Antes de ser el presentador estrella, asediado por Caracol Televisión y Revista Semana, Juan Diego Alvira se crió en los años 80 en una familia de clase media en el pueblo Ortega, Tolima donde vivía con su abuela materna y hermano mientras sus padres vivían en Bogotá.
En una entrevista para el Nuevo Día, recordó con nostalgia la casa de su abuela que tenía un solar y patio gigante en el que se la pasaba jugando con los gallineros y perros. Lo que más le gustaban eran los tamales que le preparaba. No era el único manejar que comía, por esos días el menú incluía desde bofe, fritanga hasta lechona. No negaba nada.
Cuando se graduó de bachiller en el Colegio Franciscano Jiménez de Cisneros donde nunca fue un estudiante sobresaliente, con mucho esfuerzo sus papás lo enviaron a estudiar a Bogotá la carrera de comunicación social en la Sergio Arboleda. Los fines de semana sabía que la cita era en la terminal de transporte de Salitre donde cogía un Bolivariano para que lo llevara hasta La Musical para visitar a su mamá. Montar bus se volvió en su plan de viernes y domingo cuando regresaba apenas para iniciar clases.