La novela La sombra del presidente de el analista y escritor Leon Valencia es el tercer libro más vendido del país. Su fuerza no sólo está en la prosa precisa y descarnada sino en lograr ser una metáfora sobre la política colombiana en los últimos 30 años. Gregorio Echeverry, el protagonista de su historia, quien fue alcalde, gobernador de Antioquia y presidente, vive sus últimos años en medio del escándalo por sus alianzas paramilitares y mafiosas.
Iván Gallo: León, su amor por la literatura es tan irracional que hasta se llevó al monte un Quijote de mil páginas
León Valencia: Era un regalo de mi padre algo hermosísimo, una edición de principios de siglo XX. Pesaba mucho, se me perdió en una caleta que nunca alcancé a recuperar
IG: Lo recuerdo porque es una de las anécdotas más importantes de Mis años de guerra, su autobiografía, ¿cómo ha sido su evolución como escritor?
LV: Desde mi novela de suicidas, El pucho de la vida, yo hablo siempre de mi vida. Uno escribe siempre el mismo libro. En mi infancia está la clave de mi obra, porque yo vi a mi padre, desde los cinco años, leyendo en su voz La Iliada, a él le gustaba mucho Dickens, y la literatura inglesa del Siglo XIX y eso se nota en mis libros. Mi vida está en mis libros
IG: Es muy oportuna la novela teniendo en cuenta la coyuntura que vivimos. ¿Por qué esta novela es tan importante para entender la actualidad?
LV: Son dos familias, Los Echeverry, paisas de pura cepa y los Ferraro, de ascendencia italiana. Ambos tuvieron una alianza que se rompió. Son dos ancianos que hablan de su vida, del poder, porque Gregorio Echeverry fue presidente después de ser gobernador, alcalde, y también de la mafia porque los Ferraro encarna las alianzas entre el poder y la mafia.
El telón de fondo es la vida colombiana de los últimos 30 años. Yo había hecho esta relación de Mafia y Política en las investigaciones académicas pero esto es distinto porque esto es desde adentro, las ventajas que uno tiene con la ficción. Siempre recordé mucho una frase de Alejandro Dumas y él dice “La ficción puede matar la Historia” es que uno construye los hechos desde la gente de carne y hueso, no desde su pensamiento político
IG: ¿Qué te han dicho de la novela los amigos?
LV: Yo les decía que iba a contar la realidad del país y ellos me exigían que contara los hechos como fueron, no con nombres cambiados, pero esto es una novela en clave, una tradición de hace más de doscientos años, y tiene antecedentes como Victor Hugo. Está la realidad pero contada de manera distinta, contada como historia interior de los personajes, sobre las motivaciones que están detrás de cada acción y más cuando son tan inteligentes como los mafiosos y los políticos y así los lectores podrán comprender mejor esta época y esto tiene un anclaje en las novelas sobre dictadores del Boom Latinoamericano.
IG: ¿Cómo ves la actualidad?
LV: No creí que fuera tan dramática la decadencia del uribismo, de este proyecto político autoritario, Carlos Andrés Pérez tuvo un gran primer mandato y un segundo desastroso, lo que pasó con Fujimori y en la izquierda con Lula, pero para nosotros este segundo momento del uribismo con Duque es dramático por el autoritarismo que se está viviendo, nada más miren el crimen de Javier Ordoñez, las masacres, estamos regresando a eso.
Lo que pasa en los medios es un reflejo de esta realidad, en algunos medios la agenda se la robó Uribe y sus delitos y muchos medios creen que esto forma parte de una persecución político y también ocurre con el Presidente que había encontrado un tema, el COVID, pero ahora lo saca del tema central la cárcel del expresidente Uribe. El ambiente del país se enrarece porque hay síntomas de violencia muy preocupante y los medios han caído de rodillas ante este hecho y es triste.