Desde el desayuno se sabe lo que va a ser el almuerzo. El más conspicuo abogado de multinacionales y de grandes empresarios, ahora se da el lujo, como Fiscal General de la Nación, de amenazar con asperjar con glifosato los sembrados de coca argumentando que la erradicación manual de los cultivos de uso ilícito ha sido un fracaso total. Más claro no canta un gallo: Hace parte de la “corte celestial” del Procurador Alejandro Ordoñez, destituido por el Consejo de Estado por la práctica inconstitucional del “Yo contrato a los tuyos, tú me eliges”.
¿Dónde está la tan cacareada “independencia” del Jefe del ente acusador, proclamada a mil vientos por algunos rotativos nacionales que le sirvieron de caja de resonancia para su elección? De lejos se nota la similitud con la posición del ex procurador Ordoñez. Parecen que fueran hermanos gemelos frente al proceso de paz.
Abundar con el glifosato contra el narcotráfico es además de repetitivo, una tarea sin perspectivas, tal como lo está comprobando la experiencia de ésta guerra inútil.
Parece que el negocio tuviera defensores de oficio luchando a brazo partido para evitar la legalización, convencidos de que la lucha por los medios convencionales les daran el espacio para legitimar los atropellos contra los derechos humanos y para legitimar sus ganancias multimillonarias en los paraísos fiscales.
El capitalismo mafioso del narcotráfico ha invadido todos los estratos sociales y ha copado todas las instancias del Estado. Es un cáncer que hizo metástasis en el organismo de la sociedad, y que por mucho que se le quiera aplicar la quimioterapia de la violencia seguirá triunfando con su voracidad capitalista. No hay valores morales. Cuanto tienes cuanto vales.
Muchos conocedores del problema han sostenido con argumentos irrebatibles que las drogas ilícitas no tiene solución militar, porque ésta situación estructural necesita un tratamiento multilateral, aduciendo, además, que el enfoque fundamental debería estar en la legalización. Claro, son tan grandes los intereses entrecruzados a nivel internacional que sería utópico pensar en una pronta legalización del mercado mundial, porque sencillamente se les acabarían las ganancias multimillonarias. Obviamente los usufructuarios de este negocio no van a permitir, así porque sí, que se les acabe la gallina de los huevos de oro. Lucharán hasta el final para continuar blindando “jurídicamente” la cueva de Alibabá y sus cuarenta ladrones.
Por eso la propuesta del Fiscal de acudir al Glifosato, que algunos medios del establecimiento califican de “independiente”, no es otra cosa que llover sobre mojado en un camino que conduce a ninguna parte.
El Fiscal debería de estar apoyando los acuerdos de paz de La Habana, en vez de estar atravesado como un caballo de Troya, obstaculizando el acuerdo sobre las drogas ilícitas, donde las Farc y el Gobierno se comprometieron a resolver el problema con una política concertada para la erradicación voluntaria, con alternativas de proyectos productivos para las 70 mil familias campesinas que viven de 100 mil hectáreas de coca, en vez de estar proponiendo un agente cancerígeno para la depredación de la flora y de la fauna en nuestros territorios.
El problema es marca mayor. Aquí está el motor y la gasolina para la financiación de la guerra. Por eso el acuerdo sobre la erradicación de los cultivos de uso ilícito tiene tanta importancia, y de su implementación y desarrollo va a depender el fin a los paramilitares, elemento “sine qua non” para la construcción de una paz estable y duradera.
El nuevo Fiscal debería abocar con prontitud el desfalco en Saludcoop, que a estas alturas del paseo no tiene respuestas para saber qué fue lo que pasó con la plata de los colombianos; o acelerar las investigaciones sobre la corrupción en el Departamento de la Guajira donde los niños se están muriendo de hambre, en vez estar dando pantalla con el Glifosato, que entre otras cosas, es una salida contradictoria con los acuerdos de La Habana. Pero no. El Fiscal sale a darse vitrina amenazando con la pistola del Glifosato, precisamente cuando estamos a un cacho de lograr el acuerdo final del conflicto armado. Vaya usted a entender la “independencia” del nuevo Fiscal.