Para nadie es un secreto que la innovación demanda, en la mayoría de los casos cuantiosos recursos económicos. En las start up’s, spin off’s o simplemente en los emprendimientos con base tecnológica, la búsqueda de recursos económicos es el pan de cada día y en ocasiones se convierte en una actividad más importante que la actividad económica de la empresa.
El préstamo bancario ha sido la opción tradicional para acceder al financiamiento para empezar o escalar un proceso de innovación, sin embargo, no es un secreto que el sistema bancario no es precisamente el más propenso a confiar en el emprendimiento.
En este panorama, precisamente la innovación ha creado alternativas al tradicional préstamo bancario con nuevas figuras de financiamiento, utilizando la tecnología para crear nuevas formas que recogen figuras tradicionales haciéndolas más asequibles a quienes más necesitan recursos.
Entre las nuevas formas de financiamiento podemos encontrar figuras como la del crowdfunding, que ha tenido un gran éxito en sectores creativos, puesto que permite el patrocinio colectivo a proyectos a cambio de recompensas no monetarias, es decir, no se tendrá que devolver el dinero recaudado, ni rentabilidad económica alguna.
Existen diferentes clases de plataformas, algunas dedicadas a proyectos específicos, como musicales y artísticos (Goteo, Verkami, Ulule), educativos y de emprendimiento (I love science, Mi grano de arena) que cobran una comisión (entre el 4 y 5%) para los proyectos exitosos, por lo tanto, es necesario tener en cuenta el campo de experticia y las condiciones económicas que cada una establece.
Dentro de las plataformas más reconocidas se encuentran Kickstarter, Indiegogo, FundRazr, entre otros (estas son las plataformas más reconocidas). Otra de las nuevas figuras que se utilizan para la consecución de recursos es el llamado crowdlending. Con esta figura, a diferencia del crowdfunding, las personas prestan pequeñas cantidades de dinero a una empresa a cambio de un retorno financiero estipulado en un contrato de préstamo. Al igual que la figura anterior, existen plataformas encargadas de administrar los diferentes aspectos de los acuerdos, tales como la tasa de interés, el plazo del préstamo y el nivel de riesgo de las empresas que requieren de los fondos. El rango de sumas que se presta varía en cada proyecto, pero, a manera de ejemplo, en plataformas como https://www.loanbook.es/ y https://www.arboribus.com/se empieza desde los 20 hasta 2000 euros.
Ahora bien, en líneas anteriores comentábamos cómo han surgido nuevas e innovadoras formas de, a través de desarrollos tecnológicos, acercar figuras convencionales de financiamiento a pequeñas y medianas empresas. Este tipo de figuras se han denominado genéricamente Fintech, sobre las cuales en un reciente artículo del diario El País de España se afirma que “a medida que el mercado proporciona tecnología aplicada a las finanzas accesible desde los dispositivos móviles y dirigida a consumidores que desean otro tipo de servicios y de relación con estos, las probabilidades de disrupción aumentan” .
En muchos casos los desarrollos Fintech están destinados a conseguir créditos rápidos para cubrir necesidades de liquidez transitorias, ya que los intereses suelen ser los más altos del mercado. Plataformas como la colombiana https://www.mesfix.com/ han unido la figura del factoring con nuevos desarrollos tecnológicos y otras como la española iAhorro.com que compra productos financieros que incrementan el número de personas y empresas que pueden beneficiarse de este tipo de figuras.
La pregunta que surge es
¿cómo está el panorama colombiano respecto
de estos nuevos tipos de financiamiento e innovación?
La pregunta que surge de la lectura anterior es ¿cómo está el panorama colombiano respecto de estos nuevos tipos de financiamiento e innovación?
La respuesta no es sencilla, ya que, como la mayoría de las veces, al estar frente a procesos de innovación, el derecho va un paso atrás de la práctica. Ya se han dado casos exitosos de crowdfunding, sin embargo, las entidades financieras no están totlmente prepradas radas para gestionar la recepción de los fondos obtenidos a través de las plataformas.
Similar situación se puede apreciar en las otras figuras, en donde disposiciones relativas al blanqueo de capitales, captación ilegal, pero sobre todo, falta de comprensión de las nuevas realidades, constituyen un obstáculo para el desarrollo de actividades que supondrían una excelente alternativa para contar con el tan esquivo financiamiento a los procesos de innovación y emprendimiento.
Así las cosas, es más que necesario socializar el uso de estas figuras para que todos los agentes que intervienen en procesos de innovación, creadores, empresarios, entidades financieras, usuarios y la comunidad en general, puedan contar con reglas de juego claras que permitan obtener un beneficio real de estos nuevos desarrollos.