“No soy un clon de Lucho Garzón”

“No soy un clon de Lucho Garzón”

Aunque es un delfín de la izquierda, Eduardo Garzón defiende su propuesta “hagamos una paz sin indiferencia” con la que quiere llegar a la Cámara de Bogotá por el Partido Verde.

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marzo 05, 2014
“No soy un clon de Lucho Garzón”

JMO. ¿Usted está en  campaña porque quiere ingresar al exclusivo y no muy democrático club “de los delfines”, ahora tan de moda en nuestra rutina democrática-electoral. “Usted cree que le toca ya el turno” ¿Qué hay detrás de su aspiración?

EG Mi diferencia es grande con ellos. Mi nombre no sale de la nada, pues  durante  años he construido una historia partidista como  directivo de organizaciones políticas de izquierda democrática – El  Polo Independiente, el Partido Verde y ahora de la Alianza Verde - . He hecho el  trabajo  que me da  experiencia política, desde recoger firmas y repartir volantes; he apoyado, con resultados diversos, a distintos candidatos, empezando por mi papá, Lucho Garzón,  para la Alcaldía de Bogotá. Obviamente me  influye  el hecho de  ser hijo de político y de  venir de una familia que valora  la política y respeta el quehacer político.

JMO. ¿A que sectores ciudadanos, de bogotanos, quiere usted representar en la Cámara?

EG. Nací, crecí y me formé en un medio  de izquierda democrática. Compartí y viví de cerca la experiencia del primer gobierno capitalino con un claro perfil alternativo y con vocación de ampliación democrática;  me identifiqué con unos procesos y banderas sociales que le dieron prioridad al ser humano, “estar pendiente no solo de la bicicleta sino del ciclista”. Los cuatro años de la “Bogotá sin Indiferencia” fueron para mí años de aprendizaje sobre cómo abordar y resolver los problemas concretos de la gente y de las comunidades, como estructurar y ejecutar un plan de desarrollo y transformar realidades sociales y políticas. Lo que entonces  aprendí sobre Bogotá   me llevó a querer ser representante de la ciudad, de mi ciudad, en el Congreso.

JMO. ¿Qué pueden esperar sus electores y en general la ciudadanía, de su compromiso y de su trabajo en la Cámara?

EG. Partiré de aprovechar la experiencia y las enseñanzas de un gobierno de la ciudad que fue exitoso en su tarea.  Aprendí que hay asuntos que dependen del Alcalde y su administración, pero  otros  son de responsabilidad nacional. Nos hizo falta una mayor articulación del gobierno distrital con los congresistas de Bogotá. Por ello, lo digo con convicción, que pueden contar que conmigo tendrán una voz en el Congreso –  empezando por la discusión del Plan de Desarrollo y de  los presupuestos de la Nación-.

JMO. ¿Se propone trabajar más en equipo con la administración de la ciudad?

EG.  Correcto. Más allá de las diferencias políticas hay que trabajar para que tengamos en el Congreso y más específicamente en la Cámara, una verdadera bancada que represente y defienda los intereses de Bogotá.

JMO. Llegando al Congreso,  va a  tener que hacerle frente a una situación en Bogotá  bien complicada y polarizada ¿Cómo la abordaría?

EG. Hay que hacerlo  con serenidad, para recuperar mucho bueno que se ha hecho y cambiar lo malo. Importantísimo, recuperarles a los bogotanos su autoestima y su orgullo con la ciudad que permitió  por ejemplo, y en una decisión mundialmente inédita, que los bogotanos voluntariamente pagaran más impuestos. Autoestima y orgullo para que todos trabajemos por una mejor ciudad. En este punto quiero destacar que  contaré con la asesoría y apoyo del equipo humano que acompañó a mi papá en la exitosa gestión de la ciudad. Un verdadero y probado equipo de gobierno apoyando mi trabajo de congresista.

JMO. En el Congreso se necesita tener un tema, una bandera, una causa con la cual se identifique y lo identifiquen ¿Cuál será la suya?

EG. Mi mensaje es “hagamos una paz sin indiferencia” a partir de las posibilidades de cambio que ofrecerían los Acuerdos de La Habana, para lo cual debe  acordarse  y ejecutarse una agresiva y ordenada política social, con prioridad para  la educación,  pieza fundamental para la construcción de la Colombia del postconflicto. Y en ello me jugaré a fondo, basado en lo mucho y bueno que hicimos en Bogotá al respecto. Urge pasar de un país donde la porción más importante de los presupuestos es para la guerra, a uno en que lo sea para la educación.

JMO. Usted cree  que en la experiencia de la Bogotá sin Indiferencia hay  experiencias y acciones que serían aprovechables para construir un camino, unas políticas para construir la paz de Colombia…

EG. Sí por la sencilla razón de ser  experiencias, políticas y acciones de gobierno que fueron exitosas y marcaron un derrotero de lucha contra la pobreza que, a la fecha, sigue dando resultados.

JMO.  ¿Y de todo esto que dice Lucho Garzón?

EG. Me siento orgulloso de él, pero eso no significa que sea su copia o clon. Tenemos coincidencias y diferencias, normales entre dos personas que se quieren, se admiran y, fundamental, se respetan. Me inspira en la forma como concibo y hago la política, pero nada más. Siempre me he buscado mi propio espacio para generar y preservar mi identidad personal y política.

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