Mis seis cartas al papa sobre la insólita beatificación de Pedro María Ramírez se las remití al papa por conducto del Nuncio Apostólico en Colombia, el obispo Ettore Ballestero.
Dice sobre él un significativo artículo que aparece en Las2orillas: "Ettore Ballestero, crece como la espuma. Le acusan de un manejo arrogante y soberbio, al estilo de su maestro en aroma, de la nunciatura con monjas de cuatro congregaciones que manda con verticalidad y distancia. Ha ido conformando una línea de obispos, mayoritaria en Colombia y con jerarcas como el de Cartagena, Monseñor Jorge Enrique Jiménez, a la cabeza, ajena a los lineamientos sociales y abierto a los problemas del papa Francisco, que al menos en Colombia ya han consolidado una mayoría. Será el principal anfitrión de Francisco, pero seguramente guardando la distancia".
Tal vez eso podría explicar porqué el papa permitió que en la beatificación del violento cura Pedro María Ramírez se hubiera leído una biografía que riñe completamente con la verdad y que va en contravía de las causas por las cuales fue linchado por el pueblo gaitanista, al cual persiguió, incitando al pueblo conservador y al pueblo liberal directorista para que asesinaran gaitanistas.
No pienso exculpar al papa. Pero es que a mí se me ocurrió que, tal vez, lo que se proponía el papa era beatificar a estos dos curas violentos para demostrarles a los uribistas que las víctimas de la guerrilla y el país, en general, podían igualmente aceptar que la guerrilla participara en la vida cívica del país, sin las interferencias emocionales inyectadas por Álvaro Uribe.
¡Pero noooo! Oí asustada cómo tergiversaron los hechos de esos dos curas para beatificarlos. Mintieron descaradamente en la lectura de sus supuestas "santas vidas", quedando así como lección para los sicarios que: "el que reza y mata empata".
No se trató de un gesto de reconciliación. Todo lo contrario. El papa se vino, lanza en ristre, contra los gaitanistas y los elenos. Curiosa coincidencia, ya que es posible que en el Vaticano se sepa que ambas corrientes ideológicas están unidas por lazos estrechos, históricos y doctrinales.
El papa vino a crear polémica, olvidando aquello de "siembra vientos y cosecharás tempestades".