Una historia para recordar
En febrero de 1997, muchos estudiantes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Autónoma de Occidente recibían una conferencia magistral de Jaime Garzón Forero. Una conferencia que ha marcado un antes y un después para esa generación y las posteriores de colombianos y colombianas que hemos tratado de hacer algo por el país, desde el lugar desde donde estamos.
Desafortunadamente, en esa conferencia magistral se mostraron muchas de las situaciones que en estas fechas se están viviendo en Colombia. Fue como un augurio, como una premonición, de lo que 24 años después estaría por venir.
Esto que hoy estamos viviendo como ciudadanos en las últimas semanas (un paro nacional con muchos actores sociales que ven, sienten y sufren cómo se despilfarra el erario público, cómo se normaliza el modelo clientelista y cómo se toman los diversos organismos de control para poseer plena impunidad) es fruto de los hijos de esa generación, jóvenes que ven que no tienen futuro en un país que, aunque rico en recursos naturales, es pobre en su visión de futuro como colectivo. No teníamos hasta ahora una conciencia colectiva.
Hoy en día, con este paro nacional, podemos decir que ya hemos parido una conciencia social colectiva. Debemos seguir alimentándola, robusteciéndola y mostrando esta indignación para corregir el rumbo de una nación que tiene todo para ser grande, pero no dirigentes serios y comprometidos con el bienestar común de nuestra sociedad.
Nosotros y nosotras somos y pertenecemos a esa “generación de la guayaba” (Andrés López, febrero 2004), que no supo escuchar a un Jaime Garzón contestatario, critico político, constructivo y conocedor de todo el entresijo del poder en Colombia. Por esas apreciaciones que hizo en la ciudad de Cali y otras afirmaciones que realizó en su vida como activista social y político se proyectó su muerte. Ya hay algunos responsables de su magnicidio, y aún quedan otros pendientes de responder.
Las realidades de nuestra Colombia
Esta realidad no solo se siente en el país, sino también en el resto del mundo. Solo en España ya llegamos a más de cien mil colombianos en estado irregular, la inmensa mayoría de migrantes, que salimos por estas realidades económicas sociales y políticas a las cuales nos han abocado las últimas administraciones. Por eso nos solidarizamos con la juventud colombiana; esa juventud que un día representamos, aunque no supimos ver ni hacer absolutamente nada para enfrentar lo que se nos vendría mas adelante: un Estado paupérrimo, corrupto y permeabilizado por el nuevo narcotráfico, además de un Estado igual a su presidente, totalmente inepto para atender las necesidades de su gente.
Que nos faltó
Sí, así como lo leen en el título de este artículo. Nos faltaron los huevos (y ovarios) suficientes para poder hacer el cambio que necesitaba el país en ese momento. Nos concentramos en un proceso 8.000 que nos quitó la venda, y nos dimos cuenta de que éramos un Estado patrocinado por una clase emergente, por el narcotráfico y su poder oscuro y criminal que ha permeabilizado toda la sociedad colombiana en los últimos 50 años.
Elegimos a una administración Pastrana que engañó al país con un proceso de paz que hizo fuerte a la guerrilla más antigua del mundo y fue el desastre total. Esto logró poner en el alma de millones de colombianos que la única alternativa y forma para poder avanzar era la de la mano firme y el corazón grande de la seguridad democrática. Ya nos dimos cuenta de lo que la violencia del Estado hizo en la administración Uribe I y II, dándonos la imagen de un ser intocable e innombrable, donde gran parte de su equipo ministerial y de órganos del Estado están en la cárcel o ha sufrido investigaciones por corrupción. Algunos andan escondidos a día de hoy
¿Qué es lo que necesitamos los colombianos?
Esta es la pregunta de ese Jaime Garzón que retumba en la conciencia de nuestra generación perdida y que permitió llegar hasta donde hoy hemos llegamos
¿Qué necesitamos para ser un país con libertad, con futuro, con progreso, con paz, con justicia social?
Hay soluciones y todo pasa por lo que el mismo Jaime nos respondió hace 24 años: Usar la constitución y sus herramientas. Usar el derecho al voto. Usar la tutela y el derecho de petición para poder enfrentarnos a ese estado que hoy día es un modelo totalitario, que solo busca mantener en la impunidad a un puñado de personas que siempre han sido el problema.
La solución no pasa por los mismos que están en el poder y por ese 1% de ricos que están desconectados de la realidad nacional y de la realidad de la nación colombiana residente en el exterior.
Haciendo una reminiscencia de Julio Anguita, líder indiscutible de la alternativa española, que en 1999 decía que: “es tener la conciencia libre, para poder decidir, si tengo todos los elementos para tomar una decisión, estoy bien informado, bien formado, me alimento todos los días, tengo techo donde guarecerme tengo una ropa que ponerme y ahí cuando tengo todas mis necesidades básicas cubiertas, tendré la opción, la libertad de como y a quien elegir”.
Necesitamos lo básico para tener libertad, ya que hemos votado como esclavos por generaciones. Hemos votado por un contrato, por un puesto de trabajo, o por tamales y materiales de obra como tejas, ladrillos y bultos de cemento.
Con este paro nacional, con esta juventud y con este nacimiento de nuestra conciencia nacional estamos creando un futuro mejor para toda Colombia.
Que nuestros muertos no lo hayan hecho en vano y que sigamos en la lucha para conseguir en Colombia una ciudadanía libre para elegir.
¡A parar para avanzar! ¡Viva el paro nacional!