Hay vientos de esperanza. La democracia colombiana no está en crisis como dicen algunos carretudos polemistas y analistas. Respice Polum. Del norte, viene la esperanza. Sólo nos basta copiar las buenas prácticas de algunas organizaciones políticas norteñas y mejorará la calidad de las elecciones. Es decir, debemos transvasar a toda Colombia las prácticas de motivación, movilización e información política que han logrado los departamentos de Córdoba y Sucre que han llegado a cifras de participación electoral del 60 y 65%, respectivamente. Estos datos son muy saludables ya que en Colombia -en general- este guarismo solo llega al 43% del censo. Este fenómeno democrático caribeño fue el que le quitó de la boca la victoria a Uribe e hizo posible que Santos con cierto orgullo lo felicitara por su segundo lugar.
No hay necesidad de hacer una gran reforma política. Si miramos el comportamiento del electorado de esos dos departamentos no que reformar nada. Este resultado es más admirable porque el logro se obtiene en pequeños municipios de zonas rurales, con muchas penurias, de calles polvorientas y rodeados de haciendas medievales. Es meritorio que allí nuestra democracia logra participaciones tan parecidas a los modernos países europeos. Pero además, los votantes están tan contentos y satisfechos con su sistema democrático de representación que la amenaza del “voto en blanco” ha sido puesta en cintura, ya que en ambos departamentos no supera el 1,3%.
El asunto es que gracias a los Besaile, los Guerra, los Garcia, los Name, los Fernandez, los Pestana, los Gerlein, los Pulgar, los Acuña la calidad de nuestra democracia en esa región mejora en cada elección. Algunos de estos esforzados y convincentes barones logran que sus seguidores aumenten hasta en un 80% su apoyo, como lo hicieron Musa y Noño, que no son unos cantantes de Regetton como yo me creía sino los principales escuderos políticos de nuestro moderno y cosmopolita presidente. Ya me imagino sus conversaciones que deben muy productivas para el país. Esta situación hace que cuatro de estos adalides tengan más votos que el Polo y que la Alianza Verde, partidos que al parecer ignoran las claves del liderazgo.
Dirán algunos que todo es producto de la repartición de mermeladas y dicen por ahí, los suspicaces de las Dos Orillas que le dieron a uno de ellos cerca de $63.000 millones para contratos de vías carreteables. Pero no es sólo es eso, pues, a los liberales también le dieron pero no movieron la participación a su favor. Me parece hay cierta magia que se nos escapa en los éxitos de estas familias políticas.
Me imagino que ahora posaremos nuestros ojos con envidia en los municipios de Chima, Chinú, San Andres, Los Palmitos, Toluviejo, Coveñas, El Roble, La Unión, Caimitos entre otros, ya que más del 70% de sus concienciados ciudadanos salen sin ningún tipo de estímulo a votar para definir sus representantes y después, observarán la mejora del bienestar en sus vidas y pueblos por los resultados de sus elecciones.
Como el fenómeno es contagioso algunas zonas de la región ya están en buena hora recibiendo este fervor democrático. Así el fenómeno se replicó en algunos municipios del Atlántico. Aquí encontramos municipios donde la pereza democrática ha sido derrotada. El domingo, los votantes motivados por las propuestas de Gerlein, Name, Cepeda, Acuña y Pulgar, acudieron en masa a votar como en Usiacurí (78%), Baranoa, Tubara y Santo Tomás (70%).
Yo propongo que estos senadores exitosos en un acto de desprendimiento y vocación democrática enseñen a otros senadores de su mismo partido a movilizar electores de una forma efectiva. Por ejemplo, que Fernandez Alcocer con 30.000 votos en Sucre le enseñe como hacerlo a Serpa que solo sacó esmirriados 500 voticos allí, sí es que éste insiste en volver al Senado el próximo periodo, ya que al parecer, Serpa con 45 años de vida política en ese partido, no sabe cómo llegarle al liberal sucreño. Que la emsombrerada Yamina Pestana con 18.000 votos en Sucre -que no es su departamento de origen- le transvase sus técnicas de seducción política a su copartidario Juan Laserna, que solo obtuvo 195 voticos en Sucre.
Ahora ya se entiende la noticia de que los registradores de Córdoba y Sucre no querían ser destinados a otras circunscripciones y presentaron sendas tutelas para quedar cerca de sus médicos de cabecera. Es decir, ellos intuían que iban a tener mucho trabajo contando esta verdadera lluvia de votos democráticos y limpios que caería en estos departamentos y era mejor quedarse –pese al stress- cumpliendo su deber.
Oh Júbilo Inmortal. Nuestra democracia está salvada.