Es indiscutible que la cabeza humana a veces funciona mal, ya que no caben en ella todos los símbolos patrios. Ahí vemos el cóndor de los Andes y la bandera, sí, pero dónde colocar la palma de cera, dónde el escudo, dónde la orquídea, dónde la bailarina de salsa, dónde el aficionado con la camisa abierta y bailando vallenato, dónde los elefantes blancos, dónde la Virgen del Carmen, por poner solo unos ejemplos. Estas son las cosas que le hacen dudar a uno de la existencia de Dios. Estamos todos de acuerdo en que cuando el supremo creó al hombre, Colombia no existía, pero debería haber imaginado que era una cuestión de tiempo. Entonces, ¿qué hacer cuando asistes a un partido de fútbol de la selección Colombia en el exterior? ¿Con qué criterio eliges una camiseta o una gorra? Si aquello implica ridiculizar todo un legado histórico y cultural. ¿No habría sido más lógico que a los colombianos por lo menos nos hubiera creado con dos cabezas; una para el sombrero vueltiao y la otra para la peluca tricolor, incluso con dos cuerpos para ir simultáneamente de cantante de vallenato y de bailarín de cumbia?
Hay naciones que se representan con un símbolo. Australia tiene a los canguros. Estados Unidos tiene el dólar. Argentina tiene a Messi. Los suizos, el reloj de cuco. Los franceses, el queso camembert. Con esa simpleza no tiene mérito desplazarse por el planeta. ¿Para qué? No tienes ni que organizar el equipaje porque te cabe todo, incluso las ideas, en una bolsa de esas de $ 20 que venden en los supermercados. Pero representar a Colombia por ahí fuera requiere un esfuerzo de titanes, casi inhumano. Sobre todo cuando la tienes que representar en un estadio de fútbol, donde hay cientos de cámaras de televisión buscando el atuendo más étnico, o quizá, el más estúpido.
Por favor no le digas sí a lo netamente colombiano, de mujeres y paisajes espectaculares está lleno el planeta. El país está desfasado y eufórico, que es lo que le pasa siempre que alguno de los nuestros logra despuntar. Más bien disfrutemos a nuestros futbolistas y dejemos de ser tan colombianos.
También vale la pena aclarar que si te da por añadir simbología de Antioquia, Atlántico, Boyacá o Nariño esto se transforma en un sinvivir, en una pesadilla. ¡Y no me digas que no!
