"No son estudiantes, son vándalos y guerrilleros"

"No son estudiantes, son vándalos y guerrilleros"

Esta frase enmarca algunos de los prejuicios con los que se ven a las personas que protestan exigiendo la ampliación del presupuesto para las universidades públicas

Por: Maria Fernanda Ricaurte González
noviembre 09, 2018
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Foto: Twitter @ACREESCOL

Hay muchas maneras por medio de las cuales usted pudo verse afectado por las manifestaciones, en caso de que no haya participado activamente. Sin embargo, las principales quejas provienen de las dificultades en el tráfico y la violencia hacia la Fuerza Pública.

Si vive en las ciudades, al menos debió verse afectado por los bloqueos viales y reprobó las marchas estudiantiles porque no le permitieron llegar a tiempo a su destino. Evidentemente es imposible que una protesta efectiva no incomode a alguien. Una marcha debe paralizar porque de esa forma los que están alrededor se enteran de las exigencias. Si una marcha no incomoda a nadie, nadie se va a unir a las luchas, nadie va a apoyar las peticiones porque a nadie le va a afectar.

La idea de hacer una marcha no es un simple capricho anticuado. Es para que los incomodados sepan lo que pasa en el país, que sientan por unos segundos lo que es ser víctima de la injusticia, que sepan que la gente en Colombia sufre sin que ese sufrimiento sea culpa de ellos. La idea es que entiendan que a la gente en este país les violan sus derechos primordiales sin que puedan pegar un grito en el cielo.

Por otro lado, si estuvo al tanto de las noticias en los medios tradicionales debió sentirse indignado, enojado, avergonzado, etc., de ver a un miembro de la Policía en llamas. Algunos dicen que el ataque fue hecho por estudiantes. Los estudiantes dicen que fue hecho por infiltrados. Pero ese no es el punto.

Simplemente, no hay una justificación para que unos "individuos" hayan prendido fuego a un Policía usando la marcha como excusa. Pero tampoco hay justificación para que la Fuerza Pública golpee, ataque y secuestre estudiantes. Me extendería letras y letras mostrando casos en los que la Fuerza Pública ha usado su fuerza de forma desmedida contra los protestantes sin importar que sean estudiantes, profesores, ancianos,etc. Si usted no acepta este hecho, no es por falta de pruebas sino por falta de sensatez.

No es nuevo que en la dinámicas del conflicto social colombiano exista la violencia física. Los colombianos se han acostumbrado a vivir en una sociedad en la cual la violencia se origina desde el hogar, la que es el ‘núcleo de la sociedad’. El maltrato intrafamiliar en todas sus formas crece cada día más. Tampoco es nuevo que la violencia en las manifestaciones sea lo único que nuestros inútiles medios de comunicación muestran. Desafortunadamente, tampoco es nueva la represión por parte del Estado hacia los que no estamos de acuerdo con el gobierno de turno.

Esa represión la justifican los que están en contra de la protesta social. La justifican los colombianos que se niegan a creer en el valor de las movimientos sociales como elementos de participación social y política. La justifican los colombianos que no quieren entender los objetivos de las protestas.

Esa indiferencia y rechazo provienen del hecho de que las protestas no están a favor de las mayorías, es decir, de los diez millones de votantes a favor de Duque. Porque cuando las protestas son en contra del aborto, a favor (supuestamente) de la familia, en contra de los derechos LGBTIQ, etc., solo ahí sí son apoyadas por el Estado y por los ciudadanos que apoyan la represión.

Estos ciudadanos piden innovación en la manera de exigir nuestros derechos. Dicen “ese no es el método”. Entonces, ¿cuál es el método? Los invito a compartir su manual sobre la forma correcta de hacer que el gobierno escuche las peticiones sin que incomode a alguien. Pero los ciudadanos que legitiman estos gobiernos no lo hacen, porque es mucho más fácil criticar lo que otros hacen sin aportar estrategias que sirvan para resolver el problema.

Los que se quejan y exigen sus derechos en este momento son los estudiantes. No hay que dejar que los conformistas les quiten las ganas de cambiar este país. No dejen que les llenen la cabeza de mediocridad. Algunas veces, los que reprimen y son oprimidos con orgullo, justifican sus críticas diciendo que ellos también fueron estudiantes, salieron a marchar y también fueron revolucionarios. No les crean, es mentira. Si realmente hubieran luchado seguirían apoyando estas luchas. Si realmente hubieran sido revolucionarios Colombia no estaría como está.

Hay que protestar contra la violencia, contra la corrupción, contra la opresión. Hay muchos problemas en Colombia por los cuales vale la pena salir a marchar. Pero por ahora, volquemos todo nuestro apoyo a los estudiantes universitarios. Ellos hablan por las luchas y necesidades del país.

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