La pinta de Iván Duque empezará a cambiar a medida que avancen los recorridos por Colombia con el expresidente Álvaro Uribe. Se estrenaron este fin de semana en Barbosa, Antioquia, y luego en el lanzamiento de su candidatura y las listas de Cámara por Bogotá en el Centro de eventos Las Américas. La imagen de la invitación era bien diciente: Uribe con su infaltable sombrero y Duque ahora de poncho terciado; el maestro y el alumno; el campechano y el urbano.
Consciente de las distintas corrientes al interior del Centro Democrático y de los temores internos a que vuele solo —con el fantasma de la traición de Santos intacto—, Iván Duque procura hacer explícito, cada vez que puede, su compromiso con "la mano firme y el corazón grande". Los símbolos y emblemas uribsitas irán llegando.