Si hay alguien que le ha demostrado a este país cómo se hace oposición seria a un gobierno es Gustavo Petro Urrego. No se puede decir lo mismo de algunos de sus opositores en el Concejo, cuyas acciones han sido calificadas por la concejal progresista, Angélica Lozano, como “obstrucción” y no oposición al gobierno distrital. Lo grave es que la única perdedora de esta pugna política es Bogotá.
Dicha obstrucción fue puesta al descubierto ayer por Caracol radio, al denunciar “que los asesores Pedro Ruiz, del concejal Julio César Acosta; y Sergio Ramírez, del concejal, Darío Fernando Cepeda, ambos del partido Cambio Radical, habrían contactado a Cristian Daniel Cifuentes Salas para que presentara la carta de recusación, que buscaba detener el debate del cupo de endeudamiento dentro de la corporación”.
Como se sabe, el proyecto de cupo se ha radicado tres veces al Concejo de Bogotá y sólo en la última oportunidad logró surtir el primer debate. Ahora, sólo falta que se defina su suerte en la plenaria. Y es ahí, donde se han producido maniobras dilatorias según la denuncia de Caracol, que desvirtúan lo que debe ser una verdadera oposición.
El recuento de las dilaciones es el siguiente: el concejal Javier Palacio (Partido de la U), recusó a sus colegas de la Comisión de Hacienda que votaron favorablemente el cupo en primer debate, por supuestamente tener intereses personales en el proyecto. Esto implicó que la sesión plenaria, en la que participan los 45 concejales, tuviera que resolver primero cada recusación para después, poder continuar con la votación del cupo.
Resolver el recurso implica que cada concejal recusado radique un documento escrito en el que rechaza la recusación. Para ello, cuenta con un plazo de cinco días. Cuando hay voluntad política, esta radicación se puede hacer incluso en un día pero cuando no -como en este caso- hay quienes se toman los cinco días, como efectivamente sucedió.
Una vez transcurrido este plazo, se debe leer en la plenaria cada uno de los documentos y someterlos a votación. En la votación hay varios de los 45 concejales que se toman unos minutos para explicar su voto. Surtir todo este trámite le tomó al Concejo varias sesiones entre julio y parte de agosto, que retrasó en ese mismo tiempo la votación en segundo debate del cupo, y por tanto, muchas obras que exigen los bogotanos.
Por eso es que generó sospecha y malestar la nueva recusación contra varios concejales, radicada el día anterior a la plenaria en la que se iba a votar el proyecto – del que ya se leyeron todas las ponencias- y justo cuando ya se había superado la primera recusación de Palacio.
Sospecha que confirmó la denuncia de Caracol radio al destapar que integrantes de las unidades de apoyo normativo (UAN) de los concejales opositores Darío Fernando Cepeda y Julio César Acosta, habrían contactado al joven que radicó la última recusación lo que confirma la tesis de maniobras dilatorias para obstruir al gobierno Petro. Porque una cosa es negar los proyectos del Alcalde y otra, impedir que se discutan.
Vale tener presente que los tres concejales que han aparecido en este recuento de recusaciones están investigados por la Fiscalía por el carrusel de la contratación que el mismo Petro denunció en su momento (ver: 24 concejales involucrados en nuevas revelaciones del carrusel de contratos en: http://www.elespectador.
En medio de esta pugna los que van perdiendo son los ciudadanos. Por un lado, siguen afectados por la parálisis de las obras que se financiarían con el cupo para mejorar la movilidad y, por otro, los recursos de sus impuestos han financiado las sesiones estériles de este proceso.
Según el mismo informe de Caracol radio “en lo que aparenta ser un juego político dentro del Concejo, se perdieron 5 sesiones de debates para la aprobación de proyectos para la ciudad, 5 sesiones que costaron cerca de 300 millones de pesos, por los honorarios de los concejales y los funcionarios administrativos, para que no se debatiera la aprobación del cupo de endeudamiento”.
Del cupo dependen obras de movilidad por 2.5 billones de pesos; 800 mil millones de pesos para el metro pesado; y cerca de medio billón de pesos para reforzamiento de colegios e inversiones en salud y parques, para un total de 3.8 billones de pesos que siguen en vilo.
Por ahora, la mamá del joven veinteañero a nombre de quien aparece la última recusación dijo que su hijo no pudo haber escrito un documento jurídico pues estudia producción audiovisual y exigió que la persona que lo contactó para este efecto limpie su nombre. El concejal Darío Fernando Cepeda, según Caracol, dijo que desconoce si el integrante de su UAN participó en la segunda recusación y del otro concejal, Julio César Acosta, aún no se conoce un pronunciamiento.
No miento si digo que las denuncias de Petro en el Congreso sobre parapolítica fueron de cara al país, muchos las vimos estupefactos a través de la televisión pública y, lo más importante, eran verídicas. Todo lo contrario a lo que viene ocurriendo con la oposición a su gobierno en Bogotá.
Ejercer la oposición es un derecho y casi que un deber en una democracia. Hacerla sin artimañas debería ser una responsabilidad ineludible de quienes la ejercen.
Vea nota completa de caracol radio en http://www.caracol.com.co/noticias/bogota/tienen-24-horas-para-limpiar-el-nombre-de-mi-hijo/20130309/nota/1963408.aspx