Uno de los temas que más preocupa al gobernante de cualquier ciudad es la movilidad. Día a día los ciudadanos la hacen blanco de sus críticas, exigen que mejore y que se realicen cambios en los múltiples aspectos que hacen parte de ella: infraestructura vial, por la gran la cantidad de carros y motos particulares que circulan; la capacidad de cubrir todas las necesidades ciudadanas en servicio público de taxis, busetas y colectivos, la posibilidad de ofrecer opciones alternativas como bicicletas, patinetas, patines, monopatines; los trancones de horas pico, la accidentalidad, los espacios para un buen tránsito de peatones, la privatización de espacios públicos por el estacionamiento en lugares no permitidos, la contaminación vehicular.
Aunque no soy un experto en movilidad, sí soy un ciudadano, un peatón, un transeúnte que debe vivir y sufrir muchas de estas situaciones; y que quiere hacer unas sugerencias y propuestas específicas al alcalde de Manizales y su Secretaría de Tránsito, a la que respeto sus planes, aunque creo que deben ser más contundentes.
Puede que estas líneas también sean útiles para otras ciudades con las mismas características de Manizales, y aunque parto de la premisa de que todos los contextos son diferentes, sí puedo asegurar que hay aspectos compartidos y que su aplicabilidad puede ayudar en cualquier territorio.
Estoy convencido de que todo ser humano puede aprender si se le explica de forma correcta y si el ejemplo hace parte de ese proceso. Por eso, antes de acciones punitivas debe explicarse la norma; diseñarse estrategias de Cultura Ciudadana enfocadas hacia los conductores y peatones que deben ser transversales y a largo plazo para lograr los objetivos esperados.
Ahora, la aplicación de esta estrategia de Cultura Ciudadana debe estar alineada a una agresiva y precisa estrategia de comunicación, acompañada de movilizaciones continuas, creativas y dicientes en diferentes puntos de la ciudad, sobre todo en aquellos donde se presenta el caos.
Después de poner en marcha la estrategia de Cultura Ciudadana y haberla socializado por los diferentes medios de comunicación, además de hacer un exhaustivo puerta-puerta, volanteo y diálogo directo con la comunidad, acciones que deben ser continuas, pero que en primera instancia, no deben superar los dos meses. Con un número significativo de colaboradores y el apoyo de las demás secretarias, se debe iniciar con medidas sancionatorias para los infractores. Primero deben ser sanciones pedagógicas –cuatro meses aproximadamente-, y después de tipo económico.
Todo esto no se puede lograr si no se entabla una relación directa
con las empresas de transporte público
y se acuerda la mejora de sus servicios para cada sector de la ciudad
Todo esto no se puede lograr si no se entabla una relación directa con las empresas de transporte público y se acuerda la mejora de sus servicios para cada uno de los sectores de la ciudad. Esto se refiere a cobertura, número de vehículos enviados a la zona según necesidad, calidad en el servicio, entre otras. Esta alianza estratégica y cambios en el servicio público de transporte es fundamental para desincentivar el uso del carro particular e incentivar el uso del transporte público o de medios alternativos.
Se tiene que garantizar que las vías dejen de ser parqueaderos para motos y vehículos públicos o privados y los parqueaderos o zonas azules deben subir su tarifa sobre todo en los lugares más congestionados. Así, quien quiera usar su carro particular lo podrá hacer, pero debe estar dispuesto a asumir los costos que esto conlleva.
Paralelamente, se debe fomentar el uso de transportes alternativos y se deben ofrecer algunos incentivos simbólicos y económicos para quienes lo hagan, así como hacer un trabajo intensivo sobre normas de tránsito y por supuesto continuar con el discurso y las acciones del plan de Cultura Ciudadana. Personalmente no creo que sea necesario el uso del pico y placa, toda vez que se trabaje el amor, compromiso y sentido de pertenencia de la ciudadanía.
Hay muchas más ideas (política sobre la venta y compra de motos y carros, entrada y salida de vehículos de otros municipios, Uber, cantidad de taxis en la ciudad, sistema público de bicicletas, planes de contingencia para eventos de ciudad -partidos de fútbol, conciertos, ferias- política pública de movilidad, gobernanza de la movilidad, entre otros), pero este es un abrebocas sobre lo que se puede hacer si hay voluntad política y acciones concretas. Es seguro que no a todos les gustarán estas propuestas —válido y respetable—, pero la disyuntiva es lograr un cambio ya y hacer algo a tiempo, o es convertirnos en otra de las muchas ciudades imposibles de transitar.
@julianelpolit