El medio ambiente ha sido un tema de ciudad para la alcaldía saliente, por esto desde la administración local se creó todo un proyecto para arborizar algunos sectores de la ciudad, entre ellos la Avenida La Playa. Sin embargo, suena paradójico decir que esta obra que tiene un fin social se ha convertido en un perjuicio para los habitantes, transeúntes y comerciantes del sector.
La economía, la seguridad y la sanidad del sector son algunos de los factores que se han visto afectados por esta obra. Aunque La Playa se ha caracterizado por sus árboles y palmeras armoniosas, ahora no es más que polvo, ruido y el nauseabundo olor de las jardineras que se han convertido en la cloaca de los habitantes dela calle.
En La Playa reconocen que son tiempos difíciles. Los comerciantes del sector viven de los ingresos producidos por las diferentes actividades que cada uno realiza en este lugar y con el retraso de la obra las ganancias cada vez caen más. Inicialmente se planteó que se demoraría aproximadamente seis meses, pero hasta el momento van dos años y no se ha podido concluir, situación que los tiene afectados y perjudicados.
El señor Enrique Castro, quien se dedica al oficio de los relojes, mencionó que la crisis económica se apoderó de ellos, ya que la gente prefiere un lugar más cómodo y tranquilo para distraerse, pasear, comer y otras tantas cosas que solían hacer antes de que este lugar dejara de ser acogedor. Además, la obra afecta la seguridad y la salud.
Debido a la crisis que se ha desembocado con todo este proceso, junto con la demora y los constantes problemas de ruido, los habitantes del sector se han visto en la obligación de unirse para tratar de mitigar un poco las grandes pérdidas y afectaciones que sufren en el momento.
Juan Villegas, quien trabaja en la Universidad Cooperativa, menciona lo siguiente: "uno ya piensa dos veces antes de venir a tomarse un tinto por acá, toca aguantarse que le pidan plata, los olores y los ruidos".
Las obras de La Playa deben finalizarse antes del mes de noviembre de este año. Transeúntes, estudiantes y comerciantes del sector esperan con ansias poder disfrutar de esta obra que se convirtió en pesadilla.