El norte de Santander atraviesa una de sus peores épocas de crisis recurrentes por carencia de líderes honestos y de quien lo represente en el Gobierno Nacional con decoro e interés por solucionar problemas. A esto se añade que los gobernantes regionales y locales son lacayos de esos líderes y estafetas de cuanto negociado corroe realidad, estadísticas y oportunidades de vida sana en la frontera.
Hay 9 % de analfabetismo, 35 % de desempleo, 65 % de pobreza, 38 % de cobertura de la educación, 28 % de analfabetismo funcional o laboral, primer lugar en víctimas de minas, y corredor no ecoturístico sino de tráfico de drogas y personas.
Lo gobiernan presos de la picota, un ministro sin sensibilidad social, y un exgobernador que vuelve a la palestra por recoger lo que se le quedo en Palacio.
Más de 5.000 millones van gastados en la campaña y faltan 55 días, además de las maquinarias de alcaldía y gobernación que están aceitadas para servir a los continuistas de las debacles de Díaz y Donamaris, Villamizar, el zar en retorno, y "Copito" Castillo.
El candidato financiado por otros personajes de tula non santa reparte camionetas 4x4 a sus principales líderes al Concejo (12), y usa el método Ramiro para seguir cabeza a cabeza con el candidato de este, Rojas en las encuestas. Son campañas a todo costo con absoluta indiferencia por la aguda crisis y por la situación real que lleva más de 40 años de perpetuación de la pobreza y el fomento de la miseria con violencia y narcotráfico.
Los candidatos de partidos alternos a la gobernación, como el Verde y la UP, apenas tienen eco en una población que, necesitada, vende su voto por mercados, puestos y dádivas. La propuesta de transferencia de tecnologías, nuevas universidad tecnológica, ferrocarriles en vez de 4G y turismo como eje multiplicador por el verde, y derechos humanos, educación y ecoaldeas por el polo pasan desapercibidas siendo valederas para insertar la región en esta era y ponerla a competir en la era de la economía global.
Con este cuadro uno espera que sea el elector un factor determinante, pero aquí las estadísticas son magras. Hay un 65 % de abstención en los records nacionales. Las mayorías dan permiso para que la situación siga y la incertidumbre permanezca. Lamentable. Ojalá cambiara el cuadro y surgieran esperanzas de evolución.
