Esta es una crisis global sin precedentes que evidencia la fragilidad de la especie humana. Ningún país está a salvo y nadie se puede creer inmune al contagio. El virus confrontó a la humanidad y la confinó. Ningún ejercito lo pudo enfrentar, ninguna de sus armas lo pudo controlar. Las prioridades de la sociedad guerrerista fueron derrotadas.
Algunas cifras para el análisis:
Tenemos más personal para la guerra y la seguridad (955.596) que para la salud 92.470 médicos.
Tenemos más soldados (369.000) que profesores universitarios (307.117).
Tenemos 185.940 policías y solo 3.404 enfermeras graduadas.
Un médico general gana en promedio $ 2,9 millones al mes, unos 300 mil pesos mensuales más que un soldado.
El sueldo promedio de una enfermera es de $ 1,9 millones, como 300 mil pesos menos que un policía.
Para la próxima crisis tendremos que prepararnos y decidir si queremos más soldados que médicos y enfermeras. Mas tanques, aviones o más hospitales y profesores.
En este confinamiento y con de la incertidumbre que genera, me pregunto: ¿como serán el mundo, el país y la ciudad después de esta crisis?, ¿seguiremos viviendo para consumir sin medida y depredando?, ¿cuáles deben ser las prioridades?, ¿en qué tipo de sociedad queremos vivir el tiempo que nos queda?, ¿cuál será la que les queda a nuestros hijos después de la pandemia?
En Colombia serán muchos los cambios que se deben realizar para superar la crisis y muchos más para construir el nuevo modelo económico, social y cultural en este mundo interconectado donde las tecnologías serán el imperio y el conocimiento estará al alcance de un clic.
Yo quiero vivir en una sociedad donde impere un modelo económico solidario, equitativo y justo; donde se reconozca el valor del conocimiento puesto al servicio de la sociedad; donde el capital y el trabajo vayan de la mano; donde el respeto por el medio ambiente, la naturaleza y los derechos humanos primen sobre cualquier otro criterio en la toma de decisiones. En lo profesional sueño con el ejercicio de un periodismo libre de toda presión y con medios de comunicación y tecnologías bajo la gobernanza de la ciudadanía, al servicio de la comunidad.