Bogotá explotó. Hasta la medianoche del miércoles habían 41 CAI destruidos, incendiados. Un número indeterminado de personas heridas, muertas. Los policías también fueron sacrificados. Hubo linchamientos, odio. Así como el 9 de abril de 1948 se vieron los hierros chamuscados de los tranvías, así hoy varios buses de Transmilenio se convirtieron en cenizas:
QUE ARDA TODO HASTA QUE SE RESPETE EL DERECHO A LA VIDA Y SE DETENGA EL ABUSO DE PODER!#ColombiaLivesMatter #apocalypse2020 #NosEstanMasacrando #CAI #Cacerolazo #JavierSomosTodos #AJavierLoMatoLaPolicia #PoliciaCriminal #PoliciasAsesinos pic.twitter.com/mI5g9cOPqy
— Johan Sanabria (@JhojanCamiloS) September 10, 2020
La chispa que prendió el fuego volvió a ser la brutalidad policial. El abogado Javier Ordoñez, asesinado mientras departía con sus amigos en Engativá, no es un hecho aislado. La policía ha matado a 649 colombianos entre el 2017 y el 2019. Este año ya han muerto 20 personas por abuso de la fuerza. Ese odio se convirtió en una explosión que sintió toda la ciudad. Las autoridades no tuvieron como controlar el desorden, las ganas de sangre, la indignación.
Imágenes tan impactantes como esta se vieron en toda la capital:
En el barrio Fontanar un joven fue herido por un disparo de arma de fuego, y QUE COINCIDENCIA, pues en esta noche SÓLO LA POLICÍA ESTÁ DISPARANDO.
A los delincuentes la Policía no los atrapa, pero a los ciudadanos sí les disparan.
La hipocresía.
Denuncia:@parescolombia pic.twitter.com/zMJwoKfu6X— JUANCA (@JUANCAELBROKY) September 10, 2020