El panorama político actual en Colombia es todo un espectáculo. Diversos actores políticos empiezan a trabajar arduamente para recolectar una gran cantidad de apoyo que en un futuro no muy lejano se materializará en votos. La formación de coaliciones parece ser inminente, y el apoyo de empresarios, diferentes gremios, y diversos grupos sociales será de gran importancia para determinar quién será el nuevo presidente de nuestro país.
Todo lo anterior lo sabemos, pero para nadie es un secreto, ni una gran revelación, que los partidos políticos se encuentran en lo que muchos han denominado como una “crisis”. Esta crisis se debe a que las personas no se sienten representadas por los partidos políticos como en antaño. Recordemos que fue a mediados del siglo XIX y todo el XX que estos vivieron su época dorada. Durante este período las personas que nacían en familias conservadoras o liberales seguirían con esta ideología hasta su muerte. Era muy mal visto que una persona se cambiara de partido, además las regiones tampoco daban espacio para este tipo de “libertinajes”.
En aquella época, ser liberal o conservador implicaba una forma de pensamiento basado en ideologías y valores que estaban destinados a replicar en su diario vivir y en la política. Es decir, los partidos podían representar a las personas con mucha facilidad y las opciones de las personas eran muy limitadas (solo dos). Existía poca resistencia de las personas para acogerse a un partido y el número de personas que no se identificaban con ningún partido (o que lo hacían público) era muy pequeño.
Volvamos a la situación actual, dejemos atrás la época dorada del bipartidismo, y observemos las posibles causas de esta crisis. Después del 91 la apertura política auspició la creación de nuevos partidos, incluso, fue tal el número de movimientos y partidos que fue necesario incluir umbrales que dieran razón de la supervivencia de los mismos, lo anterior ayudo a salir del caos que provocaba el gran número de partidos. Pero esto también trajo un serio problema, radica en que muchos partidos aparecen y desaparecen, ejemplo de esto son partidos como Alas Equipo Colombia, Movimiento Viva Colombia, Por el país que soñamos etc. Podríamos nombrar a otros partidos políticos, que en sus ires y venires solo han dejado serios escándalos de corrupción, lo cual terminó en su desintegración o en otro caso simplemente no cumplieron con el umbral y desaparecieron.
El nacimiento y pronta muerte de estos partidos generó una desconfianza en los ciudadanos, pues al morir el partido, los integrantes del mismo optaban por cambiar de partido o simplemente crear uno nuevo. Esto funcionó en el 2000. A partir del 2010 se puede observar que las personas cada vez se ven menos representadas por un partido político (a menos que estemos en elecciones), una posible explicación de esto está basada en que las personas cada día se identifican con más cosas y los valores e ideologías que definen a un partido no alcanzan a representar los intereses de los ciudadanos.
El último elemento que debemos tener en cuenta es la corrupción, durante los últimos 2 años el partido Cambio Radical se ha enfrentado a serios problemas relacionado con corrupción, donde al parecer se dan avales a diestra y solo se tienen en cuenta las posibilidades que tenga esta persona de ganar elecciones. Lo anterior es solo es un ejemplo de tantos que hay en otros partidos. Las personas ya no confían en los partidos y no los ven como algo que los representa y ahora han pasado a un segundo plano y los relacionan con la corrupción.
Ahora bien, hasta ahora no hemos visto la gran revelación, pero aquí viene: los partidos se han convertido en representaciones de ciertas figuras políticas. Sí, esa es la gran idea que usted se debe llevar de este artículo, los partidos ya no funcionan solos, el partido Conservador tiene sus figuras en la costa (por ejemplo, Gerlein) que sostiene al partido, el Centro Democrático se mueve por Álvaro Uribe Vélez (o ya habría muerto), Jorge Robledo es quien han mantenido a flote al Polo Democrático Alternativo. Es decir, son las figuras políticas fuertes quienes le dan cara al partido y no al revés. Piense en lo siguiente: Álvaro Uribe se va del CD y crea un nuevo partido, ese nuevo partido posiblemente este destinado al éxito, pero el CD está destinado a la muerte. Lo anterior nos muestra que estamos en una época de cambio donde los partidos son meramente personalistas.
Lo anterior, se debe a que las personas prefieren depositar su confianza en personas, se sienten tan decepcionados por la falta de seriedad y responsabilidad de los partidos que ven más factible creer en una persona, a alguien que consideran su igual (como individuo), que también lo mueven pasiones, gustos, deseos y otras cosas, alguien a quien pueden juzgar, atacar y premiar según su desempeño.
En este orden de ideas, muchos pensarán que los partidos seguirán subsistiendo, la verdad es que su fin está a la vuelta de la esquina. Miremos el caso de Peñalosa, él se convierte en alcalde de Bogotá en el 2015 sin necesidad de un partido, después se le unen algunos partidos, pero él se fue sin partido a las elecciones. Y es el mismo fenómeno que se está presentado en este momento la mayoría de los candidatos están por firmas, Vargas Lleras, Juan Carlos Pinzón, Humberto de la Calle, Martha Lucia Ramírez y otros que también están preparándose para hacer los mismo. O también existen personas que ya las recogieron disfrazada de propuesta ciudadanas, es el caso de Claudia López y Viviane Morales, la primera se queda con la bandera anticorrupción con cerca de 4 millones de firmas y la segunda hondea la bandera de la familia con casi 3 millones de firmas.
Podemos predecir que el nuevo presidente de Colombia se va definir por el número de figuras representativas que se unan a X o Y campaña política, por ejemplo: La campaña de Claudia López además de Robledo y Fajardo necesita a otras figuras, podría traer a De La Calle, Marta Lucía, entre otras muchas. Su éxito dependerá del número de figuras que logre atraer y no el número de partidos como en antaño.
Para concluir, quiero plantear por que no se han acabado aun los partidos, y existen dos razones. La primera, es que aún existe una generación rezagada que tiene amor a los partidos tradicionales, pero esta generación está a punto de terminar. La segunda es por las bancadas del senado, tener un partido permite manejar la bancada con mayor facilidad, pero con el fenómeno que lidera Claudia López, Sergio Fajardo y Jorge Robledo en el cual hacen coalición para ganar curules en el Senado, están dándole la estocada final a los partidos. Finalmente, los invito a pensar lo difícil que será gobernar este país sin partidos. En realidad, es un reto que puede traer resultados interesantes o causar desastres como ha pasado en el Perú.