Siempre dije públicamente que la clase política tradicional de este país se tenía que pellizcar, porque su descaro frente a la corrupción y su ‘importaculismo’ sobre las necesidades de los colombianos iban a despertar un león dormido que efectivamente hoy anda rugiendo y mostrando los colmillos. También dije que el pueblo colombiano era pasivo, conformista y que tenía que levantarse y no permitir más abusos, y ya lo hizo… Lo que pasa es que el rumbo que está tomando ese alzamiento y quienes se están apoderando de esa iniciativa, no corresponden ni a la ideología, ni a los deseos de la mayoría que no quiere parar, que quiere seguir trabajando y sacando adelante esta nación.
Nadie desconoce las dificultades del pueblo colombiano, pero pensar que con estos paros orquestados por hienas del poder se cambiará nuestra suerte de la noche a la mañana, es una falacia que esas fuerzas oscuras les quieren vender a multitudes manipuladas. De todas maneras, para poder entender lo que sucede hay que remitirse a la opinión de los especialistas, quienes están permanentemente estudiando el tema y que van más allá de nuestros propios deseos.
Para el profesor, columnista, analista y asesor sobre temas internacionales Marcos Peckel, hay una clarísima intención de algunos sectores de derrocar al gobierno, está muy claro. Él cree que en Colombia no existe esa tradición, por lo tanto, no van a lograrlo de ninguna manera porque Colombia tiene 200 años de civilidad en el manejo del poder político, 200 años de transición democrática constitucional. Lo que sí identifica Peckel, es que en esta situación de incertidumbre no se sabe cuál es la estrategia del Gobierno, si es ganar tiempo hasta que llegue la Navidad con su alegría y las protestas se apaguen, porque Colombia no tiene una tradición de protestas que dure mucho tiempo. “Por otro lado, la gobernabilidad de Duque está bastante comprometida y creo que en últimas va a tener que tomar decisiones que van en contra de lo que él mismo en su momento decía que iba a ser. Ha dicho que muchos de sus ministros ya cumplieron su ciclo, y esto dicho por el Presidente, significa mucho. Y, ahora, que en últimas empiece a hacer algún tipo de arreglo con los partidos de siempre entregando ministerios para tener gobernabilidad en el Congreso y pasar las leyes que se requieren en este momento, son posibles movimientos”, aseguró.
El analista y docente universitario Carlos Arias, piensa que tenemos a un presidente desconectado de la realidad nacional y que está intentando gobernar como se gobernaba hace unos años con políticos y empresarios, y no se ha dado cuenta que hoy hay que gobernar con la gente y esa gente es más gente joven; que por fin el indignado de redes sociales se está volviendo activo. “Con esto quiero señalarte que a pesar de que uno pueda entrever que Duque es una buena persona y que está bien intencionado, su actitud por estar siendo complaciente con los empresarios y políticos tradicionales no le ha dejado entender que, aunque sea un socialbacano, tiene que gobernar para la ciudadanía”.
El sociólogo Ricardo Forero considera que no se conocen las implicaciones y alcances de este paro ni hasta cuándo y hasta dónde van a llegar, o si el Gobierno va a esperar a que se desgaste. Lo que sí asegura es que todo cambió con las elecciones regionales. “La gente se alejó de los extremos y de lo tradicional que ya no la representa, ejerciendo el papel de ciudadano en las calles”, dice.
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Petro "azuza, manipula, quiere ganar el favor de las marchas y llevarse un saldo electoral de esto"
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Pero en este punto no dejan de preocupar esas fuerzas oscuras que quieren tomarse el poder con mentiras, con manipulación y con idealismos de soluciones inmediatas que son imposibles. Y aquí es inevitable preguntar por Petro, de quien Carlos Arias considera no solo que azuza, manipula y que quiere ganar el favor de las marchas y llevarse un saldo electoral de esto, sino que con su manejo del Twitter “se está clavando el puñal, él mismo se está enterrando, él mismo está fraguando su posible derrota en las elecciones presidenciales, porque el país cambió, el país es mucho más crítico y despierto, y a pesar de que es muy inteligente, Petro en su Twitter sigue cometiendo errores cada vez más evidentes, latentes, y cada vez más levanta el hastío de la propia izquierda. Dentro de la izquierda se ha venido quedando solo”, asegura.
Yendo a la pepa del problema y origen de toda esta situación, el analista español Fernando Fernández dijo la semana pasada en Blu Radio que lo primero que hay que hacer es diferenciar entre desigualdad y pobreza, que son cosas muy distintas. Lo segundo, que hay una desigualdad necesaria para el crecimiento económico y que la única política que a medio plazo acaba con la pobreza, es el crecimiento económico. Y tercero, es que este modelo económico que está en discusión puede ser retocado. Para Fernández, América Latina tiene dos problemas fundamentales: primero, sigue exportando fundamentalmente materias primas y por lo tanto está muy sujeta su crecimiento a la demanda externa que cada vez es menor, y no hemos sido capaces de generar alternativas en modelos de crecimiento. Esas expectativas se frustran además cuándo les prometemos reformas milagrosas, cuando prometemos cambios de modelos económicos que van a acabar con la desigualdad mañana. Desgraciadamente la economía no hay atajos, lo único que sabemos es que para conseguir el crecimiento económico hay que sostener en el tiempo políticas económicas que atraigan inversión, que generen empleo y que por lo tanto generen crecimiento. Claramente, con el rumbo ideológico que pareciera estarse tomando este alzamiento social en Colombia, no es esa la ruta que se está tomando.
Quiero creer, como dice Marcos Peckel, “que en últimas prevalece la constitución, las cortes harán lo suyo y creo que lo que he dicho siempre y lo que ha pasado siempre en Colombia es que encuentra su camino hacia adelante. No creo que tengamos todas las respuestas y no creo que ninguno las tenga. Hay elementos de incertidumbre en este momento, pero, el Gobierno tiene un importante margen de maniobra y es de esperar que lo use”.
Lo que sí es claro es que Colombia está cambiando y ni la política, ni la clase política pueden seguir igual. Ya estuvo bien de décadas de abusos. Como dijo el recién electo alcalde de Cartagena: “A la corrupción hay que comenzar a ponerle nombre propio”, y para eso todo tiene que cambiar.
¡Hasta el próximo miércoles!