En nuestra cultura occidental las luchas que llevamos los hombres para romper con la cultura patriarcal son muy recientes, no pasan de 10 años y relativamente nos tocó fácil. No tuvimos que estar milenios bajo un subyugo machista, ni ser consideradas como el segundo sexo donde estábamos incompletas y éramos cuasi hombres con un pene al revés. Tampoco tuvimos que pasar por brujas, ni ser quemadas en las hogueras de la inquisición por querer conocer sobre la ciencia. No tuvimos que entregar nuestras vidas a la manutención del hogar y a la maternidad. No éramos propiedad de nuestros padres que nos casaban con el más adinerado, ni decidían sobre nuestro cuerpo.
Los hombres no tuvimos por qué preocuparnos por nuestros derechos. Los de las mujeres apenas surgen en 1792. No éramos discriminadas por querer ejercer el derecho democrático al voto y participar en las decisiones políticas de nuestros países, tampoco nos negaron ir a las universidades. No fuimos botín de guerra en las dos guerras mundiales, no teníamos que pedir a nuestros maridos permiso para poder ejercer nuestra profesión si lográbamos ir a una universidad. No somos mal pagadas haciendo las mismas actividades que los hombres. La lista puede seguir hojas, se podría continuar con los horrores que la historia demuestra.
A los hombres que asumimos un compromiso ético político al reconocer y tratar de eliminar la cultura del macho inculcada en nosotros desde muy pequeños no podemos ignorar y dejar de reconocer las luchas feministas que por siglos nos han demostrado que se pueden crear relaciones horizontales no violentas, no dominantes entre hombres y mujeres. Si ignoramos esto estaríamos pasando de lado todas esas mujeres que murieron tratando de conseguir sociedades más equitativas.
Invito a todas las personas que estén leyendo esto a que nos pensemos otras formas de ser y relacionarnos con hombres y mujeres, que pensemos cómo en nuestras vidas cotidianas reproducimos el machismo y las inequidades de género, que abramos nuestro pensamiento hacía la diversidad sexual y hacía el feminismo. La idea con todo esto es que creemos sociedades verdaderamente humanas.