La transnacional Minesa que aparenta ser minería de Santander, pero que es de origen árabe, presentó un “derecho de petición”, contenido en seis hojas con treinta y un preguntas, al Acueducto Metropolitano de Bucaramanga. En este cuestionaba a la empresa, que finalmente nos representa a todos los bumangueses y a los habitantes del área metropolitana, por estar comprometida con la gran marcha por la defensa del agua y el Páramo de Santurbán a realizarse el viernes 6 de octubre. Preguntaban por qué esta difundía la invitación, dispuso en su página algunos documentos que demuestran la falacia de la “minería bien hecha” y mostraban la afectación que sufriría el páramo del que nacen las fuentes hídricas que permiten el consumo humano para buena parte de Santander, Norte de Santander, Arauca y parte de Venezuela.
Habíamos pensado responderle el derecho de petición, que además de altanero es amenazante, pero no vale la pena “botar pólvora en gallinazos", pues el tal escrito es una imbecilidad de principio a fin. Los tales funcionarios, relacionistas públicos y turiferarios de los árabes, ignoran que una empresa de servicios en Colombia se rige por las disposiciones del derecho privado y puede hacer convenios con organizaciones sociales –compuestas por los usuarios de la misma, que somos los verdaderos dueños del ambiente−. Además, desde nuestras acciones pagamos la propaganda, efectivamente contra Minesa. También, las camisetas que vamos a lucir torrencialmente en la marcha del 6 de octubre, y con pequeños aportes estamos haciendo el gran fondo que permita una lúcida actuación. De hecho, miles de ciudadanos están visitando los barrios, los centros de trabajo, las universidades, colegios e iglesias, donde se viene concientizando a los ciudadanos que “nuestro oro es el agua”. Vamos a contar el 6 con un gran desfile de artistas, ninguno pago, pues no contamos con los ingentes fondos de la transnacional.
Pero además estamos en esa multitudinaria campaña para tratar de contrarrestar el mercantilismo que ha puesto en marcha la empresa árabe que prolíficamente da regalos, canonjías, uniformes e implementos deportivos en barrios y veredas; que invita a opíparos almuerzos y cenas a dirigentes populares para tratar de comprarles su conciencia. Nuestra campaña es que la gente reciba todo lo que le den (como con los corruptos politiqueros, que esquilman los recursos públicos con la compra de votos), pero que nos acompañe a la marcha del 6 y en toda la campaña que debemos desarrollar en el área metropolitana. También que nos alerten si el gobierno cede –por corrupción y beneficio propio de algunos funcionarios− e intenta darle la licencia ambiental. Comencemos a preparar y a materializar un gran paro cívico que se vincule además con el paro cívico que se prepara en Barrancabermeja por la defensa de Ecopetrol, por exigencia de modernización de la refinería y por la recuperación de Ferticol.
Que sepan los árabes y sus vasallos criollos que si quieren nos interpongan los derechos de petición que les dé la gana, que nos demanden por atentar contra el “sacrosanto derecho a la empresa capitalista”; pero no vamos a permitir impasibles que vuelvan nuestro páramo tutelar un queso gruyere para robarse los nueve millones de onzas de oro que proyectan, los quién sabe cuántos miles de millones de onzas de plata y de otros minerales (coltán, uranio, etc.) para el beneficio del rico epulón árabe y para garantizar las sobras a unos cuantos santandereanos mendicantes que venden su dignidad y el futuro de sus hijos, nietos y biznietos por unas migajas.