Aún más interesante que el hecho de que parezca una ficción --siendo completamente un documental-- es ver cómo con una mirada paciente, la de un nieto (Hermes Paralluelo, su director) que se dedica a ver a sus abuelos y valiéndose de esta cercanía tan íntima, termina por documentar un tema tan inacabado para el cine como es el amor. Por supuesto No todo es vigilia no es fácil de ver, como no es fácil verse a un espejo cuando hay que confrontarse. Es una lección de vida proyectada pero sin dosis morales. Considérela una proyección de nuestro futuro en una pantalla de cine, y no como la de Alien, o Blade Runner, sino más bien parecida a aquella escena final de Man of the Moon con Jim Carrey, que desde la muerte y una canción nos explica lo fácil y saludable de abrazar al otro sin conocerlo.
No todo es vigilia también podría tomarse como un consejo desde la sabiduría de aquellos que nos criaron, y nos termina por mostrar un contraste entre sus relaciones y las de nosotros. Entre lo que se mantiene firme y lo que se desecha con un drama infantil o con desdén. Es una lección tremenda de madurez por supuesto y es una película que le exige mucho a uno como espectador, pero porque entrega mucho de sí misma. Su ritmo es lento, pero eso es bello porque no todo tiene que ser rapidez, puede haber contemplación y sosiego, como el de un amor en silencio, consiente de la presencia del otro sin otra recompensa mayor que la de esa presencia leal que ahí firme se mantiene.
No hay cabida para pensamientos banales, por ende no es una comedia romántica de dos viejitos tiernos. Producen una ternura tremenda, eso sí, pero una que desde la quietud nos habla directo a los ojos, fuerte, serio, racional y con los pies en la tierra, no les dé por confundir ahora ternura con gordura y arrugas. Esto es el amor te lo dicen en la cara, y puede que ya se haya acabado hace décadas, pero esto es una relación de pareja, es una familia.
El villano aquí, y como en todas las películas de la historia sobre dos que no se quieren separar, es la muerte. A pesar de ser etérea, se las arregla para mostrarse a través de una fotografía en claro oscuro y una puesta en escena preciosista. No todo es vigilia compensa la paciencia que hay que tenerle con esa belleza que cuadro a cuadro nos muestra. Cada fotograma es un logro de buen gusto absoluto.
No la deje de ver y no la pase por alto no porque sea una coproducción entre España y Colombia, producida además por Diana Ramos (Anna) y Jacques Toulemonde (director de Anna y coguionista de El Abrazo de la Serpiente), sino porque es un documental tremendamente necesario para crecer como personas, y que de entrada es tan extraño, que no parece un documental totalmente, sino un viaje entre el documental y la ficción que desdibuja las líneas entre los dos.
Por último, No todo es vigilia es una película sobre adultos mayores más útil para las parejas jóvenes que para los mismos viejos. Insisto, no es fácil de ver, pero la encontrará preciosa.
¿Dónde puede verse?
Se puede ver en Cine Tonalá Bogotá. Centro Colombo Americano de Medellín. Museo de Arte Moderno de Medellín – MAMM. Cinespiral y pronto en La Cinemateca Distrital y la Cinemateca Museo La Tertulia en Cali.
