y el alcohol para maltratar a su pareja, no se habla del individuo enfermo mental con trastornos psicóticos, por el contrario, se habla en términos banales al insinuar que el violador no existe ya que el violador es precisamente todo lo que nos rodea. Tan vergonzoso como irreverente.
Y en pleno siglo XXI, el feminismo se ha caracterizado aún más por el espanto y la inherente violencia contra el hombre que trae su doctrina, en lugar de ser el movimiento que les dará derechos a los hombres. Esencialmente el feminismo de hoy es un movimiento de capricho y de significancia anti femenina. Se podría decir que pasaron de abogar por el derecho a votar, a ser sujetos legales, a la ciudadanía, al amparo constitucional, a pelear por abortar, a atacar a un concepto de violador que viene siendo el Estado en su totalidad, a destruir la familia, al destruir el concepto de una mujer femenina. El feminismo hoy en día odia la maternidad, la familia y la mujer femenina. Atenta mujer: Ser mamá, ser esposa, depilarte o vestirte bien es el resultado de la “opresión patriarcal” y los “estándares” que el malvado hombre ha creado.
Y el planteamiento que imponen deja mucho que desear, empezando por su concepto de empoderamiento y emancipación. El aborto hoy en día es la mejor manera de empoderamiento femenino, es lo que plantean los lobbys feministas. No, no se empotra la mujer al emprender y crear un negocio exitoso, tampoco se empodera al ser integrada al mundo de leyes, o el mundo médico, no, nada de eso. El feminismo nos hace creer que la mujer es inútil, ya que no puede salir adelante en su vida a menos que se destruya el “patriarcado.” Se le priva de toda ambición de trabajo al falsamente afirmar que este nunca existirá a causa del concepto tan ambiguo del “patriarcado.” Margaret Thatcher, Valentina Tereshkova, María del Rosario Guerra, entre otras, son ejemplo de mujeres que salieron adelante en su vida trabajando y esforzándose, destruyendo así el discurso feminista de que “Las mujeres no pueden salir adelante por culpa del patriarcado.” Mujeres, si alguien las oprime de no poder salir adelante no son los hombres, es el mismo feminismo que las hace creer que viven oprimidas y que no serán exitosas a menos que se derrote al tal “patriarcado” y se unan a las filas del feminismo. ¿Qué es el patriarcado? Patriarcado es el dominio del hombre en la sociedad, pero el hombre está lejos de aventajarse sobre la mujer para su éxito, por el contrario, al hombre en ciertos aspectos le va peor que la mujer.
Si el mundo fuera perfecto, no habría víctimas de homicidios, pero el feminismo que hoy dice también representar a los hombres, ignora las cifras de injusticia contra los hombres. Las mujeres no son las únicas que sufren. Nunca vi al movimiento “Nos están matando” Hablar del hecho de que el hombre es el 77% de las víctimas de homicidio. De dónde dicen que viven oprimidas, si el hombre es quien a cuenta el 80% de los casos de suicidio, y el 94% de suicidios laborales. Por qué dicen que el hombre vive mejor que ellas, sí son los hombres quienes pagan el 94% de la pensión alimentaria, y son los hombres el 75% de la población que vive en la calle. A esto sumémosle, que el hombre tiene el doble de probabilidades de caer en la pobreza que una mujer.
Por qué nos dicen que viven en una sociedad desigual, pero no hablan del hecho de que son los hombres los únicos que prestan servicio militar. Si tan iguales debemos ser, por qué ninguna feminista pelea por su “derecho” de ser ingresada al ejército. Las feministas no hablan de los hombres que forman el 97% de víctimas de guerra, o de los hombres siendo el 81% de todos los muertos en guerras. Eso ni lo mencionan. Por ende, no digan que el feminismo habla de igualdad, si en todo discurso solo se habla de la mujer como víctima y el hombre como victimario.
Hablan las feministas de una sociedad en la que el sistema judicial está en su contra, pero no hablan de que los hombres tienen un 62% de probabilidad de salir de la cárcel con fianza, mientras que para las mujeres esta cifra es del 80%. No hablan de que en promedio el hombre paga el 53% de su sentencia carcelaria, mientras que la mujer paga el 48%.
Hablan de un sistema de salud que las discrimina porque no les deja abortar. Pero no hablan del hecho de que los Cánceres de mujeres reciben 15 veces más financiamiento que el de hombres. ¿Les oprime que no las dejen terminar su embarazo mientras que un hombre con cáncer de próstata tiene más chance de morir en el sistema de salud? Tampoco hablan del derecho a la objeción de conciencia de médicos que se niegan a hacer un aborto porque va en contra de sus morales.
Y si nos trasladamos al aspecto doméstico, si es cierto que las mujeres sufren de esta violencia, pero no son las únicas. Los hombres pierden custodia de sus hijos en el 84% de los casos de divorcios, si bien no se tienen en cuenta muchos factores, es una cifra representativa a la desigualdad del hombre frente a la mujer en casos de custodias. ¿Por qué no opinan feministas? Entre el 40% y el 70% de violencia doméstica va dirigida hacia los hombres, pero los refugios de maltrato para hombres son menos del 1%. Además, el 89% de los hombres serán la víctima de por lo menos un acto violento en su contra en su vida.
¿Pero entonces es realmente la mujer sistemáticamente oprimida? ¿Qué nos quiere hacer creer el feminismo: que el hombre es opresor y que la mujer nunca saldrá de su miseria a menos de que este sea privado de ciertos beneficios hasta que se considere “Igualitario”? El feminismo nos ha metido la mentira de que la mujer no será exitosa a causa de los hombres, y que la mujer es la única que sufre y sigue siendo oprimida, pero hoy en día las leyes amparan tanto a hombres como mujeres, y en muchos casos priman a la mujer. El feminismo es una gran mentira.
Las mujeres no deben seguir siguiéndole la cuerda al feminismo. El feminismo cree que lo más honorable de una mujer no es traer a un niño al mundo, sino abortarlo. No cree que es valiente formar un hogar y una familia, es valiente destruir esa cultura “patriarcal” y al hombre como el arquitecto de tal. La feminista cree que la mujer que se peina, se maquilla, es sujeta de la manipulación estética del patriarcado. La feminista cree que la mujer no es quien nace mujer sino quien decide serlo, en esa lógica cree que un hombre transgénero es igual a la mujer, en esencia, en estructura y en actitud. Por ende, no preservan la feminidad ni a la mujer, defienden sus intereses ideológicos radicales.
Pero quisiera profundizar más la idea de que el feminismo no apoya ni respalda a la mujer. Hoy, paradójicamente son las feministas quienes más vehementemente apoyan a los hombres compitiendo con mujeres, por supuesto, hombres transgénero. El récord de ciclismo, de halterofilia, de atletismo entre otros, ha sido superado por hombres que dicen ser mujeres, y que las feministas apoyan y priman en sus opiniones por encima de las mujeres biológicas. ¿Si tanto apoyan el triunfo de la mujer por qué apoyan a los hombres transgénero saboteando sus competencias? Y hablemos del caso particular en el que la competencia de artes marciales combinadas, el hombre transgénero Fallon Fox le dejó una contusión a su rival femenina después de 137 segundos de combate. ¡Por Dios! Los hombres no pueden engendrar, no pueden ser mamás, y aun así las feministas los quieren compitiendo contra mujeres biológicas e integrándose al concepto de mujer. No cabe duda de que las feministas le reportan al lobby de la ideología de genero antes que a las mujeres. Apoyar el aborto, generar una supremacía del género femenino, han sido maneras en las que el feminismo se incrusta en corromper el concepto de feminidad. Debemos combatir semejante flagelo.
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Más específicamente, la terminación del embarazo que hoy cubren con el eufemismo de “Interrupción”, le hace un daño terrible a la mujer que el feminismo dice defender. El trauma post aborto, el daño cervical, la laceración del cuello uterino, son innegables consecuencias del aborto. Las feministas juran que el aborto es igual que ir al doctor para un examen de sangre, pero la diferencia es que en el anterior entra una persona y en el aborto entran dos para salir solo una viva y otra en una bolsa de desechos patógenos. Hoy nos quieren vender la idea de que matar a su niño en el vientre es una forma de liberarse y empoderarse, cuando ignoran el flagelo inmenso que traen estas prácticas. El feminismo odia la maternidad y lo demuestra con lo que promueve, irascible.
La conclusión general que todo esto nos deja es que el feminismo se ha constituido sobre una base de mentiras y ya dejó de ser la lucha por la “Igualdad”. Me atrevo a decir que hoy en día los hombres en Colombia no gozan de un solo derecho que no tengan las mujeres, lo que permite concluir que el inherente objetivo del feminismo moderno es el capricho y la destrucción de valores tradicionales. Los hombres no pueden ser partícipes de los inmorales agravios que proclama el feminismo, que sataniza la masculinidad, la maternidad, la familia y la feminidad. Las mujeres no pueden dejarse imponer este tipo de ideas bajo el pretexto de que es o el feminismo o nada. El feminismo cesó de servir, pues no habla por la verdadera opresión, sino que grita y ataca de manera irascible a los hombres, además de que no los defiende, ni defiende a la mujer como una persona capaz de salir adelante por culpa de una idea fabricada del “Patriarcado”. Más peligroso aún del feminismo es que creen que la mujer sólo tendrá su éxito con feminismo, el feminismo la deplora al argüir que está condenada al fracaso por culpa de los hombres y jamás tendrá éxito en esta sociedad. ¡No sigamos comiendo cuento!
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