No nos damos cuenta, Juanpa, de todo lo que haces para levantar tu gloria sobre el paciente lomo de este pueblo de majaderos.
No nos damos cuenta de cómo has prohibido el glifosato para darle gusto y favorecer a las Farc. Realmente crees que creemos que lo haces para protegernos de un producto cancerígeno que se usa en el mundo entero. Y no nos damos cuenta de que no puedes mostrar un solo cáncer de ese origen. Y no nos damos cuenta de que es el único herbicida conocido con que pueden fumigarse eficientemente los cultivos de tus amigos de La Habana. Y no nos damos cuenta del aumento de un 40 % en las zonas sembradas, cuando ya no usabas el glifosato como te gusta, callando, callando.
No nos damos cuenta, Juanpa travieso, de que siguen prohibidos los bombardeos aunque digas otra cosa. En póker, lo único que se sabe es ocultar la verdad. Pero aquí cañas con par jotas. Nos damos cuenta de que los bombardeos pasaron a la historia. De otra manera, los bandidos, tus socios, no te firmarían el papel con que aspiras llenar las plazas de nuestras ciudades con tu estatua. Ya se reúnen con comodidad centenares de ellos, como los que mataron a los once soldados del Norte del Cauca e hirieron a los veinte que desaparecieron de tu radar publicitario. Que Indumil exporte sus bombas para otros ejércitos. Al de acá aspiras a rendirlo sin bombas en sus aviones.
No nos damos cuenta de la trampita que hiciste declarando al Vaupés, al Guainía y al Guaviare como parte de la Orinoquia. Porque si fueran de la Amazonia no podrías darle licencias mineras a Timochenko. Que deforeste en paz esa Orinoquia condenada a muerte. Su enriquecimiento y tu gloria lo demandan.
No nos damos cuenta de que no has capturado el primer dólar de las Farc. La extinción de dominio no juega con ellos. Comunistas bien ricos es lo que necesitamos, ¿verdad?
No sabemos qué más falte para estimular el uso y la exportación de cocaína. Acaso líneas de crédito de largo plazo e intereses módicos. De pronto te suena la idea. Hay que estimular las decaídas exportaciones. El doctor Perfetti te agradecería el gesto. Ya el pobre no sabe cómo ocultar la crisis. Una ayudita, por favor.
Arreglaste con los maestros. Y no nos dimos cuenta de que las bonificaciones fueron para los que más ganan y ni un cariñito a los de peores sueldos. Pero es que los del sindicato son todos de nivel catorce. Pura casualidad. Y la evaluación tan ingeniosa hará que todos ganen el ascenso. ¿Y ya sabe el ministro de Hacienda de dónde sacar dinero para tanto maestro promovido? O tal vez, ya tengas lista la trampa para la mayoría. Eres tan ingenioso….
No nos dimos cuenta del conejo que le pusiste a los alcaldes con los billones que tenías para gastar en estos meses de campaña electoral. Porque te inquietan más los congresistas, que son los que votan tus proyectos y los que te dan facultades para convertirte en espléndido dictador. Allá ellos cómo se las arreglen con los alcaldes. Tu mantienes tu mesa de paniaguados y corruptos y lo demás vendrá por añadidura.
Te va a ir muy mal en esas elecciones de octubre, Juanpa, lo que significa que tendrás que multiplicar el fraude. Ya debes tener las urnas embarazadas, como lo hiciste en las elecciones del Congreso y en aquellas con las que te reelegiste. Y no nos dimos cuenta. Estamos convencidos de la pulcritud de nuestra democracia, así que no notamos las intrigas con que mueves la escogencia del próximo Registrador. Y no nos dimos cuenta, tampoco, de que ya están celebrados todos los contratos con tu amigo Bautista, el de Thomas Gregg & Sons, especialista imbatible en esas trapisondas. Te vas a robar las próximas elecciones, Juanpa, y tampoco nos damos cuenta.
No nos damos cuenta, qué va, de cómo mueves los hilos para que el Consejo de Estado declare nula la elección del procurador Ordoñez Maldonado. Nombras los parientes del los consejeros en puestos bien remunerados, dispones los nombres de los conjueces que te gustan, cometes cuanta fechoría se requiera para salir de tan incómodo enemigo. ¡Imagínate! Salir de alguien que no cesa de decirte la verdad, siempre tan incómoda. Tu nombre sacrosanto bien merece ese sacrificio.
Y no nos damos cuenta del crecimiento de la lista de tus presos políticos. Lo de Venezuela es cosa de principiantes. Estamos convencidos de que la Corte no obra obedeciendo tus intrigas. Los únicos delincuentes de este país son los uribistas. Tus amigos de las Farc son dechados de virtudes. Y tus compañeros de la “mesa” solo están pendientes de morir para subir a los altares. ¡Y no nos damos cuenta!