Normalizado el "cómo voy yo ahí" y nos fregamos todos, por enmermelados

Normalizado el "cómo voy yo ahí" y nos fregamos todos, por enmermelados

"¡Gracias señor gobernador! ¡gracias señor presidente!" ¿Gracias de qué? Buena gestión merece reconocimiento de sus conciudadanos no lamboneria ni política lisonjera

Por: German Peña Cordoba
mayo 03, 2023
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Normalizado el

NORMALIZAR LO INADECUADO ES LA TENDENCIA. Aceptar como normal lo que está mal se ha posicionado, se acepta con obsecuencia y ha logrado que se pierda la capacidad de asombrarnos. Los ejemplos cunden y ruedan como los ríos se dirigen al mar. Lo ordinario es extraordinario y rapidamente transita a consuetudinario. El anterior escenario logra que la mentira repetida con asiduidad, se convierta en una virtual verdad. ¡Es normal lo anormal!.

La mentira otrora condenada severamente, está de moda: mentir se convirtió en virtud, todo anda patas arriba y tranquilamente normalizado. Aceptado socialmente, el soborno, que en lenguaje vernáculo es llamado "Aji", se encuentra normalizado, así las cosas, el famoso CVY que traduce "como voy yo ahí", y que en esferas legislativas se le conoce como "Mermelada" se ve como algo normal. Nos normalizaron que los entes de control llámese procuraduría y fiscalía participen abiertamente en política y hoy tranquilamente, sean jefes de oposición al actual gobierno.

Este estado de cosas, se encuentra tan formalizado y regulado que con frecuencia se escucha decir: "este Alcalde robó pero hizo obras", la anterior perla, socialmente aceptada, se refiere a funcionarios públicos como gobernadores y alcaldes que la normalizacion en boga, les justifica el latrocinio. ¡Es la derrota total de una sociedad!. Viene a mi memoria aquel alcalde de un pueblo mexicano, que justificó la corrupción argumentando que no había robado en grande, si no, poquito. En su absurda lógica, el problema para el Alcalde radicaba en la cantidad expoliada.

La dinamica con que hoy se mueve la información, los intereses económicos y políticos que de ella se deriva, conlleva a extremar el síndrome del llegar primero a la noticia, lo que comúnmente conocemos como "la Chiva". Se anuncian falsedades con una rapidez viral que supera la velocidad de un rayo. Se asume como verdad la mentira que se instala comodamente en el ambiente y de manera definitiva, porque pocos salen a rectificar; lo importante es afectar y joder al otro. Me ha sucedido; en diferentes oportunidades he caído bobamente, anunciando ingenuamente en redes, un fallecimiento y resulta que el muerto no estaba muerto... andaba de parranda. Es el imperio de la mentira que nos hace creer con certeza, que Mefistófeles anda suelto feliz y contento capturando almas y haciendo de las suyas por este enloquecido mundo.

En nuestra inveterada cleptocracia, da igual todo. La normalización se hace presente cuando se expresa exultantes los agradecimientos porque el Alcalde, el Gobernador o el presidente de turno, cumple con su deber de ejecutar una obra pública, que no se realiza con dinero de su bolsillo, si no, con los recursos de los contribuyentes. Se instalan pasacalles lisonjeros donde eventualmente reza: ¡Gracias señor Alcalde!. ¡Gracias señor Gobernador!, ¡Gracias señor Presidente!. ¿Gracias de que? Aunque hay que decirlo claramente: una buena gestión de un gobernante, debe merecer un reconocimiento de parte de sus conciudadanos, no lamboneria ni política lisonjera.

Se normaliza hasta lo absurdo: vivimos un torbellino de cambios que no da tiempo a la serena reflexión; frente a la normalización la ataraxia nos invade, la antimoda se convirtió en moda, los antivalores en valores, la mentira en verdad. El pluralismo moderno nos lleva a una gran confusión y a una crisis de identidad convirtiéndonos en una sociedad adolescente e infantilizada.

No sabemos conducir provechosos procesos de cambio, como el que se nos da, en este coyuntural momento, el miedo inoculado por los medios abyectos al poder paraliza y en ocasiones domina. Insisten en meternos los dedos a la boca cual imberbes adolecentes con novia en el colegio, lampiños y con acne juvenil, pretendiendo convencernos que todo esta normal, que hay que seguir como veníamos, que todo esta muy bien y que "lo construido " por gobiernos anteriores como el del inimputable Pastrana, el afortunado del cementerio Gaviria y el inefable innombrable y su Títere fue lo máximo y no se puede tocar, ni con el pétalo de una rosa.

Ante todo lo anterior, Petrona Oliveros de Peña, mi santa abuela, mi alter ego, diria con acento puro Vallecaucano y adquirido por tantos años de vivir en la Sucursal del Cielo: ¡Velo ve, andate con eje manto a misa ois!.

GERMÁN PEÑA CORDOBA ARQUITECTO- UNIVALLE

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