A práticamente dos meses de las elecciones para Concejo y Edilato surgen las mismas contradicciones y malestares sociales en la ciudad. Políticos tradicionales, corruptos, mentirosos y oportunistas, que se mueven en los mismos cánones que sus antecesores para ganar votos. El abstencionismo y voto en blanco representan un alto número en nuestro país, que día a día evidencia en la falta de obras, inseguridad e inoperancia del estado, las malas decisiones tomadas por lo ciudadanos y el poco interés de los funcionarios públicos de velar por el cumplimiento de la ley.
Prueba de esto es el deterioro que pareciera fuera irreparable en Transmilenio. Un sistema que muestra la falta de gestión y ejecución territorial. Inseguro e inútil para todos sus usuarios, donde los gobernantes no exigen el cumplimiento de las normas establecidas para su uso, y en cambio dan soluciones poco efectivas para su buen funcionamiento.
Pero en este tunel oscuro aún vemos un haz de luz que representa la esperanza para aquellos bogotanos que no hemos perdido el interés por la política, ni que dejamos en manos ajenas el control de la ciudad. Conociendo un poco de los candidatos encontré a Eliana Sandoval, aspirante al Concejo de Bogotá, por el partido Alianza Verde, que tiene una iniciativa para salvar Transmilenio, por lo que interpuso una Acción Popular y una Firmatón, para hacer del servicio un sistema digno, seguro y eficiente, donde se recupere la convivencia ciudadana. Este proyecto es muestra de cómo los políticos deben enfocarse en mejorar la calidad de vida de las personas y no en limitarse en conseguir votos. De igual forma, en la búsqueda por llegar a las comunidades y escuchar de primera mano las necesidades de ellos transformó un bus en una sede móvil la cual recorre las localidades y barrios conociendo las problemáticas de los habitantes, es algo innovador y que, de copiarse, le permitiría a los funcionarios conocer la verdadera Bogotá.
Si realizamos un balance por los personajes que se encuentran actualmente con cargos en el Concejo, observamos que muchos ostentan su puesto desde hace más de dos periodos, me pregunto, entonces, si el Concejo de Bogotá debe velar por el cumplimiento de normas y control político. ¿Qué hicieron estos funcionarios en todos estos años de desfalcos, corrupción y carruseles? ¿Dónde se encontraban mientras a Bogotá la estafaban?
En una sociedad como la nuestra estamos muy lejos de tener los índices más bajos en corrupción como en Dinamarca, Finlandia o Nueva Zelanda. Pero si empezamos por conocer a los candidatos y por darle la oportunidad a personas que son jóvenes, pero tienen experiencia e ideas frescas, habremos dado un paso para mejorar la democracia y ojalá también el futuro de la capital.
Todos votemos por la renovación en el Concejo con personas nuevas que le aporten a la ciudad.