Lo de charaleño no es literal, debe entenderse como una tradicional forma de llamar en Santander al que traiciona o es un falso impostor. Un mentiroso. Un falso. Un hipócrita. Un voltearepa.
Estas adjetivaciones son las que más se escuchan en Bucaramanga y Santander sobre las impredecibles actitudes del excandidato presidencial Rodolfo Hernández. También se dice en Santander que el piedecuestano le dio miedo ganar y hay hasta quienes afirman que se vendió. " Se vendió" le oí a una importante lideresa barrameja.
No es creíble ya Rodolfo. Y lo más triste es que cierra con su comportamiento opciones a los discursos alternativos. A los discursos de cambio. A los discursos de oposición.
Rodolfo ha matado la Constitución Política al renunciar al Senado de la República. Su obligación era ejercer la oposición así como lo hizo el hoy presidente Petro frente a Santos.
Rodolfo en síntesis trazó una estrategia mentirosa. Trazó una estrategia que canalizaba el inconformismo nacional bociferando contra lo que él hoy práctica. El no importa el medio si el fin es posible.
Pero lo que sí es claro en Santander que Hernández ya no goza de aprecio alguno. Se equivoca el Pacto Humano si se apoya en Rodolfo. Igual, no le queda tampoco bien apoyar a un personaje que ya no solo Santander, sino todo el país tilda de irresponsable. De politiquero.
Rodolfo es un cadáver político, dicen en Santander.
Posdata. Charalá es un bello municipio de Santander. Allí se dió la Batalla de Pienta. El título es solo un recurso de contexto.