Con la entrada en vigencia de las sanciones económicas a las contravenciones del nuevo Código Nacional de Policía y Convivencia, los ciudadanos nos sentimos amedrentados y con temor hasta de mirar a la que debería ser la autoridad.
El día 29 de julio del presente año, la policía en Barranquilla se dedicó a visitar tienda por tienda a advertirle a los comerciantes que no los querían ver vendiendo cerveza pues de inmediato se interpondrían los comparendos pertinentes para sancionar dicha sanción, pero no se percibía simplemente como una advertencia sino más bien como una amenaza por parte de la institución.
Al parecer la policía ya no se dedica a proteger y servir, sino a sancionar a quienes por x o y motivo infrinjan las normas, sin tener en cuenta el contexto de la situación, que para poder explicarlo mejor, pondría 2 ejemplos:
En el inciso 11 del artículo 140 dice: “Realizar necesidades fisiológicas (orinar y defecar) en el espacio público, es considerado un comportamiento contrario al cuidado del espacio común para los ciudadanos”.
Y bueno, está bien no se deben hacer necesidades en la vía pública, pero conozco el caso de un señor de casi 78 años, el cual fue multado con un comparendo porque fue "pillado" cuando en un parqueadero distante de su casa se dispuso a orinar pues un incipiente problema de riñón lo afecta de tal forma, este se encontraba a casi 6 cuadras de su casa y simplemente, no aguantó.
¿Tiene o no excusa?
El ciudadano casualmente venía de ser valorado medicamente y traía consigo todos los documentos que lo podrían demostrar, pero los agentes no miraron el contexto y con prepotencia le dijeron que si seguía hablando, le impondrían otro comparendo por agresión verbal a un funcionario público.
Es triste ver que la "autoridad" abuse de los poderes que les han sido otorgados.