Todos los días el capital te tienta, te ataca, trata de conquistar con el individualismo,
de que si compites y aplastas al otro, te va a ir mejor, vas a ganar más plata,
porque lo que quiere es someternos, transformarnos en objetos
para que vivamos para él, para chuparnos la sangre.
Isabel Rauber.
Soportamos el neoliberalismo, salvaje, siniestro, insolente, desvergonzado. Los sindicatos están prohibidos, las huelgas proscritas por la ley de los dioses y leguleyos al servicio del poder dominante. Las marchas y protestas de los campesinos y estudiantes y trabajadores son reprimidas con gases lacrimógenos y montajes judiciales, el crimen organizado de las fuerzas estatales se hizo ley y los líderes sociales son acribillados en todos sus espacios. Las cárceles están abarrotadas de inocentes hijos del pueblo.
Predomina el fantasma de la muerte y el “sálvese quien pueda”. En los hombros de la gente de a pie cunde la desesperanza aturdida por las atrocidades financieras, la masacre calculada y exigencias del libre mercado de “todos contra todos “. Atreverse a pensar es subversivo y se puede terminar en las mazmorras del régimen, desmembrado, o en pestilentes callejuelas Bronx de las grandes ciudades contagiadas de miseria.
Un anticristo abortado de las cavernas del pensamiento único ha querido imponerse a través de un modelo económico de diseño neoliberal para hacer “trizas” la utopía de los menesterosos de tener una vida digna y una nueva oportunidad sobre la tierra. Una intelectualidad presuntuosa, arrogante, colonizada, al servicio del capital permea indolente en los espacios y migajas que le brindan sus amos miserables. No se sonroja. Adolece de ética y conciencia social.
Maúllan como lobos hambrientos en los pasillos de la ley y esconden la cola entre las piernas cuando la justicia y el pueblo descubre la podredumbre de sus arcas y feudos mal habidos. Son los profetas de las nuevas tablas de la ley neoliberal y aluden no tener competencia ya que solo hay una forma de pensar. Ya no existen ideologías. ¡Tremenda farsa!
Nos dice Isaberl Rauber: “El trabajo más importante es el trabajo del intelectual colectivo, y ¿quién es ese colectivo que acompaña el intelectual?, es el pueblo como protagonista. Tenemos que disputarle la cabeza y el corazón a millones de millones de seres humanos que están bajo la hegemonía del capital, la hegemonía ideológica, cultural, incluso espiritual, de las fantasías, los sueños.
Es una batalla en todos los órdenes, no es solamente un tema racional, no se puede limitar a las publicaciones, al intelectual individual, eso para mí es lo más importante”.
Tantas mentiras se convierten en verdades a través de los medios de propiedad de quienes pregonan el fin de la historia. La televisión basura como RCN-Caracol-Canal El Tiempo y sus medios escritos son un ejemplo de pensamiento único que atentan contra la libre expresión de nuestro pueblo. Ante semejante esperpento no hay otra opción que el Pensamiento Crítico, única forma de derrotar el genocidio y las desigualdades sociales de este continente que un día nuestros ancestros llamaron Abya Yala