En cada rincón de este diverso país (Colombia) encontramos ciudadanos de a pie (dentro de los cuales me incluyo) que realizan comentarios respecto a lo que los aqueja cada día: desempleo, inseguridad, alto costo de vida e incluso hambre. Sin embargo, no nos hemos puesto a pensar quiénes son realmente los culpables de aquellas situaciones que nos afectan cada día.
Culpamos a los dirigentes
Podemos observar que la mayoría de los habitantes suelen señalar a sus principales gobernantes como los culpables de esta situación, atribuyéndoles así cada uno de los problemas que sufren. Es un secreto a voces que la mayoría de lo mencionado tiene un nexo con la causa de los problemas y es que en el país del sagrado corazón cada día se presenta un detrimento al patrimonio de la nación por parte de los representantes a quienes elegimos, encontrando así que muchos de ellos están hoy tras las rejas como consecuencia de conductas debidamente probadas y que tienen una sanción.
Detrimento que produce un efecto dominó al dejar un déficit fiscal que posteriormente da lugar a que se recorte el presupuesto destinado a otras áreas que beneficiarían a la comunidad en general, sufriendo esta las consecuencias de las malas acciones de las personas sobre las cuales depositaron su confianza.
El problema va más allá
En cuanto al problema discutido, si bien es cierto y ha quedado demostrado una cantidad considerable de veces con casos de alta relevancia nacional que los gobernantes que cuales elegimos son responsables en gran parte de todos los problemas que los ciudadanos manifiestan tener, sostengo que nos encontramos en un escenario de corresponsabilidad frente al origen de todo esto. Y es que al ciudadano colombiano le quedó grande elegir.
Nuestro derecho al voto se ha visto plagado de odio, ignorancia, falta de interés acerca de los asuntos que nos comprenden y hambre. Nuestra decisión de votar se basa en cuál es el candidato que más vemos en carteles a lo largo de los lugares que frecuentamos, quién nos da la limosna que más dinero contenga, quién se comprome a pavimentar la calle en la cual vivo. Hemos sido cómplices y a la vez culpables.
Es hora de elegir a conciencia
Es necesario que despertemos de este sueño que ha cegado nuestros ojos durante mucho tiempo, aún estamos a tiempo de marcar una era interesada por las cosas que realmente importan. Señor ciudadano que me lee, usted debe tener en cuenta que cuando elige también elige a la persona que influirá directamente en su vida y la de su familia. Cada una de las decisiones que adopten estas personas que nos representan tendrá una consecuencia directa en usted que es quien elige.
Tomemos la tarea de consultar realmente quiénes son las personas realmente capaces para gobernarnos, quienes realmente podrán marcar un cambio que no necesariamente debe ser impresionante y plausible. Elijamos a quien realmente brinde un proyecto sólido y posible. Elijamos bien.
