En el Congreso de la República fue aprobado en tercer debate en la Comisión I de Senado el proyecto de ley que aparentemente “busca prohibir el castigo físico contra nuestros niños”. ¿Quién se opondría a una iniciativa que busca tal fin? La verdad, muy pocos, pero no porque estén a favor del castigo físico sino por el contenido del articulado. Es algo así como el cuento de Blancanieves, ¿quién no mordería la manzana roja y apetecible? Aquel que sabe que por dentro lleva veneno. Esto mismo sucede con el proyecto de ley 320 de Senado.
El proyecto de ley impulsado por los representantes liberales Harry González y Julián Peinado busca, según su título, “prohibir el castigo físico contra niños”. No obstante, al leer el articulado encontramos que este proyecto tiene varios peros o “venenos” como la manzana del cuento de hadas.
1. Ya existe la legislación más que suficiente en Colombia que prohíbe maltrato físico dentro y fuera del entorno familiar. ¿Por qué otra ley que aparentemente busca lo mismo? Lo que necesitamos en Colombia es que la justicia cumpla con lo que le corresponde y castigue a los padres, familiares y demás, que apliquen violencia contra sus hijos.
2. En la definición de castigo físico que propone el proyecto encontramos que habla de que es toda acción de crianza que cause dolor…con el fin de ejercer autoridad, disciplinar o corregir. El lío acá es: ¿si le quitamos los videojuegos a nuestros hijos por no hacer su tarea podría estar causando dolor?, ¿sería eso maltrato? El deber de los padres es educar a nuestros hijos y esa tarea no es del Estado. Si no que los sustenten ellos, pero jamás lo harán.
3. El artículo 5 crea la Estrategia Nacional Pedagógica y de Prevención. ¿Muy llamativo verdad? Pero por medio de este artículo nos imponen pautas de crianza “positiva” para todas las familias de nuestro país sin tener en cuenta su individualidad, pues cada una goza de distintos factores que hacen que ninguna sea igual a la otra. Nos imponen un modelo estatal de crianza y será el Estado en cabeza del gobierno nacional, quien nos dirá cómo educar a nuestros hijos. Los padres perdemos toda libertad para enseñar a nuestros pequeños conforme a nuestras costumbres, principios y tradiciones.
¿Saben que es lo más curioso de todo esto? Que la gran mayoría de congresistas aprueba esta iniciativa: desde el Centro Democrático hasta la Colombia Humana. Sí Paloma Valencia la aprobó y Petro la secundó. En realidad, son contados con los dedos quienes se han opuesto a que el Estado eduque a nuestros hijos.
Cabe resaltar en Cámara la defensa por la autonomía familiar que hicieron algunos representantes como Gabriel Vallejo, Carlos Eduardo Acosta, entre otros. En Senado, John Milton Rodríguez, quien era coautor pero que luego se retiró, también se ha opuesto. Al igual que el senador Eduardo Pacheco, pero este de una forma muy tibia para mi gusto.