Hacer el amor es algo mágico, poder seducir, besar, acariciar y jugar con la persona que nos gusta o amamos es un placer que no se cambia por nada. Claro que esto depende de una persona que disfrute de su sexualidad y haya logrado vencer los prejuicios culturales y religiosos.
¿Qué pensamientos vienen a tu mente si te dijera que a las personas con discapacidad también nos encanta disfrutar de nuestra sexualidad y hacer el amor? Por tu mente podrían pasar los siguientes pensamientos: es algo natural, las personas con discapacidad son seres humanos como cualquiera y también pueden sentir y disfrutar de su cuerpo. O puedes pensar, ¡Cómo!, eso es imposible, las personas con discapacidad son ángeles asexuados y por su mente no pasan malos pensamientos, además las personas “normales” nunca los verían con otros ojos.
Bueno, cada quien decide que desea pensar pero lo cierto aquí, es que a las personas con discapacidad nos encanta disfrutar de nuestra sexualidad ya que no estamos muertos y estamos tan vivos como tú. Además, no somos ángeles ni extraterrestres, solo seres humanos que tenemos un cuerpo y una energía sexual presente en nuestras vidas.
Aunque pensándolo bien, algunas personas con discapacidad no disfrutan de su sexualidad. En ello inciden varios factores: la familia en ocasiones juega un papel negativo al no educarnos en como manejar y disfrutar nuestra sexualidad negándonos esta posibilidad por causa del desconocimiento o los prejuicios. También porque desde lo cultural nos han despojado de manera cruel y despiadada de este ámbito.
A veces en la sociedad cuando la gente se entera que una persona con discapacidad tiene una relación amorosa se escandalizan o lo reprueban, aún más cuando se enteran de una relación mixta (relación amorosa entre una persona con discapacidad y otra sin discapacidad) porque supuestamente se está aprovechando de ella. Otras piensan que nuestras parejas se van a ganar el cielo por hacer tal sacrificio. Nada más lejos de la realidad, pues nosotros también tenemos un potencial seductor y también podemos enamorar a una persona con o sin discapacidad.
Las personas con discapacidad tenemos el derecho a ejercer nuestra sexualidad sin barreras socioculturales que la limiten, por lo tanto es necesario empezar a transformar los prejuicios e imaginarios sociales que hacen tanto daño.
Nos encanta hacer el amor como tal vez a ti te gusta, somos seres sexuados que tienen la autonomía de ejercer nuestra sexualidad sin importar las limitaciones mentales que posea cada persona frente a este tema. Por consiguiente, te invito a vencer los prejuicios culturales y religiosos que poseas y a interiorizar que a las personas con discapacidad nos gusta ser sensuales; conquistar una pareja; enamorar y ser enamorados, y por último, ¡también nos encanta hacer el amor!