Se acercan las elecciones de Congreso y Presidencia en Colombia, e inician las eternas campañas por concientizar a la población (en especial la juventud) de salir a votar y no delegar por omisión el curso del país.
Debo decir que he incentivado dichas campañas, creo que es importante que la gente viva y sienta las jornadas electorales, pero para llegar a ello, no es solo demostrar la importancia del voto, sino de la importante de asumir posiciones políticas, de tomar "partido" por la situaciones del país, pero sobre todo de informarnos y educarnos alrededor de esa compleja palabra llamada democracia.
Y es que desde el colegio y la familia el tema de asumir decisiones, responsabilidades y de tomar posición por algo, es una cosa que se le huye, gran parte de la población colombiana hemos crecido en familias donde la voz del padre es la que manda, en donde la posibilidad de disentir es complicado y en donde del dialogo intergeneracional es muchas veces inexistente.
Y luego vamos al colegio, y la clase de constitución o ciencias sociales, donde se aprenden temas políticos, se convierte en una clase de relleno, menos preciada y estigmatizada, pues que escándalo se crea, si algún profesor o profesora intenta enseñarnos democracia, mínimo el rotulo de adoctrinador o adoctrinadora se gana.
Y desde allí empieza nuestra mala relación con la democracia, llegan las elecciones estudiantiles y se convierte en un concurso de popularidad (populismo versión estudiantil) donde la promesa infalible (que nos enseña a auto-engañarnos desde muy temprana edad) de la piscina en el colegio (soy de colegio público, y los de colegio público entenderán) se convierte en nuestro primer ejemplo de voto manipulado y que solo piensa en nuestro interés egoísta, pues curiosamente los candidatos y candidatas con propuestas aterrizadas y beneficiosas para el colegio, pocas posibilidades tuvieron.
Y esta relación nos marca, pues en conjunto con las noticias de corrupción, la decepción de la política institucional, el alejamiento de las discusiones sociales y el no querer educarnos sobre los temas políticos, económicos, culturales, sociales, ambientales y un largo etc etc, del cual empezamos a huir como si ello no tuviera que ver con nosotros y nosotras, nos convertimos en esos seres politicos en estado de pasividad, que fácilmente son manipulados por palabras bonitas y estrategias de imagen propias de empresa de marketing con el producto de moda.
Pero el asunto de este escrito, no es quedarnos ahí, sino poner en acción eso llamada democracia en nuestras vidas, así nos traiga problemas en la cotidianidad, por eso convoco a discutir con la familia, con las amistades, compañer@s de trabajo y/o estudio, con las personas que nos encontremos en el transporte público, acerca del destino que tiene el país y lo vital que son las elecciones y participar en ella.
Y quiero que no nos quedemos en solo ir a votar, sino en también en participar del ámbito político, de ser testigo electoral, de hacer campaña (así sea para promulgar la abstención o el voto en blanco), de hacer contenido para sus redes sociales expresando sus posiciones, de dar vida al universo político en el país, que no son solo los partidos políticos, o el gobierno, o la pelea Petro vs Uribe, sino que es el acto de que la ciudadanía discuta y enfrente las responsabilidades sociales como propias.