El pasado 17 de marzo se llevó a cabo un Consejo de Seguridad presidido por el ministro de Defensa, con la participación de los 17 alcaldes que integran la Sabana de Bogotá, entre ellos la alcaldesa mayor del Distrito Capital. Y como ocurre en Medellín, Cali y Barranquilla, la polarización y politización mediática de la seguridad, a un año de las elecciones; crece la incertidumbre, la realidad se tergiversa, la percepción se manipula, y la Policía Nacional y las Fuerzas Militares quedan atrapadas en una encrucijada hostil entre el gobierno central y la oposición. En esta oportunidad, por ejemplo, se dijo que la inseguridad, las disidencias y el asesinato de líderes sociales en Bogotá y Cundinamarca, son consecuencia del incumplimiento en la implementación del acuerdo de paz; y nadie puede desconocer que la cúpula del pasado, la actual y la futura de la Fuerza Pública, ha contribuido con estricto apego a la Constitución, la Ley y a las órdenes del presidente de la República en la consecución de la paz.
Fue así como, las buenas noticias para los habitantes de la Sabana pasaron desapercibidas, frente a las decisiones de alto contenido estratégico adoptadas, que visualizan medidas significativas para mejorar la convivencia y la seguridad ciudadana, e intervenir la criminalidad. Se definió la creación de la Región de Policía Metropolitana para la Sabana de Bogotá, la número 18 del país, que estará en cabeza de un mayor general de la Policía Nacional e integrará distritos, estaciones, unidades de inteligencia e investigación y demás especialidades de la ciudad-región. El comando y control será bajo un único liderazgo, con integración de recursos, procesos y estrategias, y con brigadieres generales y coroneles altamente competentes al frente de cada comando operativo: Bogotá, D.C., Sabana Sur, Sabana Norte y Sabana Occidente.
La seguridad de Bogotá estará a cargo del BG Jorge Eliécer Camacho, destacado general de la República, experto en investigación criminal y seguridad ciudadana, desarticuló poderosas mafias del narcotráfico, fue jefe de la Sijín en Bogotá, exaltado por los nortesantandereanos cuando se desempeñó como su comandante de Policía, y hasta hace poco estaba al frente de la Policía Metropolitana de Medellín, donde logró en 2020 la mayor reducción del homicidio en 43 años. Ahora su desafío será continuar la tendencia histórica de reducción del homicidio en Bogotá, que el año pasado se ubicó en las más baja desde 1962. En 2020 fueron 1030 homicidios y la proyección indica que cerrará por debajo de los mil, otro récord para la capital.
La Sabana es epicentro y tránsito de múltiples formas de criminalidad e informalidad, y el microtráfico y el hurto causan seria preocupación. La capital, Soacha y otras áreas conurbanas, están afectadas por el deterioro y la marginación, la pobreza y asentamientos venezolanos, que se han convertido en nichos de planificación del delito, marcados por el desorden, la molestia ciudadana y la ausencia de autoridad. A esto se suma que el 66 % de los capitalinos manifiesta haber perdido su empleo durante la pandemia, y de acuerdo con la Cámara de Comercio de Bogotá, el 84 % se siente inseguro en lugares públicos.
La Policía Metropolitana de Bogotá y la Secretaría de Seguridad, son llave magistral contra el delito. Lograron reducir la criminalidad en el último año en un 22 %, se dejaron de registrar 20 homicidios y 46.242 hurtos, de estos 12.876 hurtos de celulares menos. En lo corrido de 2021 los indicadores son positivos, con -43 homicidios y -1.555 celulares hurtados; adicionalmente 188 bandas delincuenciales han sido desarticuladas, el 50 % vinculadas al microtráfico y el 33 % al hurto.
Abordar la Ciudad-Región como un todo en materia de seguridad, es estratégico, enruta la gestión territorial de las autoridades locales y de policía en la misma dirección y contribuye a romper la conexión del crimen que atraviesa los 17 municipios. Sabemos que desde y hacia Bogotá, se mueven negocios muy lucrativos de prostitución infantil y microtráfico, que pululan en el vecindario.
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Habrá una unidad migratoria especial en Zipaquirá, para controlar y atender la migración venezolana, que se estima en cerca de 500.000, solo en Bogotá y Cundinamarca
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Se anunció la creación de una unidad migratoria especial en Zipaquirá, para controlar y atender la migración venezolana, que se estima en cerca de 500.000, solo en Bogotá y Cundinamarca, y donde es comprobada su incidencia delictiva y contravencional en el hurto particularmente, que se torna cada vez más violento. Ya operan bandas delincuenciales de colombianos y venezolanos, dedicados a asaltar personas que transitan en lugares públicos de día y de noche, y no solo hurtan el celular y su dinero, obligan a las víctimas a despojarse de sus prendas de vestir.
Se creará la Sala Estratégica para la Atención de Asuntos de Emergencia y Seguridad en La Sabana. Los ministros anunciaron el financiamiento del 80 % en la construcción de la sede, y será el cerebro de la seguridad regional. Recibirá información en tiempo real de los ciudadanos, responderá los casos de policía y orientará las decisiones estratégicas y operativas para mejorar el servicio de policía.
En Bogotá las cifras de seguridad son irrefutables; evidencian un mejoramiento paulatino e histórico desde la anterior administración, contrario a la percepción negativa de inseguridad que no logra contraerse, la victimización tampoco baja de un promedio del 17 %, y la capacidad en prevención y control del delito sigue siendo insuficiente. Nueva York en una década redujo los homicidios en un 83 %, incrementó la fuerza policial en 35 % alcanzando cerca de 40.000 uniformados, duplicó la capacidad en hombres y recursos para inteligencia, investigación y antinarcóticos, e intervino estructuralmente zonas inseguras restituyéndolas por espacios públicos automatizados, ordenados y tranquilos. Referencia muy útil para la alcaldesa mayor de la ciudad, que en estos días está recorriendo los barrios en compañía de la policía para identificar ambientes proclives al delito y afianzar el trabajo con la comunidad. Bogotá ha tenido la fortuna de contar recientemente con secretarios de Seguridad altamente calificados en la materia, e independientemente de las divergencias que suscita la alcaldesa, hay que reconocerle su designación en este cargo del Dr. Hugo Acero, autoridad técnica y experimentada como pocos en el país en convivencia y seguridad ciudadana, conoce por dentro a la Policía, no tiene militancia política y goza del respeto y aprecio de los uniformados.
Este nuevo modelo de seguridad para la Sabana de Bogotá podría transformar diametralmente la convivencia y la seguridad ciudadana en la región. La voluntad política y el compromiso de las autoridades está comprobada; proyectar ciudades inteligentes con tecnología de seguridad, ambientes tranquilos y ordenados requiere inversiones significativas; integrar la política pública de seguridad con la política criminal parece un imposible; y solucionar de tajo la creciente y preocupante migración venezolana y su incidencia delictual, aún no se siente, es urgente y apremiante. Finalmente, no es de caballeros hacer eco al amarillismo, al pánico, al miedo, a la indignación y a la desinformación que generan abundante espuma y opacan las silenciosas y valiosas conquistas de seguridad que con dedicado sacrificio logran las autoridades. En asuntos de seguridad es bueno mantener una utopía.