Me siento en el deber de expresar mi sincera gratitud a las múltiples manifestaciones de ciudadanos que proponen mi nombre como candidato a su alcaldía. Asumo que el reconocimiento que hacen estos paisanos va dirigido también a todos quienes en el día a día laboramos tejiendo la esperanza.
A los pastusos y pastusas que han depositado su confianza en el maestro Henry Barco Melo, les informo que desde mi ideario y mi práctica política, por ahora, con humildad, deseo participar en la discusión y construcción de una gran Convergencia Alternativa y Progresista, con claros horizontes y sentidos que nos lleven a profundizar en los valiosos logros humanos alcanzados por la alternatividad en Nariño, esta alternatividad que ha sido creadora de muchos derechos sociales construidos participativamente (como los cabildos de presupuestación participativa y que lucha sin descanso por la paz, la vida y el buen vivir de todos los seres humanos por ser ellos quienes hacen posible la existencia del Estado.
Somos cientos de miles los hombres y mujeres que desafiando todos los peligros y persecuciones participamos y aportamos, con valentía, rebeldía e inteligencia a los procesos alternativos que trabajan por la justicia social, económica, ambiental, política y cultural. Somos cientos quienes hacemos parte de movimientos y organizaciones alternativas, y en general el pueblo pastuso y nariñense nos hemos convertido en un ejemplo de coherencia y claridad política y social. Así lo reconocen la mayoría de colombianos. Somos un verdadero patrimonio de la nación y es nuestra obligación salvaguardar y hacer crecer este patrimonio.
Sin embargo, también es la hora de adoptar sanas posturas autocríticas y hacer un balance objetivo de nuestra incidencia en el desarrollo integral de nuestra región y corregir lo necesario en función del buen vivir de nuestro pueblo. A esta tarea quiero prestar mis mejores esfuerzos.
Es tiempo de actuar con grandeza. El momento histórico exige seguir inspirándonos en la paz integral. La guerra causa dolor, mucho dolor, el relato de la muerte en Nariño no puede tener escucha. El asesinato de inocentes colombianos, de líderes sociales, debe pararse. Es necesario frenar a las fuerzas oscuras que cada día se tornan más amenazantes y crueles en Colombia, América Latina y el mundo. La derecha y la extrema derecha que han gobernado Colombia durante ya 200 años no tienen ninguna autoridad moral para cuestionar los procesos alternativos ya que nosotros nunca hemos gobernado desde el poder nacional.
En Nariño, es necesario recordarles a los partidos tradicionales que antes del año 2000 el departamento fue saqueado y quebrado por sus gobiernos. Ahora después de casi 20 años el departamento ha sido recuperado, es viable.
Dicho esto, es mi obligación recordar que al otro día de mi renuncia al cargo de secretario de Educación, manifesté públicamente y con convicción: “deseo volver a mi esencia, la educación y la pedagogía liberadora y formadora de ciudadanos autónomos y humanitarios, desde esos lugares seguiré contribuyendo a la construcción de la paz”. Esta decisión la mantengo y por lo tanto anuncio que: no seré candidato a la alcaldía del municipio Pasto.