¿Nos volvimos como Dios al ‘crear’ la Inteligencia Artificial?
Opinión

 ¿Nos volvimos como Dios al ‘crear’ la Inteligencia Artificial?

La discusión está en el peligro de que la IA acabe dominando a la humanidad por encima de la inteligencia humana

Por:
noviembre 15, 2023
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La Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en motivo de preocupación tan grande como las migraciones o el cambio climático, propiciando reuniones internacionales que busquen reglamentar su desarrollo.

Básicamente se discute sobre el peligro de que acabe dominando a la humanidad por encima de la inteligencia humana.

La Inteligencia humana es la capacidad de establecer relaciones entre lo que ya conocemos y así ‘crear’ nuevos instrumentos, del conocimiento o físicos, para tomar decisiones y mejorar el control sobre el entorno. Pero igual que en la naturaleza no se da la generación espontánea, en el sentido de que aparezcan cosas nuevas de la nada, sino que todo es evolución de lo que ya existe, no hay generación espontánea en el campo del conocimiento sino solo derivaciones de profundizar el que ya tenemos. No tenemos capacidad de ‘crear’ sino de desarrollar o construir sobre los conocimientos anteriores.

En tal sentido no existe duda que la IA es superior o más potente que la inteligencia humana, puesto que la capacidad de almacenamiento o ‘memoria’ y de procesamiento cibernéticos son infinitamente mayores que los de cualquier ser humano.

En sí misma, como sucedió con la programación de computadores, es ‘generativa’ y se puede automultiplicar sin que tenga sentido intentar detener su expansión.

El debate regulación vs riesgos es estéril: ninguna regulación elimina los riesgos inherentes a la multiplicación de capacidades, y si tuviese capacidad ‘creativa’ ella misma manejaría la regulación.

Pero ¿implica eso el peligro de que la IA acabe sobreponiéndose a la humanidad?

La IA es solo un software que requeriría un hardware para imponerse en el mundo físico real. Esto podría aparentemente suceder al integrarla a la robótica; ¿los robots inteligentes competirían con los humanos? Como ser humano biológicamente necesitamos alimentarnos mientras la IA depende de que se le suministre energía, pero la ventaja no es que en últimas siempre se podría ‘desconectarlos’ puesto que serían capaces de usar sistemas solares fotovoltaicos.

¿Dónde podrían estar entonces las limitaciones que impidan que remplacen lo que Noah Harari llama ‘el sistema operativo de la civilización humana’?

Lo primero tener en cuenta que una es su incidencia en el uso público y otra en el uso por parte del individuo; establecer regulaciones para la comunidad es factible pero condicionar a cada persona para que se someta a ellas supone pasos diferentes.

Porque en ese proceso de optimizar las decisiones no se incluye la diversidad del ser humano que hace que ningún algoritmo pueda manejar la variable del criterio, valores o simples gustos de los individuos de nuestra especie. Si se considera la IA como la capacidad de interrelacionar todos los conocimientos para optimizar un resultado, en principio solo podría dar un resultado único, no como los humanos donde las diversas reacciones pueden llevar a diferentes caminos según quien lidere o tome una decisión. Por eso el punto central es hasta dónde puede ir la IA cuando va más allá de remplazar procesos de rutina.


Aún si no remplaza y toma el control de la humanidad por la vía de superarla si lo logra por la vía de crear dependencia


Lo que sí se genera es una dependencia. Aún si no remplaza y toma el control de la humanidad por la vía de superarla si lo logra por la vía de crear dependencia.

 Valga el ejemplo del waze: al acudir a él encuentra uno la mejor ruta a tomar (a veces incluye en forma comparativa otras opciones) pero no tiene forma de obligar a seguirla; el criterio o gusto del conductor elige si la sigue o si toma otra ruta. Pero entre las dificultades del tráfico (cada vez mayores) y la solución que ofrece, se vuelve prácticamente imprescindible seguir sus indicaciones.

Por eso igual de desplazado o estéril es volverlo un tema de ética o de ¿quién tiene el poder sobre IA?: nadie lo tendrá, aún si por vía de control sobre franquicias o sobre el hardware central se tenga el poder de beneficiarse económicamente. Pero también, como lo almacenable y sobre lo que es procesable es lo que queda escrito, el poder (aunque sin que nadie lo controle) seguirá cada vez más en el ‘carrusel’ de los medios informativos (incluyendo las redes sociales) que son las que producen la información -o desinformación- que alimenta la IA. En últimas es ahí donde reside el potencial de riesgo de la IA.

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