No quiero justificar lo ocurrido el pasado 6 de julio en el corregimiento de Tasajera (jurisdicción del municipio de Pueblo Viejo, en el departamento del Magdalena). Sin embargo, sí es importante que sepamos que una de las tantas causas por las cuales algunas personas en esta región actúan de esa manera se deben a la situación desesperante en la que se encuentran.
Confieso que me dolió ver las imágenes desgarradoras de los “saqueadores”, como algunos los calificaron, cuando explotó el camión cargado con gasolina. Por eso con rabia e impotencia digo: el gobierno nacional es el responsable de esta desgracia. Para colmo, la situación nuestra cada día será peor, los clanes políticos saben que un pueblo con hambre es fácil manipular: la Ñeñepolitica es el más claro ejemplo de esto que afirmo.
¿Cómo explicamos que una comunidad que está a solo treinta minutos de Barranquilla, "el polo de desarrollo de la costa norte de Colombia", esté en esas condiciones tan inhumanas y tan deprimentes? Germán Vargas Lleras, los Char y Elsa Noguera siempre se han dado golpes de pecho argumentando que La Arenosa está en el sitial en que hoy se encuentra gracias a ellos, pero esconden la verdadera situación del pueblo barranquillero y sus zonas aledañas.
No solamente es Tasajera la que está en esas condiciones, es toda la Costa Atlántica. Por ejemplo, Cartagena, la ciudad fantástica (Vives quizás quiso decir la “ciudad fantasma”), está peor. el 80% de sus habitantes son trabajadores informales, porque el gobierno nacional cerró muchas empresas y acabó con las fuentes de empleo.
Compañías tan importantes como Colpuertos, Fábrica de Jabón Daniel Lemaitre, Atunes de Colombia, Termoeléctrica de Bolívar, Electrificadora de Bolívar, Corelca, Álcalis de Colombia, Petroquímica, Conastil, Abocol, Cabot, Cementos del Caribe y otras que se me escapan fueron clausuradas, muchas de ellas durante la famosa apertura económica de César Gaviria Trujillo.
Los jóvenes de la época que no contaban con la suerte de entrar a la universidad cuando terminaban su bachillerato tenían la opción de ingresar a una empresa en donde devengaban un salario más o menos digno y con ello mejoraban su calidad de vida, hoy ni universidad ni empleo hay para ellos. ¿Cuál es el futuro de esos jóvenes? ¿Tener mujer y/o marido e hijos? ¿Cómo mantienen a sus familias?
Lo que sucedió en Cartagena, con las empresas que desaparecieron, ocurrió en Barranquilla y en toda la región caribe. Ferrocarriles Nacionales, las electrificadoras de la Costa, Telecom y otras cerraron sus puertas, por lo que muchas familias quedaron desprotegidas y los costeños quedamos sin fuentes de trabajo. De hecho, los que tienen suerte de conseguir algo son vinculados por medio de bolsas de empleo, en donde los explotan y reciben un minino como salario.
Muchos costeños no solo quedamos desempleados, las empresas de servicio público domiciliario fueron privatizadas y cancelamos, al capricho de los socios de dichas multinacionales, los servicios más caros del país; con el dinero que pagamos por la factura de Electricaribe, en Medellín cancelan agua, luz, gas, aseo y les sobra plata.
En el campo los labriegos tenían sus tierras para cultivar y criar sus animalitos; en municipios como El Carmen de Bolívar y otros como San Jacinto y Ovejas encontrábamos plantaciones de tabaco y decenas de factorías en donde procesaban la hoja, que generaban mano de obra.
Los Montes de María eran la despensa agrícola de Cartagena y Barranquilla, el costeño que no trabajaba en la ciudad tenía su pedazo de tierra para hacer sus rosas o cultivos de yuca, plátano, ñame, maíz, ajonjolí, aguacate, zapote, nísperos, etcétera. Hoy estas tierras están dedicadas al cultivo de palma africana o a la ganadería extensiva. ¿Quiénes son sus propietarios? ¿Los campesinos pobres? Grandes empresarios, muchos de ellos del interior del país. Los costeños estamos desesperados ante la carencia de oportunidades de empleo, a esto se debe la pobreza extrema y miseria que campea por todos los rincones.
Gobernantes como Carlos Caicedo, interesado en sacar a su departamento adelante, son perseguidos, no los dejan trabajar, los quieren inhabilitar o eliminar físicamente. Lo importante para los corruptos es quitarlo del camino. Un departamento como el Magdalena, sumido en el abandono total, no les conviene a ellos que salga adelante, porque después no lo pueden manipular como siempre lo han hecho.
No es Tasajera, no es Cartagena, no es La Guajira, también es Córdoba, Sucre, Bolívar, Atlántico, Cesar, San Andrés Islas, es decir, toda la Costa Atlántica la que está en condiciones lamentables; llegamos a cualquier pueblo y encontramos a los jóvenes sin nada que hacer, sin tierras para trabajar el campo, su calles destapadas, sin acueducto ni alcantarillado, quizás con energía eléctrica, en donde un pobre labriego por dos bombillos que tenga en su casa, sin nevera ni otros accesorios, paga una factura de casi cien mil pesos mensuales, pero en el mes si le llega el servicio 15 días es una gran suerte.
Los costeños debemos unirnos para erradicar la pobreza extrema y la miseria que campea por doquier, pero para hacerlo debemos acabar los clanes políticos que siempre han gobernado en estos departamentos y municipios.
¡Ya está bueno tanto abuso!