Odebrecht, la billetera que salva
Opinión

Odebrecht, la billetera que salva

La empresa brasileña lanzó un flotador a una campaña que se estaba hundiendo en el 2010 y en el 2014. La urgencia de no dejarse derrotar acabó con los escrúpulos

Por:
marzo 17, 2017
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Lo que queda probado con las denuncias de Odebrecht, es que sin la ayuda de los grandes empresarios no es posible ganar una elección en Colombia, no solo porque los costos de las campañas han desbordado toda expectativa, sino porque los poderes económicos y políticos son como hermanos siameses. Andan para el mismo lado y comparten intereses.

La  clase política se ha dedicado a los negocios, bien sea por la vía legal o la ilegal. Lo que le interesa es tener poder y control sobre algún factor que requiera la actividad privada para transar con el mejor postor. Con eso no se da solución a problemas, sino que se gana mucha plata para el bolsillo del funcionario de turno.

Por su parte, el sector privado requiere de amistades comprables en el gobierno y por supuesto también en las otras ramas del poder. Todos felices conviven haciendo negocios, en una compra-venta vergonzosa del interés público.

Si se trata de impuestos, los empresarios hacen lobby, financian congresistas, dan coimas para recibir favores fiscales, exenciones tributarias que les van a significar multimillonarios negocios. Si son concesiones viales para que se construya una carretera, lo mismo: sobornos gigantescos para la adjudicación, para las adiciones y sobre todo para que las interventorías no sean estrictas y puedan construir al menor costo posible.

Las formas de corrupción son múltiples, en un desangre doloroso que nos cuesta a los contribuyentes a través de los impuestos, pero que no se ve en mejores condiciones de vida o mejores servicios para el público, pero sobre todo los corruptos nos están imponiendo gobiernos y privando de opciones mejores a la democracia.

 

Lo de Odebrecht es la tapa de la olla; da cátedra sobre torcidos
y se asocia con empresarios como Sarmiento Angulo y el grupo Solarte
para garantizarse una apariencia de legalidad

 

Lo de Odebrecht es la tapa de la olla. Esa empresa da cátedra sobre cómo hacer torcidos, pero lo más complicado es que se asocia con empresarios como Sarmiento Angulo y el grupo Solarte para garantizarse una apariencia de legalidad, sin que sea más que una empresa de delincuentes, un grupo de sinvergüenzas sin ningún interés distinto que enriquecerse.

Que los últimos cuatro gobiernos estén untados de las coimas de Odebrecht realmente deja muy  mal parada la ética de nuestra clase política y la solvencia empresarial de esas empresas cuyo activo principal no fue el conocimiento o la experticia, sino el bandidaje.

 

Nos tragamos el cuento de que si Santos se empeñaba en hacer la paz,
ese justificaba que hiciera lo que hiciera
para ganar las elecciones

 

Lo que está pasando indigna, como lo ha dicho la senadora Claudia López: No nos crean tan bobos o mejor sí, debemos aceptar que hemos sido unos bobos que seguimos creyendo en elecciones trasparentes y gobernantes probos. También nos tragamos el cuento de que si Santos se empeñaba en hacer la paz, ese justificaba que hiciera lo que hiciera para ganar las elecciones. ¿Que se acaba de enterar? Esa disculpa no se la cree ni él mismo, porque al igual que con el 8.000 los empresarios como Odebrecht no van a entregar esas sumas de dinero para que el candidato no sepa nada y no haga nada a cambio de esa plata.

Lo cierto de todo esto es que Odebrecht llegó en todos los casos a salvar una campaña que se estaba hundiendo, tanto en el 2010 como en el 2014. La urgencia de no dejarse derrotar acabó con los escrúpulos y se abrió la puerta de atrás para que llegaran unos dineros que deslegitiman cualquier elección.

Si bien no es lo mismo recibirle dinero a la mafia, como fue el caso de Ernesto Samper, si es lo mismo negociar por debajo apoyos a cambio de favores presidenciales. Eso es lo que buscaba el Cartel de Cali y fue lo que buscó el grupo Odebrecht, ambos con maletados de dólares salvadores.

¡Que rabia y qué indignación! Que se vayan todos los corruptos. Claro que queremos la paz, pero también queremos gobiernos limpios.

www.margaritalondono.com

http://blogs.elespectador.como/sisifus

 

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